"La vega de Granada: pasado y presente". - Agrega - Junta de ...

Proyecto de Investigación Educativa:
“La Vega de Granada: pasado y presente”.
para ello. El mercado se realizaba en un local del Ayuntamiento que tampoco reunía las
condiciones de seguridad e higiene necesarias para desarrollar su actividad. Hubo un
Cementerio Municipal con depósito de cadáveres y contiguo a él, otro de carácter Civil.
Hemos de añadir a lo expuesto anteriormente que, al igual que sucedía en otros
lugares de Andalucía y de España, en los años cuarenta y tras la Guerra Civil, la pobreza y
la escasez de recursos condicionaban enormemente la vida de estas personas. Había
escasez de alimentos, y carencias sanitarias y de medidas higiénicas, lo que ocasionaba
cuadros de desnutrición importantes, con el añadido de las enfermedades asociadas a estas
carencias y por la presencia de infecciones, debida a la falta de medidas higiénicas y de
fármacos para su tratamiento. Hasta que a mediados de los años 1940 no aparecieron los
antibióticos y empezaron las vacunaciones, las enfermedades infecciosas fueron un
referente en las patologías de la población. A continuación se detallan, de manera breve, las
enfermedades que con mayor frecuencia se observaron esos años en la población en
general y, por ende, en la de Santa Fe:
Gastroenteritis infecciosa (diarreas): es una de las causas principales de la morbilidad
mundial. Se caracteriza por un síndrome diarreico acompañado o no de vómitos y dolor
abdominal. Es más frecuente y grave en el niño que en el adulto. La mortalidad incide en
niños menores de 6 meses y en ancianos mayores de 74 años con malnutrición,
hacinamiento y malas condiciones higiénicas. En España destacan los agentes bacterianos
salmonella, campylobacter y shigella en los adultos. Los virus son los responsables, en la
mayoría de los casos, de las gastroenteritis agudas de la infancia (fundamentalmente
rotavirus)
Brucelosis: conocida también por “fiebre de malta”. Es una enfermedad infecciosa
producida por bacterias del género Brucella, que suelen transmitirse al hombre
habitualmente a partir de los animales domésticos, que son el reservorio de esta
enfermedad. Las principales vías de adquisición de la enfermedad son la respiratoria, la
cutánea (a través del contacto con los excrementos y secreciones), y la digestiva por
productos lácteos no controlados e ingestión de verduras y hortalizas contaminadas. Puede
afectar a cualquier grupo de población, pero los varones de entre 30 y 40 años son los más
propensos; por el contrario, los niños muestran cierto grado de resistencia a la adquisición
de la enfermedad. El cuadro clínico característico es de fiebres altas ondulantes, con
sudoración profusa de olor característico, cefaleas, tos y dolores articulares y musculares,
entre otros. Hasta que aparecieron los tratamientos antibióticos, el riesgo para la salud era
evidente porque podía conllevar la muerte.
Malnutrición proteico-energética: en las situaciones de escasez se producen cuadros de
malnutrición cuando la ingestión de proteínas y/o energía es insuficiente para cubrir las
necesidades del propio individuo. También cuando hay una mayor pérdida de nutrientes o
por el incremento de las necesidades nutricionales. Las manifestaciones clínicas pueden
ser muy variadas, según la edad en la que se produce, su velocidad de instauración, el
déficit nutricional causante y la presencia de enfermedades concomitantes. Hay dos formas
diferenciadas de malnutrición: el marasmo (déficit predominantemente energético), y el
kwashiorkor (déficit especialmente proteico) y las situaciones intermedias. La malnutrición
produce alteraciones importantes en el desarrollo, y aumenta la incidencia de enfermedades
infecciosas y carenciales. En estos casos se ven cuadros de carencia vitamínica (escorbuto,
raquitismo, ceguera nocturna, anemia, etc.)
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