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ELVIN MUNGUÍA,<br />
Escritor hondureño<br />
El cernidillo se <strong>de</strong>jó caer como un<br />
sueño que va arribando <strong>de</strong>spacio,<br />
como una niebla que nos va robando<br />
la conciencia y nos sume en un<br />
plano <strong>de</strong>sconocido pero egregio.<br />
En ese instante, al doblar la cuadra,<br />
Maúrs escuchó las distantes risas<br />
que <strong>de</strong>ambulaban por la calleja<br />
provenientes <strong>de</strong>l Lupita Cockroach.<br />
Los consuetudinarios se <strong>de</strong>svivían en<br />
recordaciones al escuchar la música <strong>de</strong><br />
banda en la sinfonola digital. Un <strong>de</strong>je<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sagrado se marcó en el rostro<br />
<strong>de</strong> Maúrs, mientras que Fantasma,<br />
se sintió con toda libertad para<br />
tararear aquel espantajo que salía <strong>de</strong><br />
las tubas y los clarinetes, seguido <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong>stemplada voz que en los oídos<br />
<strong>de</strong> un oyente con gustos pobremente<br />
refinados, igual podrían ocasionar el<br />
más fatal <strong>de</strong> los ascos.<br />
Pronto, al cruzar la puerta metálica,<br />
los ojos se acostumbraron a la<br />
menesterosa luz <strong>de</strong>l bar, sólo las<br />
pantallas LCD puestas, una sobre las<br />
recámaras <strong>de</strong> cerveza y la otra casi en<br />
frente, daban la iluminación necesaria<br />
para que nadie diera tumbos en un<br />
mundo ciego. Se sumaba al trabajo<br />
<strong>de</strong> alumbrar aquel reducido salón, la<br />
sinfonola, ubicada en una esquina que<br />
no paraba <strong>de</strong> cantar y <strong>de</strong> brillar sus<br />
luces rojas y llamativas.<br />
En la barra, una joven con un<br />
tatuaje en la espalda en forma <strong>de</strong><br />
alas, acompañaba al barten<strong>de</strong>r. Éste<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su comodidad, se limitó a<br />
preguntar a Maúrs por la cerveza <strong>de</strong><br />
su preferencia.<br />
En el reservado, a través <strong>de</strong>l monitor<br />
<strong>de</strong> las cámaras <strong>de</strong> vigilancia, puesto<br />
en la pared <strong>de</strong>l costado <strong>de</strong>recho don<strong>de</strong><br />
Maúrs se había sentado, se podía ver<br />
a unos muchachos que conversaban<br />
y reían, mientras otros se <strong>de</strong>jaban<br />
acariciar la garganta con tragos<br />
nutridos <strong>de</strong> cerveza.<br />
En la mesa cercana a la ventana<br />
que daba a la calle, tres parejas se<br />
entretenían en una plática que por más<br />
banal que pareciera, arrancaba las más<br />
honestas carcajadas.<br />
El Fantasma no dijo nada, también<br />
le sirvieron una cerveza junto a un<br />
recién aseado tarro que <strong>de</strong>sprecio<br />
porque prefería beber directamente <strong>de</strong><br />
la botella.<br />
El frío <strong>de</strong> afuera se quedó soplando<br />
entre la calle y los tejados, no podía<br />
entrar a aquel cálido habitáculo don<strong>de</strong><br />
las cervezas frías parecían ser servidas<br />
en el día más caluroso <strong>de</strong>l valle.<br />
Hubo una pausa, luego la sinfonola<br />
cambió la música <strong>de</strong> banda por algo<br />
más <strong>de</strong>cente. Rigo Tovar y su Costa<br />
Azul apareció en la pantalla con<br />
sus anteojos Ray Ban mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
Aviador Italiano, su espesa melena<br />
y cantando una tonadilla graciosa:<br />
‘Perdóname mi amor por ser tan<br />
guapo’. El Fantasma rió con la letra<br />
<strong>de</strong> la melodía y los fulgores <strong>de</strong> la luz<br />
ochentera que <strong>de</strong>stellaban en el viejo<br />
vi<strong>de</strong>o. —Perdóname mi amor por ser<br />
tan guapo,/ inexplicable lo que tengo<br />
que sufrir/ las mujeres me seducen me<br />
enamoran/ yo simplemente me tengo<br />
que <strong>de</strong>jar.—<br />
A las espaldas <strong>de</strong> Maúrs, una señora<br />
movía rítmicamente los hombres,<br />
mientras le daba besos al señor que<br />
la acompañaba y que si por él fuera,<br />
en ese momento se hubiese puesto <strong>de</strong><br />
pie y a bailar con aquella guapa señora<br />
que se pegaba a él en cada trepidación<br />
<strong>de</strong> hombros, como lo hicieran, quizá,<br />
antaño.<br />
La chica <strong>de</strong>l tatuaje <strong>de</strong> las alas <strong>de</strong> ángel,<br />
quien ya tenía alguna hora <strong>de</strong> estar ahí,<br />
no se había percatado <strong>de</strong> la presencia<br />
<strong>de</strong> El Fantasma. La curiosidad la<br />
obligó a quedarse auscultando aquel<br />
ser que parecía translúcido o que más<br />
bien, a voluntad, se hacía el invisible.<br />
Ella le sonrió al fantasma y él se<br />
manifestó un poco más real y ya los<br />
<strong>de</strong>más disfrutantes <strong>de</strong> aquel místico<br />
lupanar, pudieron percibirlo con sus<br />
retinas, pero no les dio más curiosidad<br />
que aquella que da cualquier aparición<br />
en un lugar como este. Rigo Tovar<br />
concluyó su: Perdóname mi amor por<br />
ser tan guapo. Otra canción entró en<br />
la escena, otra más mo<strong>de</strong>rna. Selena<br />
Gómez salía en un pobre vi<strong>de</strong>o con<br />
gran presupuesto y poco ingenio,<br />
mostrando la silicona. Quizá alguna<br />
<strong>de</strong> las chicas que iban saliendo <strong>de</strong>l<br />
Lupita Cockroach, cuando Maúrs<br />
junto a Fantasma iban doblando la<br />
esquina, la pusieron en el playlist <strong>de</strong><br />
la sinfonola y no pudieron alcanzar<br />
a escucharla por la extensa sesión <strong>de</strong><br />
banda.<br />
No hubo reacción <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los<br />
parroquianos y la canción pasó sin la<br />
gloria que espera un fan y sí, con toda<br />
la pena que pue<strong>de</strong> dar un puerco en<br />
patineta.<br />
La sensualidad <strong>de</strong> una música se<br />
esparció por el salón. Agitó a las<br />
gentes cerca <strong>de</strong> la ventana. Never Tear<br />
Us Apart’ <strong>de</strong> INXS se hacía sonar<br />
entre las tomas <strong>de</strong> los rincones Praga:<br />
‘Don’t ask me/ What you know is true<br />
/ Don’t have to tell you / I love your<br />
precious heart. I was standing/ You<br />
were there / Two worlds colli<strong>de</strong>d/ And<br />
they could never tear us apart.<br />
La chica observó largamente al<br />
Fantasma que con cada trago iba<br />
alcanzando su inmanencia. Él lo<br />
percibió y le <strong>de</strong>volvió la mirada <strong>de</strong><br />
una forma tan fálica, que ella sintió<br />
como los espermatozoi<strong>de</strong>s entraban<br />
en sus glóbulos oculares. El tatuaje<br />
<strong>de</strong> alas oscuras pareció <strong>de</strong>splegarse y<br />
alzarse hacia la oscuridad <strong>de</strong> aquellas<br />
pupilas intensas.<br />
Un aroma a aceites exóticos y<br />
carnales se propagó por aquel espacio<br />
entendido únicamente por la joven y<br />
El Fantasma. Un tantra se configuró<br />
simultáneamente en las dos memorias.<br />
Fue como si se reconocieran <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />
vidas latentes que alguna vez tuvieron.<br />
El Samsara los había arrojado tan<br />
cerca esta noche. Ella le sonrió con<br />
la complicidad <strong>de</strong> aquellos que le<br />
sonríen al amanecer y a los recuerdos.<br />
Maúrs enviaba un nuevo mensaje al<br />
inbox <strong>de</strong> quien había sido <strong>de</strong>stinada<br />
para llevarlo por el camino <strong>de</strong>l altar.<br />
Fantasma blofeó y se acercó para<br />
comentar la sensual canción que aún<br />
| Cuento |<br />
LA EVENTUALIDAD DE MAÚRS,<br />
EL FANTASMA Y LA CHICA DE<br />
LAS ALAS OSCURAS EN EL<br />
LUPITA COCKROACH<br />
no acababa.<br />
Luego retornó los ojos hacia los <strong>de</strong> la<br />
joven alada y esta voló por su córtex,<br />
mientras le tomaba, en una tierra<br />
remota, las manos. Era la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un<br />
<strong>de</strong>sierto recién bañado por el sol y los<br />
rumores <strong>de</strong> un río que andaba con su<br />
furia y su benevolencia preservando<br />
la vida.<br />
Los rizos nocturnos caían sobre<br />
el pecho <strong>de</strong> Fantasma y sobre la<br />
superficie <strong>de</strong> la barra. Estaba algo<br />
contrariado con aquellas imágenes<br />
que proyectaban sus neuronas. La<br />
alada joven también se mantenía en<br />
el mismo estado <strong>de</strong> estremecimiento.<br />
Posterior a todo lo que la realidad<br />
<strong>de</strong>l Lupita les mostraba, se vertían<br />
las bocanadas <strong>de</strong> una experiencia<br />
extrasensoria, <strong>de</strong> una memoria<br />
recesiva. Los rizos se extendían<br />
por todo su cuerpo como alas que<br />
lo cubrían; alas que salían <strong>de</strong> la<br />
espalda <strong>de</strong> aquella mujer que había<br />
compartido una cabaña en un <strong>de</strong>sierto<br />
junto a un río don<strong>de</strong> las ovejas y las<br />
cabras, aún rumiaban la felicidad <strong>de</strong><br />
una vida sencilla.<br />
Un trago más <strong>de</strong> cerveza, mientras<br />
el solo <strong>de</strong>l saxo <strong>de</strong> Never Tear Us<br />
Apart entraba. El flash back también<br />
le traía la intromisión <strong>de</strong> unos<br />
recuerdos en otro contexto apartado<br />
<strong>de</strong>l medio oriente y más cercanos a las<br />
costumbres <strong>de</strong> un occi<strong>de</strong>nte violento<br />
e impreciso. Cuántas vivencias habían<br />
experimentado. Cuántos abrazos se<br />
habían curtido a través <strong>de</strong> los siglos.<br />
Siglos <strong>de</strong> memorias que habían ido<br />
acumulándose en cada retorno, en<br />
cada plano distinto <strong>de</strong>l amor.<br />
Ambos habían entrado lentos, lentos<br />
en la realidad <strong>de</strong> la memoria. Ambos<br />
habían ingresado a la habitación<br />
inexacta <strong>de</strong> las remembranzas.<br />
Habremos sido ciertos pensaba<br />
Fantasma.<br />
—¡Qué realidad tan hermosa en este<br />
advenimiento!— se comentaba para<br />
sí la chica.<br />
Otro beso se dio a la marcha por la<br />
espalda, pero esta vez el recorrido<br />
llegó hasta los glúteos. Otro suspiro<br />
y una risita se le dibujó en las<br />
comisuras a la chica. Fantasma no<br />
tenía conciencia <strong>de</strong> aquellos lascivos<br />
pensamientos. Ella insistía en ellos.<br />
Una pierna sintió el cosquilleo <strong>de</strong> los<br />
labios. Un muslo supo que existían los<br />
besos y el suspiro, la lubricación.<br />
Ella sabía que en ese sueño podía<br />
hacer <strong>de</strong> sus fantasías carnales, la<br />
realidad que siempre quiso con aquel<br />
pasado que se manifestaba en ese<br />
hombre recurrente.<br />
Fantasma no había percibido las<br />
variaciones <strong>de</strong> la vida y sus malévolos<br />
gendarmes.<br />
Después <strong>de</strong> los tortuosos 30 minutos<br />
<strong>de</strong> banda, las furtividad <strong>de</strong> las miradas<br />
entre El Fantasma y la chica <strong>de</strong> las alas<br />
oscuras, hubo un respiro. Maúrs no<br />
supo en qué instante Fantasma saltó<br />
<strong>de</strong> la banca y se encaminó hacia la<br />
sinfonola. La pobre, exhausta <strong>de</strong> tanta<br />
porquería que había estado tocando,<br />
esperaba la llegaba <strong>de</strong> un salvador, <strong>de</strong><br />
alguien con gustos más cándidos.<br />
La primera canción fue Detalles <strong>de</strong><br />
Roberto Carlos, luego, Costumbres<br />
<strong>de</strong>l finado Juan Gabriel; De Un<br />
Mundo Raro en la voz <strong>de</strong> Chavela<br />
Vargas; Hola Soledad <strong>de</strong> Rolando<br />
Laserie y en última instancia, La<br />
Copa Rota <strong>de</strong> Alci Acosta, todo un<br />
repertorio <strong>de</strong>sconocido para el siglo<br />
21. Maúrs <strong>de</strong>jó el chat y se fue junto a<br />
El Fantasma que se sonreía <strong>de</strong> aquella<br />
selección musical tan humana. La<br />
chica se animó y le hizo un comentario<br />
a Fantasma. Él se acomodó el panamá<br />
y se rió con la timi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los galanes.<br />
Maúrs seguía preparando su playlist,<br />
cuando volvió la cabeza para ver a El<br />
Fantasma, no se sorprendió cuando<br />
lo vio agitar los brazos y la chica <strong>de</strong><br />
las alas negras usando el sombrero<br />
y riendo con la felicidad <strong>de</strong> las<br />
enamoradas.<br />
La chica <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un rato retiró el<br />
panamá <strong>de</strong> su cabeza y se lo <strong>de</strong>volvió<br />
a Fantasma. Luego sacó su celular y<br />
con cierta suavidad tomó <strong>de</strong> la mano<br />
a Fantasma y lo acercó a su mejilla<br />
<strong>de</strong>recha, se hicieron una foto. Otro<br />
selfie más, sólo que esta vez besándole<br />
la mejilla izquierda. Otra más, pero ya<br />
besándolo en los labios. Cientos <strong>de</strong><br />
años esperando este momento.<br />
Maúrs no vio esto, estaba imbuido<br />
en su lista <strong>de</strong> canciones. “Wish you<br />
were here” encabezaba la selección,<br />
seguida <strong>de</strong> “Alabama song” y “The<br />
end”.<br />
El Fantasma se daba un trago <strong>de</strong><br />
cerveza, mientras sostenía la mano<br />
<strong>de</strong> la chica <strong>de</strong> las alas negras que lo<br />
observaba como quien ve a su ídolo en<br />
un concierto por primera vez.<br />
Maúrs <strong>de</strong>jó la sinfonola y ahora sí se<br />
sorprendió al ver el rostro contento<br />
<strong>de</strong> Fantasma y la confianza que<br />
compartían con la chica: no sólo el<br />
sombrero, la cerveza o los besos.<br />
Fantasma le contó a la chica sobre<br />
esas vidas pasadas que habían gozado<br />
junto al río que atravesaba un <strong>de</strong>sierto<br />
lejano. Le contó sobre las tantas<br />
noches que pasó acomodándole<br />
las estrellas para que ella siempre<br />
encontrara el camino a sus brazos.<br />
Ella no hacía más que sonreírle.<br />
Le relató El Fantasma las primeras<br />
travesías que hicieron por las riveras<br />
<strong>de</strong>l Éufrates y las veces en que<br />
terminaron un tantra a orillas <strong>de</strong>l<br />
Humuya y la zona en don<strong>de</strong> fundaron<br />
su primera ciudad en esa rueda<br />
interminable <strong>de</strong> la reencarnación.<br />
La chica parecía exten<strong>de</strong>r hacia el<br />
techo sus córvidas alas, entre los giros<br />
que le hacía al sombrero con su <strong>de</strong>do<br />
índice <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>recha, sin apartar<br />
la iluminada mirada <strong>de</strong>l rostro <strong>de</strong> El<br />
Fantasma. No podía <strong>de</strong>sapren<strong>de</strong>rse<br />
<strong>de</strong> aquellas historias que por muy<br />
ilógicas que parecieran a cualquiera<br />
que escuchara, a ella le parecían el<br />
relato <strong>de</strong> toda su existencia, <strong>de</strong> la<br />
existencia <strong>de</strong> los dos.<br />
Fantasma fue besado por décima<br />
vez. Maúrs le sugirió otra cerveza y<br />
también, con amabilidad a la chica<br />
que El Fantasma no se dignó en<br />
presentarle. No sabía el nombre, no la<br />
conocía. Únicamente sentía como si<br />
sus almas eran la misma reencarnación<br />
<strong>de</strong> tantas almas que se habían amado<br />
y seguirían amándose hasta el fin <strong>de</strong><br />
la materia. Los consuetudinarios se<br />
mantenían en sus zonas <strong>de</strong> comodidad,<br />
ajenos a todo, ajenos a sí mismos.<br />
La memoria es recesiva pero no <strong>de</strong>ja<br />
<strong>de</strong> aparecer. Fantasma se quedó en<br />
silencio por un instante. La chica le<br />
tomó una foto en aquella pose <strong>de</strong> gran<br />
pensador y le besó por onceaba vez.<br />
Quizá Fantasma en ese momento se<br />
enteró que todas sus canciones las<br />
había marcado la sinfonola y no las<br />
escuchó. Todas esas canciones que<br />
lo habían acompañado por tres años<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sdichas y correos, llamadas y<br />
mensajes sin respuestas.<br />
Esa salud que estaba experimentando<br />
en todo su ser. Qué extraña paz era esa<br />
que ahora entre beso y beso, aquella<br />
mujer <strong>de</strong> alas córvidas, le había<br />
obsequiado.<br />
Una llamada que respondía la chica,<br />
lo <strong>de</strong>volvió a ese presente. Después <strong>de</strong><br />
guardado el teléfono la chica empezó<br />
a lanzar vistazos hacia la puerta. El<br />
Fantasma se había limitado a sostener<br />
el sombrero en la mano izquierda y<br />
sorber <strong>de</strong>licados tragos <strong>de</strong> cerveza.<br />
Maúrs escribía el primer mensaje <strong>de</strong><br />
felicidad, al recibir la más inesperada<br />
<strong>de</strong> las respuestas. Emoticones <strong>de</strong><br />
besos y corazones y: —Sí quiero estar<br />
con vos —.<br />
Unos minutos <strong>de</strong>spués, entraba una<br />
mujer con los <strong>de</strong>talles que tienen las<br />
mujeres guapas.<br />
La chica <strong>de</strong> las alas negras se <strong>de</strong>jó<br />
arrastrar por la emoción y corrió a<br />
su encuentro, mientras le daba un<br />
extenso beso como si le lanzara al<br />
universo un reto <strong>de</strong> libertad. Maúrs no<br />
vio nada y sorbía la cerveza como si<br />
fuese el beso que le entregaba al sí <strong>de</strong><br />
aquella joven tras el chat.<br />
Entre tanto, la chica <strong>de</strong> las alas<br />
oscuras, llevaba <strong>de</strong> la mano a la recién<br />
llegada, quizás a otra parte, quizá al<br />
reservado <strong>de</strong> las amantes.<br />
Fantasma dio otro par <strong>de</strong> sorbos a la<br />
cerveza, entre una sonrisa <strong>de</strong> sorpresa<br />
se ponía el panamá y Morrison<br />
concluía: This is the end, beautiful<br />
friend/This is the end, my only friend,<br />
the end/It hurts to set you free/But<br />
you’ll never follow me/The end of<br />
laughter and soft lies/The end of<br />
nights we tried to die/This is the end.<br />
Fin<br />
Sábado <strong>17</strong> /<strong>noviembre</strong> / 2018 TRESMIL 5