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Fernando Castro Flórez. Iros todos a tomar por - Biblioteca Centro ...

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pensar en un imaginario explosivo, algo que, a la postre, queda en mero “flatus<br />

vocis”.<br />

El terrorismo es, ciertamente, uno de los fenómenos que dota de<br />

originalidad a la época moderna 15 . “El terrorismo –advierte Walter Laqueur- no<br />

es una ideología ni una doctrina política, sino, antes que nada, una utilización<br />

de la violencia política, una violencia utilizada <strong>por</strong> elementos radicales de<br />

prácticamente <strong>todos</strong> los ámbitos del espectro político. Desde luego, no es<br />

únicamente un método, implica también una tendencia a la violencia que puede<br />

encontrarse más en unas épocas que en otras, y que arraiga con mayor<br />

profundidad en unas civilizaciones que en otras” 16 . En nuestra época las raíces<br />

del terrorismo tienen una fuerza increíble, siendo, al mismo tiempo, una suerte<br />

de rizoma que mina el territorio. De Timothy McVeigh a Unabomber, de ETA a<br />

la yihad islámica, se extiende un reguero de rabia y dolor que hace que el<br />

discurso encuentre serias dificultades para germinar. La época de la<br />

transnacionalización del terrorismo es también la de la pervivencia de los<br />

conflictos locales y ciertamente la ideología de la “globalización” apenas es<br />

capaz de ofrecer otra cosa que una enfática llamada a la persecución<br />

implacable de los asesinos. El terrorismo que es, históricamente, una forma de<br />

propaganda con los hechos 17 produce, en la dramática demolición que funda el<br />

siglo XXI, una explosión de la demagogia política que eleva dos pilares (con<br />

efectos tranquilizadores para el ciudadano “lógicamente” atemorizado): la<br />

seguridad y la venganza. Conviene tener presente que hace ya mucho tiempo<br />

que se pasó de la guerra clásica al terrorismo, a esa saber exterminador que<br />

marca el horror de nuestra época: la voluntad de impedir que los demás,<br />

literalmente, respiren. El terrorismo comprende y analiza meticulosamente al<br />

otro, consciente de que hay que aprovecharse de los hábitos de vida de las<br />

posibles víctimas 18 .<br />

15 “Quien quiera comprender qué es lo que reviste de originalidad esta época, no puede <strong>por</strong><br />

menos que <strong>tomar</strong> en consideración la práctica del terrorismo, el concepto de diseño productivo<br />

y la reflexión en torno al medio ambiente” (Peter Sloterdijk: Temblores de aire. En las fuentes<br />

del terror, Ed. Pre-textos, Valencia, 2003, p. 39).<br />

16 Walter Laqueur: Una historia del terrorismo, Ed. Paidós, Barcelona, 2003, p. 9.<br />

17 “[...] el terrorismo era siempre, en gran medida, una acción vinculada a las relaciones<br />

públicas y la propaganda (“Propaganda con los hechos”, había sido el eslogan durante el siglo<br />

XIX)” (Walter Laqueur: Una historia del terrorismo, Ed. Paidós, Barcelona, 2003, p. 27).<br />

18 “Esta es la razón de que la acción terrorista haya tenido desde siempre un carácter<br />

atentatorio, toda vez que dentro de la definición de atentado (en latín: attentatum, ensayo,<br />

tentativa de asesinato), no nos topamos sólo con un golpe alevoso y <strong>por</strong> sorpresa perpetrado

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