EDICION YD JUL-AGO 23

Todos deseamos viajar pero no sabemos si
realmente lo necesitamos, pues entre el deseo y la
necesidad hay una brecha amplia.
El deseo está asociado a un anhelo, a una emoción
pasajera, a un ideal o a una expectativa del
“debería ser” o “quisiera que fuese”. La necesidad,
por el contrario, se relaciona con aquello que
equilibra o genera bienestar en mi organismo,
persona y entorno, y algunas veces no está
relacionado con lo que deseo.
Desde otro enfoque, viajar por un deseo es un
gasto, pero viajar por una necesidad es una
inversión, Y es que esta última, podría significar
salvar nuestra salud, relación o equilibrio personal.
El trabajo excesivo y los hábitos de vida podrían
llevarnos a una espiral de estrés y de múltiples
padecimientos, producto del cansancio y el
sedentarismo. Los signos generalmente los
observamos en ligeros malestares, enfermedades
recurrentes y en una fatiga continua, y no es más
que el cuerpo gritando que pares y le dediques
atención, protección y cuidados. Los viajes de
esparcimiento son ideales para relajar la mente y
activar el cuerpo, y lo mejor, es que regeneran el
ánimo por la vida.
Las actividades propias de vivir la vida pueden ser
tantas como se aguanten, el detalle se encuentra
en sí consideran todos los aspectos de la misma, y
a todas las personas, especialmente a la pareja.
Estar inmersos en resolver el día a día, puede
distanciarnos de una buena charla o tiempo para
compartir con la pareja. Por lo que un viaje, es un
espacio para fortalecer lazos, reconectar y
disfrutarse fuera de la rutina diaria.
Y claro está, viajar es vitamina para la salud
mental, porque cada experiencia te ayuda a
descubrir aspectos de tu persona que en la rutina
de la vida, no tenías ni idea que poseías.
En realidad, no es que sea malo viajar por un
deseo, pero es importante que detectes cuándo lo
necesitas, porque puede ser la diferencia entre
sentir plenitud o sentirte perdida en la vida.
¡Animate a viajar para estar bien!
YODINERO.MX