LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
acusaciones eran completamente fantasiosas. Pidieron
a Ana que parase de seguir acusando al pastor por lo
menos en cuatro ocasiones, pero ella se negó.
EVALUAR EL ARREPENTIMIENTO
Siguieron hablando con Ana seis u ocho semanas más,
pero vieron claramente que ella no rectificaría. De hecho,
se endureció en su postura con cada conversación
y empezó a embellecer la descripción de lo que había
visto en el supermercado. Los amigos que al principio
la apoyaban empezaron a distanciarse de ella. Esto pareció
enfurecerla aún más y provocó que buscara aliados
entre los miembros más jóvenes e inmaduros.
En resumen, los años que Ana pasó involucrada en
la iglesia —y ministrando en ella—, sugerían que era
cristiana. Pero los últimos meses parecían socavar este
hecho (cap. 3). De forma unánime, los ancianos coincidieron
en que ella estaba cometiendo los tres pecados
descritos anteriormente y que no había ninguna evidencia
de arrepentimiento por ellos en absoluto. El
fruto era malo y la cosa se estaba poniendo peor.
FACTORES COMPLEMENTARIOS
Un factor complicaba la situación, y es que Ana no era
miembro de la iglesia. Técnicamente, ella estaba en lo
correcto: nunca se había sometido formalmente a la
autoridad de la congregación y por eso la iglesia no tenía
la autoridad de excomulgarla (caps. 2 y 3).
Al mismo tiempo, ella era muy conocida y estimada
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