El caballero de la carreta - Ladeliteratura.com.uy
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encantamiento, una vez que el <strong>caballero</strong> <strong>la</strong> mirase.<br />
Pone el anillo ante sus ojos, mira <strong>la</strong> piedra y dice:<br />
www.<strong>la</strong><strong>de</strong>literatura.<strong>com</strong>.<strong>uy</strong><br />
«¡Dama, dama, así Dios me proteja, ahora tendría gran necesidad, si<br />
podéis, <strong>de</strong> vuestra ayuda!»<br />
Aquel<strong>la</strong> dama era un hada que le había dado el anillo y le había criado<br />
en su niñez. Tenía en el<strong>la</strong> gran confianza, <strong>de</strong> que en cualquier lugar que<br />
se encontrase, le aportaría ayuda y socorro.<br />
Pero bien, se apercibe por su invocación y por <strong>la</strong> piedra <strong>de</strong>l anillo, <strong>de</strong><br />
que aquí no se trata <strong>de</strong> un encantamiento, sino que se asegura <strong>de</strong> que<br />
están sencil<strong>la</strong>mente encerrados y atrapados. Entonces llegan ante una<br />
puerta con una poterna estrecha y baja sujeta con una barra. Sacan a<br />
<strong>la</strong> vez sus espadas. Tanto <strong>la</strong> baten los tres a golpes que al fin <strong>la</strong> quiebran.<br />
Cuando salieron <strong>de</strong> <strong>la</strong> torre contemp<strong>la</strong>n ya <strong>com</strong>enzada <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> en <strong>la</strong><br />
cuenca <strong>de</strong> los valles, m<strong>uy</strong> extensa y feroz. Bien podría haber mil<br />
<strong>caballero</strong>s entre los <strong>de</strong> un bando y <strong>de</strong>l otro a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
muchedumbre <strong>de</strong> vil<strong>la</strong>nos.<br />
A medida que avanzaban hacia el l<strong>la</strong>no <strong>de</strong> los prados el hijo <strong>de</strong>l<br />
vavasor, joven sensato y apercibido, tomó <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra:<br />
«Señor, antes <strong>de</strong> que lleguemos allá, nos convendría, creo, que alguien<br />
fuera a informarse y saber <strong>de</strong> qué <strong>la</strong>do <strong>com</strong>baten nuestras gentes. Yo<br />
no sé <strong>de</strong> qué parte acu<strong>de</strong>n, pero iré a enterarme, si queréis.<br />
-De acuerdo -dijo él-. Id pronto y regresad pronto, <strong>com</strong>o importa.»<br />
Se va en seguida y en seguida vuelve, diciendo:<br />
«Hemos tenido buena fortuna, pues he reconocido con certeza que los<br />
nuestros son los <strong>de</strong> este <strong>la</strong>do.»<br />
Entonces el <strong>caballero</strong>, al dirigirse hacia el tumulto, se encuentra con un<br />
<strong>caballero</strong> que avanza hacia él, y contra éste justa. Tan fuerte lo hiere,<br />
hincándole <strong>la</strong> <strong>la</strong>nza por un ojo, que lo abate muerto. <strong>El</strong> más joven <strong>de</strong> los<br />
hijos <strong>de</strong>l vavasor <strong>de</strong>smonta, se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong>l caído y <strong>de</strong> sus<br />
armas, y se reviste con premura <strong>de</strong>l arnés. Apenas estuvo armado, sin