Atemperada A Los Tiempos - Revista SOMOS Vol. 4 No. 1

los discípulos enfrentaron en el libro de los Hechos.
Al acercarnos a las Escrituras nos convertimos
en más que lectores, nos convertimos en una
parte activa de las historias. Por ejemplo, Lázaro
despierta la memoria de uno cuando estamos en
medio de contratiempos de corta duración, en los
que como humanos podemos sentir incertidumbre
y dolor o incluso atrevernos a cuestionar a Dios.
Sin embargo, nuestro amoroso Salvador es muy
consciente de nuestra naturaleza y nos asegura
que si creemos, la piedra será quitada. Él hará
posible lo imposible y veremos la gloria de Dios
(Juan 11:38-44).
Con visión profética y oídos atentos, tal vez
deberíamos preguntarnos: ¿Qué es lo que el
Señor nos está mostrando? En medio de tiempos
difíciles, ¿qué fortalezas revelan las crisis, aquellas
que debemos construir o desarrollar? ¿Cómo
dirigimos nuestra comunidad de creyentes para
que renuncien a sus recursos y satisfagan las
necesidades de otros en nuestras comunidades y
más allá?
¡Qué fascinante es que cuanto más entendemos
el rompecabezas que llamamos vida, cómo se
mueve y encaja cada pieza, podemos comprender
cómo cada uno de nosotros puede dar pasos hacia
la vida que fuimos llamados a vivir! Las iglesias
pueden verse muy diferentes en la superficie, pero
hay un denominador común: están profundamente
comprometidas con las misiones, no es un
accidente. Valoran intencionalmente el servicio
local y global y lo convierten en una parte vital de su
ADN.
Oro para que Dios, en Su gracia, traiga
bendiciones inesperadas, incluso en situaciones
aterradoras e inestables. Oro para que los
corazones estén abiertos al Evangelio y para
que los creyentes recuerden que, a medida que
volvemos a los fundamentos como amar a Dios,
amar a nuestro prójimo y llevar a cabo la Gran
Comisión, descubriremos grandes fortalezas y
presenciaremos grandes milagros.
Hace poco nuestro superintendente de Distrito,
Javier Gómez, compartió esto en una de sus cartas
a nuestras iglesias:
“Por lo tanto, en medio de la aguda vorágine
de pruebas, no debería sorprendernos que las
órdenes de marcha que seguimos recibiendo de
nuestro Señor sean fuertes y claras. Hoy estoy más
convencido que nunca de que Dios nos llama a ser
una iglesia centrada en el Evangelio, llena del amor
y el poder del Espíritu Santo, para la gloria del Padre
y el gozo del mundo.
Que nuestro Señor nos dé sabiduría y
discernimiento para seguir adelante. Que seamos
conscientes de que nuestras vidas son guiadas por
el Espíritu Santo y que Su gloriosa voluntad se haga
en la tierra como en el cielo”.
OCT/DIC 2020 SOMOS 15