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ARCANOS MAYORES
M
ás de una vez nos hemos preguntado sobre las causas de la buena o mala fortuna.
Es una curiosidad muy habitual y este Arcano muestra una de las maneras de dar
cabida a esta inquietud.
Hay personas que tienen una tendencia natural a hacerse preguntas, otras lo hacen cuando
algo desagradable sucede, pero la mayoría, antes o después, busca respuestas. Este Arcano
invita a observarnos reflejados en un gran espejo, como si fuera una película. Estamos allí y
aquí, esto es todo lo que hay aquí y ahora. Es este momento, la vida nos pide que veamos el
rosal al completo con sus flores y espinas. Al acercarnos al gran espejo nos daremos cuenta de
que al fin y al cabo todo es complementario y necesario. En un lado de la balanza están los
buenos momentos, los placeres y las diversiones, y en el otro están los malos momentos, las
restricciones y los problemas. Todo frente a nosotros. ¿Podremos aceptarlo?
La Justicia nos pide objetividad y calma. Ya no es tolerable caer en la culpa ni el victimismo,
tampoco en todo lo contrario. De repente, estamos desnudos y todo forma parte de nosotros.
Ya no se trata de los demás (si tienen la culpa o son responsables) sino de nosotros y
nuestras circunstancias internas que se manifiestan en el exterior. La Justicia representa, por
lo tanto, una gran oportunidad para observarnos de frente. Por primera vez podemos saber
quiénes somos, de forma consciente e inconsciente. La espada que blande La Justicia, símbolo
de la mente, nos permitirá asumir responsabilidades con respecto a la íntima conexión que
hay entre la parte consciente y la inconsciente. Ahora es el momento de colocarlas en la
balanza y valorar nuestros juicios. Es hora de decidir, sopesar y cimentarse. Ya hemos alcanzado
la madurez y aprendido a decir que no. Eso sí, no se trata de aprobar sino de crecer.
Es una oportunidad de abrir una ventana hacia algo mayor, es un nuevo acercamiento al
misterio de la vida respetándolo. Esto implica saber, por ejemplo, que el verano, el otoño, el
invierno y la primavera son partes necesarias de un todo mayor; que los días de sol también
necesitan los días de lluvia. No estaría mal poder ver cuáles son nuestros aspectos que podrían
caber dentro de cada una de las estaciones para averiguar qué necesitamos y qué no.
En esta fase no nos peleamos con nosotros mismos, simplemente nos observamos y tomamos
nota de todo lo que vemos sin calificar. Ahora nos defendemos desde lo que creemos y
también defendemos a todo el género humano en cuanto maravilloso y falible. Esta oportunidad
implica también una mirada amorosa hacia nosotros mismos para poder convivir con
aspectos que no nos gustan nada y para disfrutar sin mayores estridencias de los que, en cambio,
nos encantan.
Ya no nos vale decir que esto o aquello es normal o no, si lo otro es demasiado esto o aquello,
si siempre me abandonan o me tratan mal. Tampoco valen las evasivas, las autojustificaciones,
las excusas. La gran pregunta es qué hago yo para que mi realidad resulte así y qué está
en mis manos hacer para modificar estos patrones, qué nuevas actitudes necesito. En La
Justicia aún no pasamos a la acción, sino que nos preguntamos y vamos contestándonos de la
mejor y más honesta de las maneras posibles. Por eso, nos está mirando de frente y no deja
que se nos escape la mirada. De frente, en el presente, vive y deja vivir, sin cerrar los ojos (esta
Justicia no lleva una venda en los ojos), bien alerta y sin caer en juicios, con total humildad.
Se trata al fin y al cabo de simplemente ver. ¿Podremos aceptarlo?
Es hora de responder
con franqueza a nuestras
preguntas vitales.
La Justicia nos pide
calma y objetividad.
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CURSO PRÁCTICO DE TAROT