Fantasio Cuentos para bailadores Por Fabio Martínez - Dirección de ...
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DESPEDIDA DE SOLTERO<br />
A Ignacio Ramírez, el Cónsul<br />
La noche cálida y chisporroteante aún no se había extendido<br />
sobre el ancho Valle sembrado <strong>de</strong> cañaduzales, cuando tres<br />
hombres que llegaron en un suntuoso Land Cruiser, penetraron<br />
en el baila<strong>de</strong>ro. Echaron una ojeada al interior <strong>de</strong>l<br />
establecimiento como si se les hubiera perdido algo y, al<br />
<strong>de</strong>scubrir la única mesa vacía que quedaba justo al pie <strong>de</strong> una<br />
baranda, se dirigieron hacia allá y se acomodaron en los<br />
asientos.<br />
- Ah -suspiró Quintero que parecía el más gracioso <strong>de</strong> todos-<br />
. <strong>Por</strong> fin, estamos juntos; como en los viejos tiempos. Esto, <strong>de</strong><br />
verdad, es maravilloso. ¿Qué vamos a beber, muchachos?<br />
- Whisky -dijo el negro que se había sentado a la <strong>de</strong>recha-.<br />
- Yo prefiero aguardiente, - dijo el tercero, a quien le había<br />
tocado el lado <strong>de</strong> la baranda-.<br />
El primero era un hombre alto y gordo al que apodaban<br />
«reyena» con «y» griega, y era el más hablador y el más<br />
gracioso <strong>de</strong> todos. El segundo era un negro que hablaba poco<br />
(lo único que había aprendido a <strong>de</strong>cir en la vida era «whisky» y<br />
«si usted lo dice»), pero cuando reía mostraba una <strong>de</strong>ntadura<br />
blanca y refulgente, que era como el piano <strong>de</strong> Eddie Palmieri<br />
en plena <strong>de</strong>scarga. El tercero era Carvajal, y era el más joven<br />
y el más inexperto <strong>de</strong> todos; y al otro día, como si la vida fuera<br />
un sueño, se iba a casar.<br />
- ¡Es increíble! ¡Te tuviste que casar <strong>para</strong> volvernos a ver!<br />
Oye, Carvajal, y ¿quién es la víctima? - El mesero trajo en una<br />
ban<strong>de</strong>ja whisky y aguardiente acompañados <strong>de</strong> hielo, soda y<br />
limón y, Carvajal azarado por tamaña pregunta, intentó ocultarse<br />
vanamente entre la mesa que estaba servida-. Ahora no nos<br />
vas a salir con el cuento <strong>de</strong> que es esa rubia <strong>de</strong>steñida que te<br />
conocimos la otra noche....<br />
- Nooo, -dijo Carvajal tratando <strong>de</strong> sonreír y, enseguida, una<br />
mueca agria se le dibujó en el rostro-.<br />
- Tranquilo, Carvajal, mientras todo en la vida se haga por<br />
amor... Bueno, vamos a brindar. ¡Esto, <strong>de</strong> verdad, es un gran<br />
acontecimiento! - Y el mesero, que había estado esperando en<br />
silencio con los brazos atrás, sirvió en los vasos dos whiskies