CARMEN

Octubre 2015 - CARMEN
que hizo posible que cediendo el primer
transporte llegara hasta Sevilla, ¿verdad
Antonio? allí están tus abuelos, Carlos
Ferrero, disfrutando viéndote cercano a esta
Hermandad. Esta también aquel Señor seriote
y sano que por las mañanas se escapaba a verlo
cada vez que podía, que orgulloso debéis estar
de ello José Luis y Antonio. Isabel, ella siempre,
bonachona y prudente, al quite de lo que haga
falta. Rafael Bermudo, Bracho, Ángel Cebrero
y otros tantos, que sería imposible mencionar
pero están siempre en nuestra memoria. De
forma perenne tú, tocayo Lobo. Recuerdo el día
que me dijiste refiriéndote a Jesús de la Paz,
“este, va dar mucho que hablar, que grande
cuando vaya por las calles, abriéndose paso”.
No lo has visto, pero cada vez que arranca su
paso en una marcha me acuerdo de ti; bueno,
de ti nos acordamos siempre.
Momentos vividos, junto a Él, que nos marca
el camino a seguir. A Él llegamos como nos
mandaba nuestro lema; Ella nos unió, para
ser camino, verdad y vida, y para llegar a
sus pies y no precisamente para negarle, sino
para alabarle, presentarle a Sevilla, hacer que
le quieran y pedir que le recen. Su poder es
infinito, y nuestra alegría gozosa por estos 25
años.
Qué más da quien lo mandara hacer; no
importa quien ayudara a hacerlo posible. La
verdad es que lleva ya 25 años entre nosotros,
el hijo de María, la Virgen del Carmen, Cautivo
y Negado, Reinante y Querido.
¡Míralo Sevilla! Hazlo con ojos de infinita
misericordia, en su humildad esta la luz,
en sus ojos la verdad, y en sus manos las
ilusiones de muchos, pero sobre todo el amor
como poco ya de tres generaciones. Muchos de
los que hoy le sirven nacieron ya a su amparo;
son jóvenes que vieron la luz en esta bendita
tierra y desde la cuna escucharon sus nombres
PAZ Y CARMEN, y ahí siguen a su lado, y ahí
seguirán, porque para muchos es el Príncipe
de la Paz. Para nosotros los Carmelitas de la
calle Feria es nuestro Cristo, el que conocemos,
al que amamos, el que su Paz nos deja y su Paz
nos da. Que más queremos, todo lo demás es
superfluo, porque Él es NUESTRA CRUZ DE
GUÍA.
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