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Quinta Edición Revista Nirvana (digital)

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"Artículo 20.- Doble nacionalidad. Se reconoce a

dominicanas y dominicanos la facultad de adquirir

una nacionalidad extranjera. La adquisición de otra

nacionalidad no implica la pérdida de la dominicana.

Párrafo. - Las dominicanas y los dominicanos que

adopten otra nacionalidad, por acto voluntario o por

el lugar de nacimiento, podrán aspirar a la

presidencia y vicepresidencia de la República, si

renunciaren a la nacionalidad adquirida con diez

años de anticipación a la elección y residieren en el

país durante los diez años previos al cargo. Sin

embargo, podrán ocupar otros cargos electivos,

ministeriales o de representación diplomática del

país en el exterior y en organismos internacionales,

sin renunciar a la nacionalidad adquirida.

En cuanto a las demás posiciones electivas, la

obtención de una ciudadanía extranjera no limita a

los adquirentes aspirar a senadores, diputados,

alcaldes o concejales, lo que ha viabilizado que

muchos que han residido por años fuera del país hoy

sean legisladores, de ellos un senador y siete

diputados.

Dentro de ese marco de reconocimiento a la

importancia de los dominicanos residentes fuera del

territorio nacional, se les confirió el derecho al voto,

así como la creación de siete diputaciones del

exterior, la primera de cuyas prerrogativas se

empezó a ejercer en las elecciones presidenciales de

2004, y la segunda, en las congresuales de 2006

cuando fueron electos los primeros representantes

para Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, las islas

del Caribe, Centro y Sudamérica, así como Europa y

las demás regiones del mundo.

En concordancia con ese mandato constitucional, la

Junta Central Electoral (JCE) ha organizado

representaciones en diversas localidades alrededor

del planeta.

Juntamente con la implementación de los derechos

ciudadanos y el ejercicio dinámico de la actividad

partidista, han surgido los conflictos en las

organizaciones políticas, unas veces por los espacios

de dirección, y otras, por ocupar las posiciones de

dirigentes.

“Los dominicanos en el exterior reproducen los

mismos vicios de las organizaciones políticas en la

República Dominicana, pero proyectados a niveles

superiores”, han señalado críticos de ese

comportamiento beligerante que se da en esas

formaciones.

Ninguna de las principales organizaciones ha

quedado exenta de las confrontaciones de sus

dirigentes fuera del país, especialmente en la ciudad

de Nueva York, epicentro de la actividad política en

el exterior.

PRD, PLD, PRSC y ahora el Partido Revolucionario

Moderno (PRM) han sido impactados por el mismo

comportamiento fragmentario.

ELECCIONES

19

OPINIÓN

REVISTANIRVANA.COM EDICIÓN 5

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