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Untitled - Saint George School

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66 / AGORA<br />

Puede que algunos de ustedes<br />

se hayan preguntado por qué nos<br />

hemos tardado tanto en hablar de<br />

Chiqui… es que yo, personalmente,<br />

quería esperar que pasara la tristeza<br />

inmediata. Nunca vi a Chiqui<br />

triste… y así es la manera en la que<br />

yo quisiera que el Colegio <strong>Saint</strong><br />

<strong>George</strong> la recordara.<br />

Chiqui fue mi amiga por cerca de<br />

cincuenta años… nos conocimos<br />

ambas recién casadas y nos<br />

encontrábamos las dos fuera de<br />

nuestros países… Éramos vecinas y<br />

nació una hermosa amistad. Chiqui<br />

estaba allí a mi lado cuando, a veces,<br />

sentía nostalgia por mi país… y yo<br />

a su lado, por ejemplo… cuando<br />

Alejandro, de dos o tres años de<br />

edad, se escapaba (como hacía<br />

con frecuencia) corriendo por la<br />

Lope de Vega hacia la gasolinera…<br />

y Chiqui corriendo detrás.<br />

Disfrutamos de la mutua compañía…<br />

y… sobre todo, confiábamos la una<br />

en la otra.<br />

Cuando en 1965 <strong>Saint</strong> <strong>George</strong> abrió<br />

sus puertas como una pequeña<br />

escuela, “Los Angelitos”, en ese<br />

entonces… Chiqui estuvo ahí desde<br />

el primer día haciendo todo lo que<br />

fuera posible para que nuestra<br />

escuela fuera un éxito. Ella amaba<br />

a los niños, fue comprensiva con<br />

los padres y… siempre que fuera<br />

necesario… agarraba una manguera<br />

para regar el jardín!<br />

Los años pasaron y Chiqui se<br />

convirtió en una parte integral<br />

de nuestro colegio. Un verdadero<br />

ejemplo para todos los que creemos<br />

en la dignidad del trabajo duro, la honestidad, la bondad y la preocupación<br />

por los demás.<br />

Así como el colegio creció… los talentos de Chiqui se centraron en la<br />

Oficina de Contabilidad en el que guardaba los registros inmaculados. Ahí<br />

ella tuvo la oportunidad de conocer a todos los padres y estudiantes. ¡Y<br />

con qué frecuencia Chiqui prestaría dinero para el almuerzo a uno que<br />

otro estudiante! ¡Cuántas veces arreglaría una falda rota… o llamaría a una<br />

casa para la tarea olvidada!<br />

Después de muchos años… cuando el tiempo iba pasando para Chiqui… y<br />

para mi… su concentración se centró en nuestro jardín y se pasaba muchas<br />

horas cuidando las plantas con tanto amor… que… les juro… las plantas se<br />

animaban tan sólo con escuchar sus pasos acercarse!<br />

Así es como yo, personalmente, quiero recordar a Chiqui y, como yo sé<br />

que tenía muchos, muchos amigos aquí en el colegio que disfrutaban<br />

charlar con ella y verla en el jardín… no podía pensar en una mejor manera<br />

de honrarla que este simple gesto, que me parece, emula a su persona…<br />

sin pretensiones, sencilla y con un aura de gran calor humano. Mientras<br />

florezca una flor en <strong>Saint</strong> <strong>George</strong>… aquí estará Chiqui.<br />

A su familia… Todos estamos muy, muy apenados por su partida, pero<br />

sepan ustedes que siempre son y serán bienvenidos aquí para compartir lo<br />

que era… la segunda casa de Chiqui por muchos, muchos años.<br />

Hoy celebramos su vida… con pequeños detalles que esperamos que<br />

ustedes disfruten. El ponche que hemos preparado hoy es su receta…<br />

La música que le gustaba… las flores… esto es Chiqui, a quien amábamos<br />

mucho.<br />

Muchas gracias por compartir este momento de gran intimidad con<br />

nosotros.<br />

Maureen Tejeda<br />

Founder<br />

AGORA / 67

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