EDITORIAL El mundo ha cambiado. Esa breve oración es un intento de describir la realidad en la cual todos estamos viviendo hoy. Una realidad marcada por el constante recordatorio de mantener el distanciamiento físico (no social) en todo momento, el uso de las mascarillas en todo lugar, las actualizaciones diarias de los contagios y muertes a causa de un virus y las conversaciones sobre las restricciones de la próxima orden ejecutiva. El COVID-19 nos ha obligado a vivir bajo nuevas reglas para salir, visitar a nuestros familiares o amigos, estudiar, trabajar, disfrutar los tiempos de ocio y aun para congregarnos en los templos. Todo esto ha generado un sinnúmero de retos y tensiones en la relaciones familiares y laborales. A lo que ya habíamos vivido como país los pasados años se añade más crisis, temor, desesperanza, tristeza, desempleo, en fin, estoy seguro de que me entiendes y te identificas con lo que escribo. En medio de todo seguimos viendo el pecado y la maldad del hombre manifestarse, generando aún más frustración y desconfianza en las instituciones gubernamentales y sociales, recordándonos de nuestra condición perdida sin aquel que puede transformar nuestro corazón, limpiar nuestros pecados y llenar nuestra vida de esperanza, Jesucristo. <strong>No</strong>s damos cuenta de que en medio de todo lo que ha pasado, Dios sigue estando Pastor José Ahmed Pérez, editor Director Ministerio a Obreros Oficiales presente y la misión de la iglesia no ha cambiado. Sí, ahora nos reunimos menos personas en los templos, pero posiblemente nuestros servicios han sido vistos más veces y llegado más lejos que nunca antes. Las redes sociales y la tecnología han permitido que entremos en hogares que nunca hemos visitado con el mensaje del evangelio, que conozcamos las necesidades de las comunidades cercanas que tal vez nunca hubiéramos visto, y que ministremos a algunos que jamás conoceremos. Un pequeño recordatorio que para Dios no hay crisis ni imposibles, solo oportunidades para alcanzar a los perdidos y ministrar a los necesitados. Para este tiempo Dios nos ha llamado a nosotros, la Iglesia. Para mostrar “la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, por medio de la iglesia”. (Efesios 3:10). En esta edición de <strong>SOMOS</strong> nuestro mensaje es sobre la iglesia. Qué podemos aprender de una gran iglesia del pasado, las lecciones para el tiempo que vivimos y la necesidad de continuar con la misión de expansión para el futuro. Una hermosa historia de un llamado nos invita a reflexionar y tomar riesgos de fe con la certeza de que el Dios que nos ha creado, rescatado, redimido y salvado, es el mismo que nos sostendrá todos los días hasta el fin. Esperamos que sea de gran bendición a tu vida.
CONTENIDO 6 14 18 22 28 UNA COSA QUE UNA GRAN IGLESIA NO HIZO MOVILIZACIÓN ESTAD QUIETOS, Y CONOCED QUE YO SOY DIOS HISTORIA DE UN LLAMADO ESTO NO VA A FUNCIONAR AQUÍ OCT/DIC 2020 VOL 04 | NO. 1 www.laalianzapr.church