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FLOR DESLUMBRANTE

Edición - Andina

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LIMALunes 7 de marzo de 2011 • 13Hasta allí llegan, acicateados por un taco roto, una suelaagujereada o algún malestar en la delicada piel que cubretarso, metatarso y dedos, amas de casa, gerentes y carterospor igual, buscando alivio rápido tanto para estos imprevistoscomo para su azaroso trajinar por la vida, lo que convierte asu casita rodante en confesionario y a Sagarvinaga en confesor.No sería raro observar a gentes que cual parihuanasaguardan aquí, con una pierna recta y la otra recogida, unveredicto. Esta labor, pues, requiere de mucha paciencia: dequé otra manera sino podría Sagarvinaga detectar y remediarla falla en el calzado y, simultáneamente, vislumbrar latempestad que aqueja el alma ajena a fin de apaciguarla.Los dedos de este hombre, pintados a fuerza de teñir, ysus manos, soberbias como las artesanías de Mérida, alardeande largas jornadas con su máquina de coser, su máquinapulidora, su "diablo", su martillo, sus tenazas, su punzón,sus alicates sacabocado, sus chavetas cortacueros, sus clavos,lijas, hilos, tintes, pegamentos, horma, lima. Y más.Nadie imaginaría tal arsenal en un recinto tan ajustado.Secretario de organización de la Asociación de VendedoresIndependientes de Miraflores, Avidm, que agremia a zapateros,golosineros, emolienteros, fruteros, verduleros, entreotros, le enorgullece informar que es ésta una entidad pionerade larga data, que nació con 180 personas.Hoy son 40.Todos están debidamente inscritos en elayuntamiento local e integran la Federación deTrabajadores de las Vías Públicas. A estas alturas,lo ha visto todo: zapatos de cuero cosidos amanos con estaquillas de madera "con los quese podía cruzar un charco sin temor, pues, envez de desarmarse, se ajustaban" y los "zapatossiete vidas", de jebe.Recuerda a Oechsle, Monterrey, Scala, Tía,Todos; a las fábricas de zapatos de cuero peruano;al fino pie de las limeñas –que se mantienecuando calzan zapatos "de vestir"– y, mientrasdevuelve el saludo a un transeúnte, asegura queel zapatero colabora con la seguridad ciudadana,pues permanece atento a lo que ocurre enel vecindario.San Crispín, un zapatero casi adolescente,es patrono del gremio, en tanto que, tras muchasgestiones, la dirigencia ubicó en el calendarioel Día de los Trabajadores de la Vías Públicasde Miraflores cada 8 de noviembre, Fiesta de laVirgen de la Esperanza. ¡Bonita! ¿No? Este díafestejan, y bien, pues "mientras hay vida, hay esperanza".DON PEDRITOEl zapato más famoso del mundo ha sido, quéduda cabe, el de "La Cenicienta": de cristal ytransparente, la convirtieron en princesa; y esque el calzado, dicen, delata la esencia de unapersona. Ni qué decir del "Gato con botas", que,con astucia, hizo de un humilde molinero un príncipe, salvando,de paso, el pellejo. Historias todas que evidencian suimportancia.Lo sabe don Pedro Domínguez Córdova, pues –dice– sepuede salir a la calle bien vestido o no, pero jamás descalzo.Este artesano tuvo entre sus clientes a famosos futbolistas,entre ellos el "cañonero" Teodoro "Lolo" Fernández, máximoídolo del club Universitario de Deportes; y a Lucho Reyna,marcador de Diego Armando Maradona en las eliminatoriasde México 1986.HASTA ALLÍ LLEGAN,ACICATEADOS POR UN TACOROTO, UNA SUELA AGUJEREADAO ALGÚN MALESTAR ENLA DELICADA PIEL QUECUBRE TARSO, METATARSOY DEDOS, AMAS DE CASA,GERENTES Y CARTEROS PORIGUAL, BUSCANDO ALIVIORÁPIDO TANTO PARA ESTOSIMPREVISTOS COMO PARA SUAZAROSO TRAJINAR...Otros personajes son el general Francisco Morales Bermúdezy el pionero de los trasplantes de hígado, Carlos Chaman,con sus hermanos. Gente que gusta de conversar conél sentada en un pequeño banquito y en plena calle. Es quedon Pedrito, afincado en la cuadra 21 de la calle José Pezety Monet, en Lince, tiene una trayectoria interesante.Nacido en Frías, distrito de Ayabaca, en Piura, es el tercerode once hermanos; de niño tenía al alcance de la manochirimoyas, plátanos, limones, limas, paltas, coco, mangos,guanábanas, café maíz, camote; acabada la primaria sevino a Lima para estudiar modelaje de calzado en el InstitutoExperimental Nº 8, de Villacampa, Rímac; y trabajó en lasfábricas Bata y Diamante.En las fábricas –relata– "uno es el modelista, otro elcortador, alguno más el aparador, le sigue el armador, elensuelador, el que hace el acabado, o el emplantillado y lalimpieza para encajar. Su mirada de lince devela si un zapatoes importado o nacional. Un zapato bueno –dice– se conoce"al toque" porque la calidad y el acabado son distintos.Para este experto, usar zapato de cuero es pensar en lasalud, pues el cuero con su badana absorbe la transpiración, evitandoque trascienda ese mal olor que acusa lo sintético y que,finalmente, repercute en el ánimo de quien lo calza. Buen cueroexiste en Argentina, en Italia y, también, en Estados Unidos, porsu suavidad y flexibilidad. Se ve muy poco.Antes, recuerda, existían tres o cuatromodelos de tapas para el zapato, hoy superanel centenar. Él reparaba de varones, señoras,señoritas y niños, ahora son ellas las que le demandanmás trabajo, en tanto que, al parecer,ya no se arreglan los zapatos de los chiquitos.A las mujeres les ha crecido mucho el pie y lasjovencitas tienen juanete.Otrora, las damas caminaban mejor y másseguras porque los zapatos altos estaban bienhechos, estaquilladlos –suerte de herraje– y lacambrera, pieza que sostiene el arco del pie,era acerada y forrada con suela. Ahora la "falsa"es de cartón. "Nadie puede salir a la calle sinzapatos y allí reside el apoyo de todo el cuerpo.Si algo nos molesta, no podemos caminar".Vallejo, el fundador de la famosa zapateríaallende Palacio de Gobierno, empleaba hormaCacusa, muy requerida y con control de calidad.En tanto que los zapatos de cuero hechos amano exigen leznas especiales para coser concáñamo, que ahora no existe. Un maestro artesanopuede hacer tres pares de éstos al día,sobre todo si se trata de zapato de mujer.Estudió cinco ciclos de educación en laUniversidad Garcilaso, antes de desistir a causadel matrimonio. Y, mientras, tararea una canciónde chileno Luis Dimas "tengo mis zapatos rotos/y es de tanto caminar/ lejos ya quedó mi pueblo/voy camino a la ciudad, ta-tatata-ta-ta-ta",nos confía: "Mi verdadero nombre es Rosendo,nombre de pastor. Así lo quiso mi abuelita".

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