Atemperada A Los Tiempos - Revista SOMOS Vol. 4 No. 1

Jerusalén fue y es una ciudad asombrosa. Es un tema muy amado por
los salmistas, un centro de adoración para los judíos, musulmanes y
cristianos, y el tema de profecías de antaño y titulares actuales. No cabe
duda de que por esta ciudad se ha orado, peleado y llorado más que por
cualquiera otra en la historia del mundo.
También fue el hogar de la primera iglesia cristiana. Su notable comienzo
está registrado para nosotros en el capítulo 2 del libro de los Hechos.
Generosa, comunal, dedicada, comprometida, adoradora, afectuosa,
poderosa y valiente… la iglesia en Jerusalén a menudo se considera un
modelo para todos nosotros.
No quiero minimizar la importancia de esta iglesia ni este momento en la
historia de la Iglesia. Sin embargo, la enseñanza típica sobre esta iglesia
tiende a pasar por alto algunos puntos importantes.
¿De dónde eres?
Primero, recordemos de quiénes consistía esa primera congregación.
Los 120 que habían estado reunidos en el Aposento Alto estaban allí.
Estos incluían los 11 apóstoles restantes y otros hombres como Barsabás
y Matías. Numerosas mujeres, incluyendo la madre de Jesús, eran figuras
centrales en la primera asamblea. Aun los hermanos de Jesús, quienes
antes eran incrédulos, estaban presentes. Podemos considerar a estas
personas como el “grupo central” o los “miembros fundadores”.
Pero en el transcurso de un día, mientras este grupo se multiplicaba más de
25 veces su tamaño original, fíjate en quién más se une. Se mencionan no
menos de 15 regiones o pueblos que vienen de un radio de cientos de millas.
Ya sea por barco, animales o a pie, estas personas viajaron a Jerusalén con
un gran esfuerzo y costo. De seguro tenían un itinerario en mente sobre
cuándo regresarían a sus hogares.
Se habían reunido en la Santa Ciudad para la celebración de Pentecostés,
una de las grandes fiestas anuales que unía al pueblo judío que había sido
esparcido durante siglos.
6 SOMOS OCT/DIC 2020