Hitos históricos - Mercedes-Benz

Roland Feix: “Yo disfruté de experiencias inolvidables en Sudamérica. Como
agradecimiento recibí hasta una reproducción del sable del General San Martín,
porque prestamos nuestros servicios a los militares argentinos en Mendoza,
y con nuestros dos Unimog U 2010 pudimos ayudar de inmediato durante
la búsqueda de unos excursionistas perdidos en la nieve en los Andes.”
un Unimog como vehículo de servicio. El U 2450L se construyo con ese
propósito y estaba preparado, pero en el último momento no funcionó la cosa.
Con Karl-Friedrich Capito pude hacer realidad este sueño y en 1990 tomé
parte en el Rallye Paris–Peking.”
“El trabajo en producción era duro, pero con cada uno de los retos a los que
nos hemos enfrentado hemos crecido un poco más”, comenta Bruno Hartwig,
de 72 años. En su juventud ya se sentía fascinado por el UNIversal-MOtor-
Gerät, por lo que comenzó su aprendizaje en 1953 en Gaggenau. “Cuando
se recibía un pedido grande la producción diaria tenía que pasar de 30 a
60 vehículos ”, recuerda el señor Hartwig. “El Martes de Pentecostés de 1982
se anunció la introducción de dos turnos en la cadena de montaje del Unimog.
Sólo algunos trabajadores poco motivados de otras plantas Daimler-Benz
fueron destinados a Gaggenau. Nuestro primer trabajo consistió en lograr
que se entusiasmasen por el Unimog, y fuimos capaces de conseguirlo.”
Modificaciones constantes en las piezas y sólo una cadena de montaje para
modelos diferentes. Cada nuevo modelo Unimog ocasionaba modificaciones
en las instalaciones de montaje. Una línea de tren atravesaba el terreno de
Manfred Florus: “El Unimog salvó los Juegos Olímpicos de Invierno en 1964.
Nada de nieve y amenaza de fracaso. Con 54 Unimog con plataformas de carga
basculante se recogió la nieve en Gschnitztal y se trasportó hasta las pistas de
Patscherkofel. El Comité Olímpico recomendó la utilización del Unimog para
el servicio quitanieves de todas las futuras olimpiadas de invierno.”
UNIMOG 1 • 2011 • PERSONAS 31
Norbert Rieger: “Un agricultor me dijo durante un recorrido de prueba que
así quería trabajar él: en una cabina cerrada, sin que entrase el polvo o los
fitosanitarios que estuviese pulverizando, con una amortiguación genial y además,
¡música!. Y eso es lo que le hemos ofrecido a él y a otros clientes Unimog
en los más diferentes sectores.”
la planta, lo que ocasionaba tiempos de espera cuando se cerraban las
barreras de los pasos. El señor Hartwig comenta con una sonrisa: “Este
problema se solucionó con la construcción de un paso subterráneo. Y cuando
justo al principio de empezarlo un Unimog se quedó atrapado, muchos
colegas de camino al almuerzo tuvieron un motivo para reír un buen rato.”
Recuerdo inolvidables
“Todo funcionaba a la perfección en pequeños equipos. Y no había
problemas de competitividad. Todos trabajaban con ahínco en la tarea que
tuviesen asignada”, resume el señor Schnepf. Todos están de acuerdo:
“Nuestro trabajo era siempre diferente; cada día era una nueva experiencia
con clientes diferentes y en los sitios más alejados del mundo, por eso
seguimos sintiéndonos muy unidos a Unimog.”
No es necesario que estos señores nos lo hayan tenido que repetir para
creerlo. Es algo que se percibe. Algunos de ellos no sólo han traído historias
al encuentro, sino que también se trata de una parte muy personal de sus
recuerdos (véanse las imágenes) ... r
Bruno Hartwig: “Este bonito modelo de Unimog para cuerpos de
bomberos fue un regalo de despedida de mis compañeros y jefes de
departamento cuando me retiré. Tendrá siempre un lugar de honor
en mi hogar, pues 40 años de Unimog han quedado grabados en
mi memoria para siempre.”