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COMUNIDAD DEL REAL SEÑORÍO DE MOLINA Y SU TIERRA
ASAMBLEA GENERAL DEL 25 DE JUNIO DE 2004
Representantes de la Tierra, Junta de Sexmeros,
Administrador General, Sra. Secretaria, aceptad nuevamente
mi cordial saludo de bienvenida y, una vez aprobada
el acta de la sesión anterior, vamos a continuar con
nuestro trabajo.
Se ha cumplido un año desde que, al ser elegido
Alcalde de Molina y por cumplir lo previsto en los
Estatutos de esta Comunidad, me hice cargo de la presidencia.
Es poco tiempo un año, pero algo da de sí para
poder captar al menos dónde están nuestros problemas
fundamentales y nuestras posibilidades. Por eso, y de
acuerdo con la Junta de Sexmeros, lo que hoy voy a
someter a vuestra consideración más que un informe de la
Junta o de la Presidencia a la Asamblea, va a ser un informe
que, si lo compartís, esta Asamblea haría llegar a la
Junta de Comunidades. Creo que en él la Junta de
Sexmeros y el Presidente recogemos el sentir de las gentes
de esta comarca, a través de todos sus representantes.
Si es así, si este escrito recibe el apoyo de la mayoría
cualificada de los aquí presentes, lo haremos llegar a
todas las instituciones en las que entendemos que debemos
hacernos oír y, de forma muy particular, a la junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha ya que no nos puede
oír personalmente ni se lo podemos entregar en mano a
ninguno de los altos cargos que, como se había acordado
con la Presidencia y la Junta de Sexmeros, iba a estar hoy
aquí presente.
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Yo creo que, a día de hoy, podemos estar de acuerdo
–y la Junta de Comunidades también- en que está siendo
negativo para nuestra comarca que esta Comunidad no
sea capaz de hacerse oír como debe, de encabezar más
iniciativas de desarrollo y, en consecuencia, el Gobierno
Regional venga prestando menos reconocimiento y apoyo
a esta Comunidad del Real Señorío de Molina y su Tierra
que a cualquier otra organización supramunicipal de
Castilla-la Mancha. Entiendo que coincidimos en que urge
reconducir la situación de acuerdo con la realidad que
somos y los intereses que representamos.
Las personas que integramos esta Asamblea sabemos
que nuestra Comunidad ofrece unas condiciones y un
marco incomparable para luchar por las mejoras comarcales
supramunicipales de nuestra zona. Pero, ¿lo hemos
hecho saber a la Junta de Comunidades? Quiero creer
que no muy bien y que por eso no se presta a nuestra
Comunidad el reconocimiento y apoyo que merece y precisa.
Debería ser obvio –y, en todo caso, es indiscutibleque
nuestra Comunidad es la institución supramunicipal
con más historia, más solera y más logros de todas las
que existen en CLM, aunque paradójicamente sea la
menos apoyada. Esta realidad era ya tan evidente cuando
se redactó el Estatuto que así hubo que recogerlo en su
Art. 29. No somos precisamente las personas aquí presentes
partidarias de la restauración de fueros ni del
relumbre de los títulos nobiliarios, ni añoramos aquellos
tiempos en que, sobre las espaldas de los aldeanos de
entonces, se consiguió la riqueza que otros disfrutaron.
No apelamos a esos “hechos diferenciales”. No.
Recurrimos a lo que la Constitución y el Estatuto nos
garantizan: ser atendidos como puedan serlo las tierras de
Daimiel, de Talavera, de la Roda, o de Tarancón. No estamos
antes ni somos más que nadie; pero tampoco nos
vamos a resignar a ser un apéndice con el que no se sabe
qué hacer hasta que se decide extirparlo.
Si esta Comunidad ha sabido, a lo largo de su historia,
explotar sosteniblemente los pastos, el bosque y los
cultivos; si ha sabido hacer caminos y entenderse; si, en
épocas más recientes, ha sido capaz de crear una residencia
de ancianos o un instituto de Enseñanza Media, o
llevar el teléfono a los pueblos, auspiciar un plan leader,
contribuir a mantener un aula de música, traer una uvi-