LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
Las iglesias, entonces, no deberían simplemente
abordar pecados comunes usando el modelo de Mateo
18, y pecados graves usando el modelo de 1 Corintios
5. Más bien, las iglesias deberían considerar siempre
ambos lados de la balanza del pecado versus arrepentimiento.
Aunque el pecado de una persona parezca
grande, la iglesia aún debe ser convencida de que la
persona es característicamente impenitente. Puede que
la iglesia no se convenza en la ocasión en la que el pecado
sea mostrado. Los miembros pueden sentir la necesidad
de tener algunas conversaciones y ofrecer algún
estímulo o advertencia.
No es difícil imaginar situaciones en las que un
miembro de la iglesia es culpable de uno de los pecados
enumerados en 1 Corintios 5 o 6, pero la iglesia decide
correctamente utilizar el proceso de Mateo 18. Por
ejemplo, imaginemos que alguien en tu iglesia ha caído
una o aun varias veces en la embriaguez o en diferentes
formas de fornicación. Creo que en algunos casos
existe la posibilidad de dar una serie de advertencias
antes de la excomunión, igual que en Mateo 18.
¿Qué hacemos entonces con la observación de Pablo
de que el pecado de este hombre “ni aun se nombra entre
los gentiles”? No se niega que el pecado del hombre
sea públicamente escandaloso pero, bajo mi punto de
vista, las palabras de Pablo suenan como un toque de
atención con el propósito de despertar a los corintios.
No están viendo algo que deberían ver claramente. Las
palabras de Pablo no suenan como las de un teólogo
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