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Revista del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Teruel

Colaboración Científica - Colegio oficial de médicos de Teruel

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Celebraciones y eventos<br />

-Estás en boca <strong>de</strong> todos por tu valor y hoy mismo lo estás <strong>de</strong>mostrando. Por esta parte no hay<br />

problema-Meditó en voz alta.- ¿Qué tal llevas tus logros económicos?<br />

-Tengo compradas unas tierras en las poblaciones <strong><strong>de</strong>l</strong> camino que llevamos gracias a los repartos<br />

<strong>de</strong> los botines y abandonos que se dan en las ciuda<strong>de</strong>s vencidas. Cierto que los Escribanos<br />

me han entregado certificados que dan fe <strong>de</strong> esas posesiones, pero no son claramente justificable<br />

e incluso pue<strong>de</strong>n infravalorarse si yo me presento en <strong>Teruel</strong> solo con estos papeles. Necesito<br />

otra cosa.<br />

-Cámbialos por joyas y metales nobles. Eso es algo que se pue<strong>de</strong> palpar.<br />

- Pero dificil <strong>de</strong> trasportar.-Contesté-. Pesan y ocupan mucho espacio. Tendría que luchar contra<br />

el infiel y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el joyero contra los ladrones. Todos se enterarían. No lo veo factible.<br />

La batalla se dió y la victoria se produjo conforme yo lo había planeado. Pese a todo en el centro<br />

<strong>de</strong> la población permanecía un gran número <strong>de</strong> personas a las que habría que expulsar por<br />

la fuerza o pasarles por las armas. No se podían <strong>de</strong>jar enemigos a retaguardia.<br />

El Comandante pactó con los árabes que se consi<strong>de</strong>raban <strong>de</strong>rrotados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento,<br />

que se les daban 24 horas para abandonar la población, durante las cuales gozaban <strong>de</strong> inmunidad<br />

total.<br />

Con nuestro alivio y mucha prisa salían cargando con aquello que consi<strong>de</strong>raban imprescindible.<br />

Yo vivía una paradoja: Si <strong>de</strong> un lado el éxito <strong>de</strong> mi estrategia era un honor sonado en la<br />

reconquista, permitir que saliera la población resultaba una pérdida en las economías <strong>de</strong> la<br />

tropa y... en la mía propia.<br />

Acompañado <strong>de</strong> Juanillo comencé a pasear por el pueblo que se evacuaba.<br />

Me aproximé a un palacete <strong><strong>de</strong>l</strong> que solo quedaban como importantes los mayordomos <strong>de</strong> la<br />

casa.<br />

-¿Portaréis vosotros los bienes <strong>de</strong> vuestro amo?-Les pregunté-<br />

-No, se:ñor. Ellos ya tenían en su po<strong>de</strong>r prácticamente todos sus bienes cuando salieron.<br />

Son inmensamente ricos y los muebles, las <strong>de</strong>más ropas y útiles <strong>de</strong> casa, los repondrán allá<br />

don<strong>de</strong> se instalen. Se han marchado con dos caballerías para su transporte y una tercera <strong>de</strong><br />

carga para ropas o recuerdos personales que no se pue<strong>de</strong>n sustituir, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> cuatro escoltas.<br />

-Entonces llevarán cofres con monedas o alhajas.<br />

-No taL-respondieron- No es ese su sistema.<br />

-Sus bienes estarán, por tanto, <strong>de</strong>positados en una ciudad segura y allí recogerán lo que precisen<br />

-No mi señor. Llevan muy ustados a sus cuerpos unos saquetes con diamantes.<br />

No recuerdo el final <strong>de</strong> la conversación, pero vislumbré mi solución.<br />

Así pocos días <strong>de</strong>spués, tras la victoria <strong>de</strong> otro baluarte moro en nuestro camino hacia el sur, vi<br />

salir con prisas <strong>de</strong> una casa principal a los que parecían el dueño y su esposa, dos cabalgaduras<br />

sobrecargadas con fardos y cuatro vasallos.<br />

Hice señas a cinco miembros <strong>de</strong> mi grupo y galopamos en pos <strong>de</strong> los que huían hacia tierras<br />

berberiscas buscando protección<br />

-No, Sefior, no sigáis.-Gritaba Juanillo-.Dejarlos partir, ¿qué nos va que se escapen unos señores<br />

principales que ni tan siquiera tienen cargo ni son Jefes militares.<br />

Seguíamos corriendo tras ellos. Cada vez más lejos continuaba la voz <strong>de</strong> Juanillo.<br />

-No merece la pena caer herido, <strong>de</strong>jadlos escapar. Pero no hice caso.<br />

Regresamos más tar<strong>de</strong> y todos nos miraban a la cara extrañados por la amplia sonrisa que<br />

lucíamos.<br />

Mis compañeros mostraban en las grupas <strong>de</strong> sus monturas, sin disimular su contento, alguna<br />

alforja que antes caminaban hacia tierras musulmanas conteniendo lo mejor <strong>de</strong> las posesiones<br />

<strong>de</strong> aquellos sefiores que escapaban. ¡Buen botín!<br />

Ante nuestro acoso, habían abandonado las acémilas <strong>de</strong> carga adivinando el lucro como causa<br />

<strong>de</strong> nuestra persecución y... un pequefio morral que pendía <strong><strong>de</strong>l</strong> cuello <strong><strong>de</strong>l</strong> señor que yo tomé y<br />

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