El caballero de la carreta - Ladeliteratura.com.uy
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www.<strong>la</strong><strong>de</strong>literatura.<strong>com</strong>.<strong>uy</strong><br />
Por mentiroso y loco se me tendrá si digo <strong>la</strong> verdad. Ni por <strong>la</strong> fiesta<br />
mayor <strong>de</strong> san Denis y todo su mercado <strong>de</strong> un día rebosante hubiérase<br />
<strong>de</strong>cidido el <strong>caballero</strong>, a cambio <strong>de</strong> aquellos cabellos <strong>de</strong>l hal<strong>la</strong>zgo; y es<br />
<strong>la</strong> pura verdad. Y si me requerís <strong>la</strong> verdad, el oro cien veces <strong>de</strong>purado y<br />
otras cien pulido luego, es más oscuro que <strong>la</strong> noche frente al día más<br />
bello <strong>de</strong> este verano, en <strong>com</strong>paración con aquellos cabellos para quien<br />
los confrontara. ¿Y para qué voy a a<strong>la</strong>rgar <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción?<br />
La doncel<strong>la</strong> vuelve a montar en seguida, con el peine que lleva<br />
consigo, mientras él se <strong>de</strong>leita y contenta con los cabellos que guarda<br />
en su pecho.<br />
Después <strong>de</strong> <strong>la</strong> l<strong>la</strong>nura encuentran un bosque. Siguen por una senda<br />
que se hace más estrecha hasta tener que marchar uno tras el otro ya<br />
que <strong>de</strong> ningún modo podían pasar dos caballos <strong>de</strong> frente. La doncel<strong>la</strong><br />
avanza <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> su huésped a buen paso por tal atajo.<br />
Por don<strong>de</strong> el sen<strong>de</strong>ro era más estrecho ven venir hacia ellos un<br />
<strong>caballero</strong>. Tan pronto <strong>com</strong>o lo vio <strong>la</strong> doncel<strong>la</strong>, lo conoció y dijo así:<br />
«Señor <strong>caballero</strong>, ¿veis a ese que viene a vuestro encuentro todo<br />
armado y dispuesto para <strong>la</strong> batal<strong>la</strong>? Ése piensa llevárseme consigo<br />
seguramente sin encontrar <strong>de</strong>fensa ninguna. Sé m<strong>uy</strong> bien lo que piensa.<br />
Porque me ama, y no lo hace <strong>de</strong> modo sensato. Por sí mismo y con<br />
mensajes me ha requerido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo. Pero mi amor<br />
tiene negado. Por nada <strong>de</strong>l mundo lo podría amar. ¡Así Dios me proteja,<br />
antes moriría yo que amarlo en algún modo! Tengo por seguro que<br />
ahora rebosa <strong>de</strong> alegría y se regocija ya tanto <strong>com</strong>o si me hubiera<br />
conquistado. ¡Ahora se mostrará si sois valiente! Ahora veré <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> <strong>la</strong> garantía que vuestra escolta protectora me ofrece.<br />
Si podéis garantizarme mi libertad, entonces diré yo sin mentir que sois<br />
valiente y gran pa<strong>la</strong>dín.»<br />
Le contesta él:<br />
«¡Avanzad, avanzad!»<br />
Esta pa<strong>la</strong>bra equivalía a <strong>de</strong>cir: «Poco me inquieta lo que <strong>de</strong>cís, que por<br />
nada os asustáis».<br />
Mientras van hab<strong>la</strong>ndo así, se acerca a toda premura el <strong>caballero</strong> que