Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Octubre 2015 - <strong>CARMEN</strong><br />
SANTA TERESA DE JESÚS, UNA<br />
ENAMORADA DE CRISTO<br />
María Isabel Ríos Monje<br />
De todos los calificativos asignados a<br />
nuestra santa de Ávila, hay uno que creo<br />
la define en su esencia: “Enamorada<br />
de Cristo”. Mucho se ha escrito sobre ella,<br />
resaltando su importancia como Reformadora<br />
del Carmelo o Doctora de la Iglesia, pero lo<br />
que realmente propició toda su ingente labor<br />
no fue otra cosa que el estar profundamente<br />
enamorada de Cristo.<br />
Santa Teresa establece una relación muy<br />
dinámica totalmente personal entre Dios y ella,<br />
con ausencias y presencias, con encuentros de<br />
Amor e infidelidades pero que suceden todas<br />
dentro de su alma. Experimenta a Dios con<br />
una intimidad amorosa muy intensa en la que<br />
entiende que la Divinidad le señala cómo ha de<br />
ser esa relación: “No trabajes tú de tenerme a<br />
Mi encerrado en ti, sino de encerrarte tú en<br />
Mi”. (Cuenta de conciencia, Ávila 30 de junio<br />
de 1571)<br />
Y para crecer en esa intimidad con Él,<br />
aconsejaba con frecuencia a sus monjas que<br />
mirasen a Jesús: “No os pido ahora que penséis<br />
en él, ni que saquéis muchos conceptos, ni que<br />
hagáis grandes y delicadas consideraciones<br />
con vuestro entendimiento; no os pido más de<br />
que le miréis… Mirad que no está aguardando<br />
otra cosa, como dice a la esposa, sino que le<br />
miremos”. (Camino de Perfección 26, 3). Bien<br />
conocida es la impresión que produjo en<br />
Teresa el encuentro con una imagen de Cristo<br />
muy llagada que con motivo de una fiesta se<br />
llevó al Convento de la Encarnación de Ávila.<br />
“Fue tanto lo que sentí de lo mal que había<br />
agradecido aquellas llagas, que el corazón se<br />
me partía”. Esa experiencia de encuentro con<br />
el Cristo vivo sufriente, el mismo del Poema<br />
del Siervo de Yahvé de Isaías, la marcó y<br />
transformó profundamente.<br />
Entregada sin cortapisas, Teresa siente como si<br />
Cristo se instalara a su lado derecho de manera<br />
permanente: “Parecíame andar siempre a mi<br />
lado Jesucristo y como no era visión imaginaria,<br />
no veía en qué forma; mas estar siempre al lado<br />
derecho, sentíalo muy claro, y que era testigo de<br />
todo lo que yo hacía, y que ninguna vez que me<br />
recogiese un poco o no estuviese muy divertida<br />
podía ignorar que estaba cabe mí.” (Vida 27, 2).<br />
Salvando lo extraordinario de la experiencia<br />
mística en Santa Teresa, Cristo es también<br />
testigo de todo cuánto acontece en nuestras<br />
vidas, y nos acompaña siempre en los<br />
momentos buenos y malos, aunque a veces en<br />
nuestra ceguera nos creamos que no está junto<br />
a nosotros. Afirma Santa Teresa: “Tengo para<br />
mí que la medida de poder llevar gran cruz o<br />
pequeña es la del amor.” (Camino de Perfección,<br />
32, 7). Crezcamos, pues como Teresa en<br />
intimidad con Dios para poder comprender<br />
y aceptar los designios de Nuestro Señor<br />
Jesucristo, y teniendo bien presente cada día,<br />
estos dos versos teresianos: “Vuestra soy, para<br />
Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?”<br />
Santa Teresa nos aparece también en sus<br />
escritos como la esposa bíblica enamorada del<br />
Cantar de los Cantares. Y así lo manifiesta en<br />
el llamado “Poema de competencia amorosa”:<br />
“Si el amor que me tenéis, Dios mío es como el<br />
que yo os tengo…Lo que más temo es perderte”<br />
17