Trobairitz 5 - 2023 AGO
El 19 de agosto se cumplirán 87 años del asesinato de Federico García Lorca. Ese día, perdimos una voz que clamaba libertad desde una palabra privilegiada de belleza, fuerza y es-tilo indispensables no solo para la Literatura sino también para el alma de nuestra cultura. Acallar la voz de un poeta siempre es tan terrible como matar una paloma de una pedrada. Quisieron que dejara de existir, y lo hicieron eterno.
El 19 de agosto se cumplirán 87 años del asesinato de Federico García Lorca. Ese día, perdimos una voz que clamaba libertad desde una palabra privilegiada de belleza, fuerza y es-tilo indispensables no solo para la Literatura sino también para el alma de nuestra cultura. Acallar la voz de un poeta siempre es tan terrible como matar una paloma de una pedrada. Quisieron que dejara de existir, y lo hicieron eterno.
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Kuqui Bessone
PERDIDO SIN TI
Sus largas piernas parecían no responder
a la velocidad que Pablo necesitaba. Estaba llegando
tarde a la cita, llovía torrencialmente y se
hallaba empapado de pies a cabeza. Gajos de
su renegrido cabello caían sobre su amplia
frente llorando agua de lluvia.
Cual huracán, pisaba encarnizado aquellas
dos filas de baldosas que conformaban un
sendero entre el barro que las lindaba. No importaban
ya sus zapatos de fino cuero enlodados,
ni el negro y flamante pantalón de gabardina
salpicado de fango. El perramus beige que
llevaba puesto, apenas si alcanzaba a cubrirlo
hasta las pantorrillas.
¡Allí estaba por fin! Entre otras… aquella
fría lápida: “Marisol Heredia de Noguera 1980-
2014”; su amada esposa.
Aquel joven de apenas treinta y siete
años, perdió de pronto su erguida postura desplomándose
sobre una piedra que le sirvió de
asiento. Rozó con el dorso de su mano, las letras
grabadas sobre el insensible mármol, como si
acariciara el delicado rostro de Marisol. Atormentado,
colocó sus largos brazos cruzados
entre las piernas, y con la cabeza inclinada,
comenzó a balbucear palabras que para otro
hubieran sido inentendibles; pero para él…,
¡para él no!, derramaba su corazón a través
de sus labios; un volcán de emociones explotaba
en su interior…, ansiaba abrazarla, besar
sus labios y reflejarse en el fondo de sus
ojos.
El dos de enero de aquel año habían
contraído enlace. La vitivinícola ciudad de Mendoza
tuvo la dicha de albergarlos durante su
luna de miel.
Regresaban a Buenos Aires, cuando en
aquella tranquila ruta, un caballo perdido subió
inesperadamente al asfalto. Pablo maniobró
evitando la colisión, pero durante el ejercicio de
su estrategia, mordió la banquina perdiendo el
control del automóvil, el cual volcó dando varias
vueltas hasta quedar detenido sobre el lado
donde se hallaba sentada Marisol. Un micro de
larga distancia que atinó a pasar por el lugar, se
detuvo en su rápido auxilio. En tanto que unos
llamaban al 911, varios pasajeros descendieron
en su ayuda. Enderezaron el coche y retiraron el
cuerpo magullado e inconsciente del joven,
mientras que Marisol ya había exhalado su último
suspiro.
Como en una película, las imágenes de
aquellos infaustos momentos desfilaban implacables
en la mente de Pablo, arrastrando su destrozado
corazón hasta el más profundo abismo.
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