LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
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El que dimite como miembro para no ser disciplinado
miento de la iglesia local y dimiten por el consentimiento
de la misma. Esto quiere decir que una persona
no puede entrar en una iglesia y decir: Ya soy miembro.
Sea cual sea la política de una iglesia, todas tienen alguna
manera de comprobar la profesión de fe de la persona
para poder confirmarla. Este es exactamente el
motivo por el que Jesús dio las llaves del Reino a la
iglesia apostólica. Es verdad que la membresía de la
iglesia es voluntaria en la medida que Jesús no nos
obliga a escoger una iglesia antes que otra, pero sí nos
obliga a escoger alguna iglesia. Y de la misma manera
que una persona no puede hacerse miembro a sí
misma, tampoco puede deshacerse a sí misma de la
membresía. Los miembros de la iglesia no pueden adelantarse
a la amenaza de la disciplina de la iglesia con
una simple dimisión (cap. 2), puesto que el fin de esta
relación —tipo pacto— requiere el consentimiento de
ambas partes 1 . Permitir una acción como esa minaría
el propósito mismo de Jesús cuando dio las llaves del
Reino a las iglesias locales para que ejercieran la disciplina.
Esto equivaldría a dejar que un criminal bajo
arresto dimitiera de su ciudadanía para así evitar la
acusación y la condena.
CONCLUSIÓN
Los ancianos decidieron no pedir a la iglesia que hiciera
algo acerca de la dimisión. En su lugar, propusieron a
la iglesia excomulgar a José sobre la base del divorcio.
Puesto que los actos de José —después de múltiples ad-
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