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ARCANOS MAYORES
T
arde o temprano llega un momento en la vida en el que todos sentimos la necesidad de
darle un sentido a nuestra vida. No se trata como en La Papisa (otra carta interior)
de encontrar un sentido a la vida, sino a la nuestra, y ponernos en paz con nuestro pasado.
Después de una crisis necesitamos esta fuerza de El Ermitaño para curarnos el alma.
El Ermitaño siempre ha ocupado un espacio dentro de la imaginación popular y ha sido identificado
con el filósofo Diógenes, con el maestro, el anciano sabio, el maestro zen, en definitiva
aquél que se ha retirado a un lugar lejano y que luego comparte su sabiduría con la humanidad
El Tarot cuenta que este maestro siempre está presente en una crisis, atento para darnos
luz y evitar que nos perdamos. Puede que el maestro aparezca en el exterior como un terapeuta,
un maestro espiritual, alguien que nos acompaña al principio del camino para que más
adelante ya podamos hacerlo solos. Cuando no aparece en el exterior, puede asumir una
forma concreta en los sueños. De una manera u otra estará presente en nuestra vida.
Una de las mejores descripciones que existen de este maestro interno se encuentra en las
páginas de La historia interminable, concretamente en el capítulo XXV donde el Minero
Ciego conduce a Bastián a través del pozo Minround para que se nombre y se conozca.
Porque allí en lo más hondo de aquellas profundidades se encuentran los sueños olvidados,
rescatarlo será imprescindible para que Bastián y todos nosotros con él, sepamos quiénes
somos y llegar así a la fuente del Agua de la Vida.
El Ermitaño pide que nos retiremos del mundo de los sentidos con sus sonidos, su música,
su ruido. Sugiere que salgamos de allí para entrar en nuestro interior. Quiere que miremos
hacia el pasado para que así aprendamos de las experiencias. Este Arcano es la promesa de que
en lo más profundo del túnel hay una pequeña luz. También el bastón en el que se apoya hace
referencia a las enseñanzas de la vida. El Loco usaba su báculo porque lo tenía y apenas se daba
cuenta de ello. El Mago contaba con su voluntad para usarlo como antena que le conectaba
con lo que hay más allá de cada uno. Pero El Ermitaño ha aprendido a usar la vara y le sirve
de apoyo.
Ahora lo importante es caminar despacio, con humildad, apoyándonos a cada paso para
avanzar poco a poco. Es el momento de buscarse y si hace mucho tiempo que no celebramos
esa reunión conviene cargarse de paciencia y dulzura, tal como lo haríamos con un viejo
conocido al que no vemos hace tiempo. Esta tertulia indica un principio y un final. Dejamos
de ignorarnos para volver a estar con nosotros mismos. A partir de aquí nos dirigimos hacia un
futuro desconocido... y en nuestra compañía.
Ahora bien, una vez que se conoce algo más, el iniciado se sentirá irremediablemente un
poco más solo. Habrá que esperar a encontrar otros compañeros de viaje a lo largo del camino.
El Ermitaño sabe que ya no puede decir que todos son sus amigos, ni tan siquiera necesitará
que todos lo entiendan. Esperará, porque el tiempo siempre está a su favor, hasta encontrar
con quién compartir su luz.
No hay lugar a dudas de que El Ermitaño señala a quien se hace a sí mismo, con una
experiencia jamás teórica sino vivida y orgánica. El Ermitaño nos invita a un paseo por la vida
y la muerte y garantiza el regreso para poder contarlo.
El Ermitaño pide que
aprendamos de las
experiencias.
Es el momento de
tener calma en la
tempestad.
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CURSO PRÁCTICO DE TAROT