Eve Lipchik - El Desarrollo Involucra Ganancias y Pérdidas
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teoría subyacente, pero en tal caso es menos probable que<br />
sobresalgan en lo que hacen o que trasciendan la habilidad<br />
técnica para convertirse en artistas. Como la terapia<br />
es una actividad profesional que implica una enorme responsabilidad<br />
hacia otros seres humanos, merece que le<br />
dediquemos nuestros mejores esfuerzos.<br />
Este libro propone una teoría y unos supuestos básicos<br />
para la TCS que refutan la frecuente acusación de que se<br />
trata de un enfoque mecánico y compuesto de fórmulas.<br />
Pone el acento no en las técnicas, sino en la relación terapeuta-cliente,<br />
tan importante para obtener un resultado<br />
exitoso (Bachelor y Horvath, 1999; Beyebach, Morejon,<br />
Palenzuela y Rodríguez-Arias, 1996; Hubble, Duncan y<br />
Miller, 1999), y en el uso de las emociones. Una menor<br />
consideración a las técnicas ayuda a los terapeutas a evitar<br />
dos escollos muy comunes: el de desviar la atención de<br />
los clientes para cavilar sobre qué pregunta hacer, y el de<br />
formular las preguntas en momentos inoportunos.<br />
Una breve digresión histórica<br />
La TCS fue concebida originalmente como terapia familiar<br />
breve en Milwaukee, Wisconsin, a fines de la década<br />
de 1970 (De Shazer, 1982). Como tal, puede considerársela<br />
una hermana menor del modelo de terapia breve<br />
desarrollado en el Mental Research Institute de Palo Alto,<br />
California (Fisch, Weakland y Segal, 1982; Ray, 2000;<br />
Watzlawick y Weakland, 1977; Watzlawick, Weakland y<br />
Fisch, 1974). <strong>El</strong> modelo del Mental Research Institute tenía<br />
sus raíces en el trabajo sobre la paradoja y la comunicación<br />
humana liderado por Gregory Bateson (Bateson,<br />
Jackson, Haley y Weakland, 1956; Jackson, 1959) y en las<br />
ideas de Milton Erickson sobre la evitación de la resistencia<br />
en la hipnoterapia (Erickson, 1977; Erickson y Rossi,<br />
1979). Pero mientras que las intervenciones del Mental<br />
Research Institute apuntaban a interrumpir las pautas<br />
interaccionales que los terapeutas identificaban como intentos<br />
imperfectos de solución, el enfoque ecosistémico del<br />
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Brief Family Therapy Center (De Shazer, 1982; Keeney,<br />
1979) recurría más a la colaboración y se basaba en el supuesto<br />
de que «la familia tiene la solución» (Norum, 2000).<br />
Se consideraba que los terapeutas y los clientes constituían<br />
en conjunto un suprasistema terapéutico que generaba<br />
nuevas pautas interaccionales no problemáticas para<br />
el sistema familiar. Este modo de pensar está más cerca<br />
de la tradición de la ulterior era posmoderna, en la que el<br />
constructivismo y el construccionismo social 1 se convirtieron<br />
en influencias dominantes en el campo de la terapia<br />
familiar.<br />
<strong>El</strong> paso de la terapia familiar breve centrada en los<br />
problemas a la TCS ocurrió en 1982 de un modo fortuito.<br />
Según lo que yo recuerdo del incidente, varios miembros<br />
del grupo estable se hallaban tras el espejo formulando un<br />
mensaje de intervención para una familia que había acudido<br />
con su rebelde hija adolescente y que, al final de la<br />
segunda o tercera sesión, no informaba de progreso alguno.<br />
A los padres sólo les interesaba mencionar lo que su hija<br />
seguía haciendo mal y eludían cualquier pregunta<br />
sobre excepciones. La hija se mostraba huraña. Ese día,<br />
una de las personas tras el espejo —y hay opiniones divergentes<br />
sobre su identificación precisa— dijo: «¿Por qué no<br />
les pedimos que la próxima vez traigan una lista de lo que<br />
no quieren que cambie?». Todos estuvimos de acuerdo, y<br />
recibimos una sorpresa agradable cuando los padres y la<br />
hija volvieron con listas bastante extensas de lo que apreciaban<br />
en los demás. Pero lo que más nos asombró fueron<br />
los cambios positivos informados por los tres miembros de<br />
la familia. Todos coincidían en que había disminuido la<br />
1 <strong>El</strong> «constructivismo» puede definirse como «una perspectiva relativista<br />
que enfatiza la construcción subjetiva de la realidad. Implica que<br />
lo que vemos en las familias puede estar basado tanto en nuestras precondiciones<br />
como en lo que realmente sucede» (Nichols y Schwartz,<br />
1995, pág. 590). Sus representantes son teóricos como Paul Watzlawick<br />
(1984), Humberto Maturana (1980), Heinz von Foerster (1981) y Ernst<br />
von Glasserfeld (1984). Todas las personas construyen a través del lenguaje<br />
su propia imagen de la realidad (Anderson, 1997). <strong>El</strong> «construccionismo<br />
social» (Gergen, 1982,1991, 1994), con el que se lo suele confundir,<br />
va un paso más allá y afirma que los constructos individuales están<br />
enteramente configurados por las conversaciones con los otros.<br />
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