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Edicion 20200708

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w w w. f a c e b o o k . c o m / p a g i n a s i e te<br />

@ p a g i n a _ s i e te<br />

Opinión<br />

Página SIETE M i é rc o l e s 8 de julio de 2020<br />

o p i n i o n @ p a g i n a s i e te . b o<br />

13<br />

Frase del día<br />

“El tercer nivel, que está a cargo de la Gobernación, debería atender los casos Covid y lo hizo la Alcaldía<br />

por la inercia de ellos. Notamos que falta un esfuerzo”. Cristian Pereira, secretario de Salud, Alcaldía de La Paz<br />

Ag a p e /Jhanisse Vaca Daza<br />

Un año de impunidad<br />

Si no cambia la<br />

legislación que causó<br />

el desastre, los incendios<br />

pueden repetirse<br />

este año y el gobierno<br />

de Añez deberá<br />

responder también.<br />

El día de mañana, 9 de julio<br />

de 2020, se cumple un<br />

año desde que el gobierno<br />

de Evo Morales promulgó<br />

el Decreto Supremo 3973.<br />

Este decreto, aún vigente, autorizó<br />

el uso de “quemas controladas”<br />

para ampliar el desmonte en los<br />

departamentos de Santa Cruz y<br />

Beni. Los siguientes meses Bolivia<br />

vivió uno de los mayores desastres<br />

ambientales en su historia: más de<br />

cinco millones de hectáreas de<br />

bosque se perdieron por incendios.<br />

Siete bomberos perdieron su<br />

vida en las operaciones de socorro<br />

tanto en la Chiquitania como otras<br />

partes del país.<br />

Estudios indican que un mínimo<br />

de dos millones de animales<br />

perecieron al fuego. Un año después<br />

existe total impunidad para<br />

los responsables de este desastre<br />

y las leyes que permiten<br />

estos incendios no han sido anuladas.<br />

Los candidatos han olvidado<br />

la importancia de exigir la<br />

abrogación del Decreto Supremo<br />

3973. El gobierno de transición<br />

no toma acción en el asunto<br />

pese a la amenaza que son los incendios<br />

a nuestra salud pese a la<br />

pandemia del Covid. Pero quienes<br />

vivimos esta tragedia en primera<br />

persona no olvidamos el<br />

pedido: se debe abrogar el Decreto<br />

Supremo 3973.<br />

El 9 de julio de 2019, el entonces<br />

presidente Morales realizó<br />

un acto público en Trinidad para<br />

anunciar la promulgación del<br />

decreto 3973. El lugar del acto<br />

donde se anunció esta ley, que<br />

fue una sentencia de muerte para<br />

nuestros bosques, no fue ni más<br />

ni menos que la sede de la Federación<br />

de Ganaderos del Beni<br />

(Fegabeni). Diversos representantes<br />

del sector ganadero recibieron<br />

el decreto entre sonrisas y<br />

aplausos al expresidente.<br />

Evo Morales dijo en el acto: “La<br />

parte jurídica del equipo de palacio,<br />

no nos damos cuenta oportunamente,<br />

a veces tardamos”,<br />

indicando que este tipo de normativa<br />

debió ser aprobada antes.<br />

Luego añadió: “Cuando me<br />

explicaron esto los ganaderos, la<br />

Federación de Empresarios Privados,<br />

todos tienen los mismos<br />

derechos, cambiamos el decreto.<br />

Hemos cambiado el decreto,<br />

misión cumplida”. Misión cumplida<br />

para el gobierno de Morales<br />

y el sector ganadero, ecocidio<br />

para el país.<br />

El hecho de que organizaciones<br />

como la Federación de Ganaderos<br />

del Beni hayan tenido una<br />

llegada tan directa a un gobierno<br />

autoritario muestra dónde estaban<br />

los intereses del gobierno de<br />

Morales, más allá de sus discursos<br />

ambientales. Organizaciones<br />

indígenas, sindicatos de salud,<br />

representantes de discapacitados<br />

nunca tuvieron la oportunidad<br />

de defender sus derechos<br />

con autoridades de máximo<br />

nivel durante el gobierno de<br />

Morales. Pero representantes de<br />

la agroindustria gozaban de la<br />

capacidad de “ex p l i c a r ”sus derechos<br />

al equipo jurídico del Palacio,<br />

incluso logrando el cambio<br />

de legislación, como indicó<br />

M o ra l e s .<br />

Encima de eso ni el sector ganadero,<br />

ni el mismo gobierno<br />

del MAS, tuvieron la inteligencia<br />

para notar que en caso de<br />

que los incendios se descontrolen,<br />

como país no tenemos la capacidad<br />

de apagar incendios<br />

forestales de gran magnitud de<br />

forma eficiente. Cuando el desastre<br />

empezó, nadie pudo proveer<br />

ayuda rápida.<br />

Mientras la respuesta del gobierno<br />

de Morales a los incendios<br />

de la Chiquitania fue pésima,<br />

es aún más vergonzoso que<br />

el gobierno de transición no haya<br />

anulado las leyes que autorizan<br />

el uso de quemas para desmonte.<br />

El pedido de anulación<br />

de estas leyes fue una constante<br />

en los cabildos y protestas de<br />

octubre del año pasado. La<br />

abrogación del Decreto Supremo<br />

3973 debió ser una de las primeras<br />

medidas del gobierno de<br />

Jeanine Añez.<br />

De la misma forma debió haber<br />

una investigación profunda tanto<br />

a la respuesta del gobierno como<br />

a las denuncias de abuso de<br />

militares e impedimento del trabajo<br />

de bomberos voluntarios.<br />

Muchos activistas, yo incluida,<br />

fuimos víctimas de amedrentamiento<br />

por denunciar abusos<br />

durante los incendios. Por eso<br />

hoy continuaremos pidiendo la<br />

abrogación de esta ley y justicia<br />

para las familias de las víctimas<br />

de los incendios. Si no cambia la<br />

legislación que causó el desastre,<br />

los incendios pueden repetirse<br />

este año y el gobierno de<br />

Añez deberá responder también<br />

frente a nuevas pérdidas medioambientales.<br />

No esperemos a<br />

que sea demasiado tarde.<br />

Jhanisse Vaca Daza es activista de<br />

derechos humanos y noviolencia,<br />

cofundadora de Ríos de Pie.<br />

El batán /Lupe Andrade Salmón<br />

Mensaje del planeta Tierra (desde Yungas)<br />

Temprano por la mañana,<br />

cerca del amanecer, salgo<br />

a mi terraza y miro<br />

hacia La Paz, justo al<br />

frente. Por supuesto que entre<br />

medio están el glorioso Mururata<br />

y toda una serie de cordilleras<br />

descendentes que no permiten<br />

visión directa, pero mi<br />

bella y amada ciudad está a menos<br />

de 50 kilómetros en línea<br />

recta, y sus luces nocturnas se<br />

ven aquí como un aura dorada<br />

detrás de las montañas. ¡Tan<br />

cerca y tan lejos!<br />

Tan diferentes una de la otra:<br />

la ciudad conflictuada por política<br />

y Covid; y la casa familiar<br />

yungueña con su gran espacio<br />

verde lleno de palmeras y árboles<br />

frutales, pero apenas separada<br />

de la conflictuada ciudad de<br />

Chulumani al frente nuestro, a<br />

11 kilómetros de camino. Es decir,<br />

lejos, pero cerca. Intocable<br />

por mi aislamiento, pero presente<br />

con los problemas nacionales,<br />

locales y preguntas sobre<br />

el futuro. Estoy solitaria y tranquila,<br />

pero todo aquello que veo<br />

de cerca y a la distancia está rodeado<br />

por cocales, cocales y más<br />

cocales, que no son solitarios, y<br />

que por hoy, no son motivo de<br />

t ra n q u i l i d a d .<br />

El drama de los cocaleros<br />

“tradicionales y legales”de los<br />

Yungas es terrible. Hasta hace<br />

poco el cultivo de la coca era invisiblemente<br />

apoyado por fuerzas<br />

económicas que lo hacían<br />

tan rentable y tecnificado, tan<br />

fácil de vender y mercadear,<br />

que la producción ayudada por<br />

abonos, herbicidas y demás<br />

elementos “a u x i l i a re s ” en uso<br />

común en la zona hicieron que<br />

todo otro cultivo sea abandonado<br />

¿Yuca? Ni por asomo.<br />

¿Walusa? Alguno que otra chacrita<br />

sobreviviente. ¿Maíz? Sólo<br />

para los loros, decían. ¿Café? Ni<br />

soñando. ¡Tanto trabajo para<br />

una cosecha al año! La coca produce<br />

tres cosechas (a veces cuatro)<br />

y nada puede competir con<br />

eso. Todo, incluyendo fruta, venía<br />

desde La Asunta, Caranavi<br />

o La Paz misma. ¡Para qué cultivar<br />

otra cosa, si la coca era tan<br />

buen negocio!<br />

Ellos, cocaleros legales, podían<br />

quizás sospechar que toda<br />

su producción no estaba destinada<br />

para el acullico en las minas<br />

o para infusiones. Podían<br />

sospechar, pero no era, ni es evidente<br />

que hubieran sido parte<br />

consciente de una cadena criminal.<br />

Adepcoca, en La Paz, era y<br />

es un punto legal y aprobado ante<br />

la ley para la venta de coca,<br />

controlada por reglamentos formales<br />

y un sistema de carpetas<br />

para cada productor. Cual era el<br />

destino final, ya que en Adepcoca<br />

se vende la producción a intermediarios<br />

mayoristas, era y<br />

aún es un misterio. Lo claro es<br />

que hoy ese mercado se ha encogido<br />

severamente, y que las cosas<br />

no volverán a ser “como antes”,<br />

por lo menos por algunos<br />

años.<br />

El tema del narcotráfico, que<br />

se hizo tan obvio y doloroso en<br />

los últimos años del régimen anterior,<br />

existe como una sombra<br />

en el panorama nacional, sin datos<br />

precisos, ni información segura,<br />

y es demasiado complicado<br />

para una columna, ya que no<br />

tenemos suficiente información<br />

de cómo funcionaba o sigue funcionando<br />

la coca del Chapare<br />

con todas sus ramificaciones.<br />

Lo que sí es seguro es que como<br />

todo lo demás en el país, la coca<br />

está en crisis. El empobrecimiento<br />

de la tierra yungueña<br />

por el monocultivo es terrible y<br />

quizás sea parte de un mensaje<br />

trágico del planeta Tierra a nosotros,<br />

sus hijos exigentes y poco<br />

generosos. El resultado está<br />

por verse, pero los problemas<br />

que enfrentan los cocaleros hoy<br />

los obligarán a cambios inevitables<br />

y difíciles.<br />

La diversificación de cultivos<br />

es una posibilidad futura, pero<br />

necesariamente deberá tener<br />

auspicio, financiamiento estatal<br />

y estímulos; la tierra está<br />

“cansada”, los mercados son inciertos<br />

y el tiempo de espera para<br />

una nueva agricultura es largo<br />

y sin apoyo inmediato. Es decir,<br />

el panorama de cambio existe,<br />

pero no es garantizado.<br />

Hay la posibilidad de cultivar<br />

café, ya que el buen café<br />

yungueño puede competir con<br />

el colombiano si es debidamente<br />

cultivado; el mundo entero<br />

pide café y esa puede ser la<br />

esperanza del futuro. Mientras<br />

tanto, el presente está lleno de<br />

interrogantes. Por ejemplo,<br />

veo cada mañana que el cielo<br />

yungueño está lleno de humo,<br />

cosa que pasaba anualmente a<br />

causa de la zafra cruceña. ¿Será<br />

que en Santa Cruz siguen quemando<br />

alegremente como si no<br />

hubiera Covid o crisis nacional?<br />

¿Habrá otra explicación?<br />

Yo, al igual que los compañeros<br />

cocaleros, contemplo el paisaje<br />

diario, pero no puedo ver el futuro<br />

incierto. Y al mirar el humo<br />

¡ni siquiera entiendo el presente!<br />

Lupe Andrade Salmón es periodista.

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