Antología de Literatura Contemporánea Española. - Ministerio de ...
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MARIO VARGAS LLOSA (1936)<br />
LA CIUDAD Y LOS PERROS<br />
Primero tengo que explicarles quiénes son los perros, si es que los perros son alguien. Los<br />
perros son los ca<strong>de</strong>tes <strong>de</strong> primer año <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia Militar Leoncio Prado, <strong>de</strong> Lima. Ahí es<br />
don<strong>de</strong> las familias pudientes mandan a sus hijos díscolos, a que los metan en vereda los militares y<br />
no se acaben malogrando convertidos en unos pen<strong>de</strong>jos niños ricos. Ahí es don<strong>de</strong> internan<br />
también a los muchachos <strong>de</strong> carácter débil, para que se hagan unos hombres; y también es don<strong>de</strong><br />
algunas familias mo<strong>de</strong>stas hacen un esfuerzo para mandar a un hijo, y que pueda medrar en el<br />
ejército y hacerse un hueco en la vida, y que no lo frieguen en un trabajo <strong>de</strong> mierda como a sus<br />
padres. Ahí es don<strong>de</strong> vivo yo. Yo soy el Jaguar. Aquí todos tenemos nombre, pero no lo usamos,<br />
sólo el apodo, el nombre y el apellido es para que nos llamen los oficiales, entre nosotros somos el<br />
Jaguar, Cava, el Esclavo, el Poeta, el Boa. Perros, meros perros todos. Todos ca<strong>de</strong>tes <strong>de</strong> primer<br />
año, recibiendo patadas <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más, que nos tratan como a perros que somos, porque<br />
somos el último pedo <strong>de</strong>l culo. Aquí la vida es como en un cuartel. No, peor que en un cuartel,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las guardias, las imaginarias, los retenes, los arrestos, tienes que estudiar y aprobar. Esa<br />
es nuestra vida, en un día tienes que tirarte por el lodo en los ejercicios militares, y sudar sangre y<br />
romperte las rodillas y los codos <strong>de</strong> tirarte al suelo y parar con los puros huesos, y luego agarra los<br />
libros y sigue rompiéndote los codos, pero <strong>de</strong> estudiar. Y a la tar<strong>de</strong>, como si fuera un <strong>de</strong>scansito,<br />
ejercicios <strong>de</strong> instrucción en el patio. Hasta que a uno se le clava la correa en el hombro, la mirilla<br />
<strong>de</strong>l fusil en la mano hasta que no la sientes más, hasta que a uno se le clavan los gritos <strong>de</strong> los<br />
sargentos en los oídos y no los sientes más. Come corriendo, vive corriendo, estudia corriendo,<br />
duerme corriendo si pue<strong>de</strong>s. No tienes a nadie. Ni compañeros, todos quieren jo<strong>de</strong>rte, todos<br />
quieren robarte, nadie da nada por nada. Uno tiene que ser fuerte y hacerse valer en esta jungla. Y<br />
yo lo soy. A mí no me friegan como a los <strong>de</strong>más, yo tengo pelotas. Aquí se paga por todo. Si no<br />
quieres que te roben el uniforme <strong>de</strong> paseo para que no puedas salir el domingo por la tar<strong>de</strong> al cine,<br />
a ver a tu chica, tienes que pagar. Si quieres una novelita <strong>de</strong> las que escribe el Poeta para darte<br />
gusto imaginando cochinadas con chicas, tienes que pagar. Si quieres salir <strong>de</strong>l cuartel sin que te<br />
vean para ir don<strong>de</strong> la Pies Dorados a sudar con ella, tienes que pagar. Si quieres los exámenes, yo<br />
los tengo, yo los robo; y los perros tienen que pagar. Si no quieres que te roben las cartas <strong>de</strong> la<br />
novia; si quieres cigarrillos, si quieres que te pasen por la noche a la perrita para que te haga cosas<br />
con su boquita en la litera, qué blandita tiene la boca la perrita… tienes que pagar. Pero si nos<br />
traicionas, si traicionas al grupo, si vas a los oficiales con el cuento <strong>de</strong> lo que hacemos en las<br />
cuadras los perros, entonces pagarás, y pagarás con tu sangre, y hasta con tu vida. No pasará nada.<br />
A nadie le importan los perros. Lo primero que me dijeron cuando entré aquí fue: jódase, perro.<br />
81<br />
1963