Colaboraciones - Personal Telefónica Terra

Editorial
¿Un nuevo talante?
¿Un nuevo talante?
Tal vez uno de los eventos más trascendentales que se ha producido
desde la última vez que escribimos un editorial, salvando la justa
mención a los atentados del 11 M, haya sido el cambio de gobierno en
el Estado. No obstante, aunque derivado de lo anterior, todavía más
importante para nuestro caso ha sido el ascenso de Bono a Ministro de
Defensa, la llegada a la presidencia de la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha de José María Barreda y la consiguiente sucesión de
movimientos (normalmente ascendentes) de personalidades políticas
que ello ha supuesto.
Como diría aquél, “el melón está por empezar” y todavía es
muy pronto para sacar conclusiones acerca de las repercusiones que
todo este trasiego de cargos públicos pueda tener en el bienestar de
nuestro pueblo y nuestra comarca, pero entra dentro de lo razonable
que sintamos un cierto desasosiego ante tanto movimiento.
De entrada, y comenzando por lo más
inmediato a nosotros, creo que a nadie nos ha
dejado indiferente que Juan Pablo Herranz, el
anterior Delegado de la Junta en Guadalajara,
haya cambiado su puesto para convertirse en lo
que antes se llamaba Gobernador Civil y ahora
Subdelegado del Gobierno. Lo cierto es que
Herranz, el de Orea, para Alustante ha sido un
buen punto de apoyo durante estos años y junto
a José Carlos Moratilla, actual presidente de la
Diputación, ha sido responsable en buena medida
del positivo cambio de aspecto de este pueblo.
Aquí en Alustante se le aprecia y no nos deja
de inquietar el montón de cosas que se han quedado
pendientes y que el Ayuntamiento tenía ya
casi a punto de conseguir antes de su cambio de
puesto.
Entre otras cuestiones se ha quedado
colgando una vez más lo de la carretera; a los
pocos días de su presencia en la cena de San
Antón, Juan Pablo Herranz llegaba con el
Delegado de Obras Públicas, Abilio Martín, y el
entonces Director del Parque del Alto Ta j o ,
Antonio Solís, para estudiar el trazado del tramo de Tordesilos a la mojonera
de Orihuela y su posible impacto medioambiental y, sin duda, resultó
de suma importancia que la conclusión de la visita fuera que el proyecto
estaría acabado a finales del 2004 y que en la primavera o verano
del 2005 comenzaran unas obras que se necesitan cada vez con más
urgencia. Y es que, a medida que se vuelve a bachear la carretera cada
vez resulta más incómoda, más peligrosa y más antiestética, no por
bella o fea en los sentidos clásicos del término, sino por lo que desdice
a la Administración de Castilla-La Mancha y a las gentes que habitamos
estas tierras.
Más inquietudes. El pasado mes de mayo El Decano de
Guadalajara (nº 4.560, 7 al 13 de mayo), la revista que cada semana trae
a estas sierras la actualidad del Corredor del Henares, se hacía eco de
la paralización (entiéndase el no inicio) del Plan de Desarro l l o
Sostenible que acompañaba a la declaración de Parque Natural de un
extenso espacio de las Sierras de Molina y de Cuenca. En él, si recuerdan,
se presupuestaban 28.000 millones de las viejas pesetas para
reactivar las maltrechas economías y sociedades de nuestros pueblos.
Sin embargo, de lo dicho nada, y entre otras excusas de la
Administración se encuentra -según denunciaba el semanal alcarreño- el
haber desembolsado en carreteras casi la mitad de lo presupuestado,
de modo que la “Junta contabiliza como parte de la estrategia de tres
carreteras recién terminadas: la que une Villanueva de Alcorón y
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Zahorejas; la que transcurre entre Poveda y Taravilla; y la que enlaza
Megina-Orea y el límite de la provincia... Pero es sabido que estas tres
carreteras, al igual que algunas otras que ni siquiera han comenzado a
construirse, vienen presupuestándose desde mucho antes de la decla -
ración del Parque”. Pero la cosa no acaba ahí pues, al parecer, ahora el
Plan de Desarrollo Sostenible podría no iniciarse siquiera pues, pese a
que muchos de nosotros estuvimos convencidos de que sí, ahora resulta
que “no es exactamente un ‘compromiso oficial’, que no es un docu -
mento que obligue a realizar unas determinadas inversiones”. Entonces
(permítasenos la pregunta) ¿LO QUÉ? ¿Qué es o era el Plan de
Desarrollo Sostenible?
Lo cierto es que el hastío de que todo se quede en agua de
borrajas comienza a dejarse notar y aquí no se necesitan precisamente
decepciones porque bastantes llevamos a las costillas. Mucha farfolla,
muchas razones, muchas y buenas palabras y
luego... la nada.
Quizá sea tiempo de hablar entre los que
tenemos los mismos problemas, nosotros solos,
sin que, por unos momentos, haya supervisores
ni tutores delante que distraigan nuestras atenciones
a lo que llevamos entre manos. Tal vez
alguien haya buscado o siga buscando foros en
los que los vecinos de esta tierra nos reunamos
y debatamos, pero lo cierto es que ese foro existe,
tiene su gobierno, sus juntas mensuales y sus
asambleas semestrales y, lo que es más importante,
se está poniendo a trabajar con seriedad.
Nos referimos a la Comunidad del Señorío de
Molina, evidentemente.
El pasado 25 de junio en la Asamblea
General de la Comunidad se habló con un realismo
y en un tono sin precedentes sobre los problemas
que atenazan el futuro de la comarca:
despoblación, envejecimiento de nuestra sociedad,
el miserable estado de nuestras comunicaciones
terrestres y telemáticas, la carencia de
medios para el mantenimiento de las infraestructuras
en nuestros pequeños municipios. No se habló de regionalismos
ni de aldeanismos, ni foralidades ni quimeras de otros tiempos, como a
algunos les hubiera gustado escuchar a fin de hallar argumentos facilones
para desacreditar a la institución. Tampoco se encontró un ápice de
resentimiento para con otras instituciones superiores. No. Allí se habló
de realidades con la crudeza, el racionalismo y el conocimiento de causa
con que merecen ser tratadas.
Y todo eso por encima de partidos e ideologías, todo eso dejando
de lado discrepancias e intereses personales. En este número de
Hontanar no hemos podido dejar de reproducir el escrito que, emanado
de la Junta de Sexmeros, se hizo público y aprobó en aquella Asamblea
y que ha sido remitido a la presidencia de la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha. Parece, pues, como si la vieja Común del Señorío,
presidida hoy por Pedro Herranz y comandada por Mariano Colás,
como procurador general, se hubiera convertido de nuevo en un lugar
en el que volver a encontrarnos a nosotros mismos, después de tantos
años mirando al tendido en una faena en la que ya nos han sonado, por
lo menos, dos avisos.
Ojalá, pues, el interrogante con el que abrimos este editorial sea
un SÍ rotundo y el movimiento y trasiego de personajes y asientos al que
nos referíamos más arriba sea la consecuencia de un verdadero y creíble
nuevo talante que genere los cambios que todos deseamos y regenere
las viejas rémoras que impiden el progreso de esta tierra.