CARMEN

CARMEN - Octubre 2015
COMO NUESTRA CRUZ DE GUÍA
José Manuel Rodríguez Núñez
Hermano Mayor de Honor y Medalla de oro de la Hermandad
Así eres tú, Jesús, nuestro Señor, nuestro
Cristo, nuestro Titular, el Hijo Cautivo
de la Madre del Carmen, la cruz que nos
guía, que nos conforta y nos anima a seguir
caminando “Tu Paz nos dejas, tu paz nos das”.
Hace 25 años ya que llegaste a nuestras
vidas. Apostando fuerte, aquellos jóvenes
siguieron y creyeron en la llamada de quienes
conocían el terreno, quienes pensaban que
tendría que ser un Nazareno Cautivo el que
en su momento representara alguno de los
Misterios aún ausente en la Iconografía de la
Semana Santa de la ciudad. A este lado de la
calle Feria lo teníamos claro, muy claro, fuera
como fuese se advocaría de la Paz, máxime
cuando tomó forma aquella inquietud e ilusión
de representar el Misterio de las Negaciones de
San Pedro, y así nació su devoción y fue puesta
al culto su Imagen.
Quien iba a decirle a aquellos cofrades que
casi de hurtadillas viajaban un día sí y el
otro también hasta el corazón del Aljarafe,
a la localidad donde la torre vigía sobresale
del resto, que aquella Imagen que estaba
naciendo, y con los vaivenes que había en las
Hermandades, iba a convertirse tan solo un
cuarto de siglo después, en una de las más
admiradas de nuestra Semana Santa, y que
caminaría entre los sevillanos en el ecuador de
la misma siendo el Miércoles Santo el día de su
Estación Penitencial a la Seo.
Quien iba a decirnos, que entre gallo,
negaciones, acusadora y centuriones romanos
de blancas plumas al viento te iba a esperar la
Sevilla que sabe y bebe de esto, en las Cuestas
del Bacalao y del Rosario, en la Plaza del
Cristo de Burgos, estrecheces de San Ildefonso
y de vuelta a casa, reinando con poderío
por la “calle ancha la feria” para verte venir
caminando, blanco de paz, blanco de pureza
entre sus cabezas, derramándonos tu bendita
advocación.
Así, yo diría que casi con miedo, con
muchísima prudencia, nació su Imagen,
su advocación y el Misterio que representa.
Recuerdo a aquellas ancianas que llevaban
algunos años preguntado cada vez que se
acercaban a la Virgen, que donde estaba
el tierno infante de aquella preciosidad, y
decíamos con ilusión que ya llegaría; recuerdo
ahora y lo he dicho muchas veces, la memoria
del inolvidable párroco que fue D. Antonio
Pérez, aquel domingo después de misa de 12,
que harto ya de escuchar lo mismo le contestó
a una de las feligresas que miraba en la capilla
de animas a la Dolorosa, “Mire, su Hijo, esta
Cautivo, no lleva escapulario en sus manitas,
sino soga que le prende en sus brazos, llega
en unos meses y ya le advierto que está muy
crecidito“. La viejecita ya no pregunto más; un
día pasado el tiempo, la pudimos contemplar
rezando a aquel niño de la Virgen del Carmen,
hecho hombre, y las lágrimas corrían por sus
mejillas. Hoy, como otros muchos, ya goza de
su presencia en el Reino Eterno.
Allí junto a Él, han celebrado estas bodas de
plata hermanos que debieron de haberlo hecho
en este destierro, pero que por la voluntad de
este Señor Nuestro gozan ya de su presencia.
Allí están junto a Él, aquel recordado hermano
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