LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
quier otro incrédulo de la esfera de Satanás. Por ese
motivo, Jesús dice que lo tratemos “como si fuera un
incrédulo o un renegado” (Mt. 18:17, NVI); como alguien
que no pertenece a Dios ni a su comunidad del
pacto 1 .
¿Estoy diciendo con esto que las iglesias deben de
actuar de manera totalmente autónoma unas de la
otras? Nada de eso. Las iglesias del Nuevo Testamento
eran claramente interdependientes. Por eso procuraban
que las otras iglesias fueran abastecidas, recibieran
buena enseñanza y trabajaran juntas por la verdad (cf.
Hch. 11:28-30; Col. 4:16; 3 Jn. 5-8). También se advertían
unas a otras acerca de falsos maestros y de personas
indeseables (1 Jn. 4:1-3; 3 Jn. 9-10). Parte de esta
interdependencia debe incluir ayuda mutua en la recepción
y expulsión de miembros. Por consiguiente, debe
haber conversaciones entre las iglesias acerca de asuntos
disciplinarios, de tanto en tanto, y dentro de los límites
de la prudencia. Pero al mismo tiempo, cada iglesia
es finalmente responsable ante Dios de tomar sus
propias decisiones.
1 ¿Deben de tratar las iglesias a las personas disciplinadas de
forma diferente a como tratan a los incrédulos (p. ej.: “con el
tal ni aun comáis”, 1 Co. 5:11)? Sí. ¿Pero no es una manera de
continuar ejerciendo autoridad? No. Es una forma de autoridad
ejercida sobre los miembros de la propia iglesia, como cuando
una madre les dice a sus hijos que no se asocien con cierto
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