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ARCANOS MAYORES
el anterior ángel era claro, éste es oscuro. La oscuridad tiene mil formas, quizá la más
Si
humana sea esa sensación de estar dentro de una bolsa negra. Pero nada proclama que
la oscuridad no pueda llevarnos también a la luz, ya que la oscuridad es una luz muy
compacta. Hay que prestar atención a la tirada para observar cómo se desarrolla esta energía.
Las interpretaciones de esta carta son muy variadas. Empecemos por observar lo que nos
cuenta este Arcano. El protagonista parece inocuo, ¿verdad? Eso es lo que más sorprende de
los diablos. Es como un rebelde sin causa y fácil de asustar. Parece que se ha disfrazado con
ese casco de bombero reciclado al que ha pegado unos cuernos que no le pertenecen. Es
como si provocara a los beatos con su traje bisexual. Y para colmo, lleva ese plumerillo tan
gracioso. ¡Da risa! ¡Pero si es muy divertido! No tiene trono, pobrecito. Si lo miramos de frente,
con la mano izquierda saluda como un niño tímido y avergonzado. Seguramente no es él
quien tiene atados a esos dos pánfilos de detrás que podrían soltarse en cualquier momento si
lo desearan, pero están tan embelesados con él que pierden conciencia de sus ataduras.
En efecto, si El Diablo sabe más por viejo que por diablo es porque es capaz de pasar
totalmente inadvertido. Es cínico y listo. Parece susurrar todo el rato que «no pasa nada, no
pasa nada, si total... ¡no importa!». Y un buen día nos encontramos atados como la pareja de
la carta. Alguien capaz de enredarnos tanto a lo largo de los siglos, es digno de respeto.
El Diablo es un tentador nato. Además, es capaz de instalar el frío que quema en las relaciones.
Pero en lo que respecta a la creatividad, aporta una enorme cantidad de energía. Si en
algún momento hemos de sobrevivir, ésta es la fuerza que debemos tomar prestada sin miedo.
Tiene aspectos muy positivos que se mantienen escondidos, pues él no cree en sí mismo y por
eso necesita atraparnos y seducirnos. Quizás ése sea uno de sus grandes secretos. No por ello
es menos inteligente.
C. S. Lewis en un libro dedicado a su gran amigo Tolkien, es el primero en argumentar
que el infierno debe ser un lugar helado porque allí no tiene cabida el calor del amor. Es el
mejor estudio que conozco sobre esta figura, más allá de los maniqueísmos que tanto abundan.
En resumen, Lewis defiende la existencia de algunos ángeles peleados con Dios y la
humanidad entera. Estas criaturas «angelicales» son de naturaleza depravada. Por lo tanto,
El Diablo no sería lo contrario de Dios.
La argumentación de Lewis da pie a catalogar la concepción de este personaje teniendo
en cuenta las diferentes tradiciones. Si se habla de él como figura denostada por la iglesia y
usada como saco de sastre de acuerdo con intereses políticos, entonces hay un diablo que
encarna los tabúes y todo cuanto no encaja en un marco determinado. Pero, si hablamos de un
diablo desde el punto de vista psicológico, aparece el tema de la sombra, de los aspectos oscuros
y sobre todo de aquellos que preferimos no ver y que en cualquier momento pueden devorarnos.
También se puede enfocar desde el punto de vista simbólico, como una fuerza primordial
(la energía sexual) que es la raíz de la creatividad y la supervivencia, un gran poder.
Finalmente, está El Diablo de nuestro Arcano que es un compendio de todos los anteriores. Por
eso mismo no es una carta fácil. Para acabar, unas frases del propio Lewis escritas en 1942 donde
describe a este personaje y su influencia:
«... se instala en una sociedad oficial sostenida enteramente por el miedo y la avaricia. En
la superficie, los modales de sus habitantes son amables... todos desean el descrédito, la degradación
y la ruina de los demás, todos son expertos en el arte del informe confidencial, la alianza
fingida... por encima de todo eso, sus buenos modales, sus expresiones de grave respeto, sus
homenajes a los invaluables servicios prestados por los demás constituyen una tenue certeza
que de vez en cuando se agrieta y hace erupción la lava ardiente de su odio mutuo 5 ...»
5) C. S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino, Rialp, Madrid, 1993.
El Diablo aporta
grandes dosis de
creatividad.
Lo único que nos libera
de El Diablo es conocerlo
a fondo.
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CURSO PRÁCTICO DE TAROT