"La vega de Granada: pasado y presente". - Agrega - Junta de ...

Proyecto de Investigación Educativa:
“La Vega de Granada: pasado y presente”.
El jabón se hacía en casa con aceite rehusado y sosa. La ropa era lavada con una
tierra llamada “grea” o con cenizas. La casa se barría con una escoba hecha de ramas y se
esparcía un poco de agua para refrescar y para que se asentara el polvo. A.S.R. incluso nos
facilita la receta del jabón: “al jabón de sosa se le echaba tres litros de aceite rehusado, tres
litros de agua y medio kilo de sosa caústica” 201 .
VII. El curanderismo
El curanderismo está basado en
creencias mágico-religiosas y en la
experiencia personal, por lo que no tiene
fundamento científico alguno. Triunfa en
las zonas rurales porque los curanderos
usan un lenguaje no científico, más
cercano a
la gente, y
porque la
medicina
científica se ve impotente para curar ciertas enfermedades.
Aún así se recurre a los curanderos en última instancia. Los
curanderos, que únicamente reciben donativos y por tanto
tienen otras profesiones, son personas que sienten la llamada
interior (de algún “santo”) que les mueve a atender las
enfermedades de sus paisanos. La profesión suele pasar de
padres a hijos. Para curar sólo necesitan tener algún objeto
que pertenezca a la persona, no su presencia. Hay cuatro
tipos de curanderos: los “rezadores”, especializados en
culebrinas, que tratan por medio de oraciones; los “sabios”,
dedicados al mal de ojo; los “naturistas”, dedicados a los
huesos (recetan plantas); y los “santos”, que curan por una
gracia sobrenatural con propiedades adivinatorias. En
Noalejo todavía hay una larga saga de curanderos, de la que sobresalen el Santo Custodio o
Luisico el Santo 202 .
VII. Conclusión
Como hemos podido comprobar a lo largo de este estudio, la situación médicosanitaria
en Santa Fe y en los pueblos o anejos de alrededor durante el periodo estudiado no
era nada satisfactoria. No existía Consultorio y los médicos titulares eran uno ó dos, así que
se veían obligados a atender a una población muy numerosa: más de 8.500 habitantes en
1930 y alrededor de 10.000 en 1940. Las enfermedades eran muchas y variadas, algunas
provocadas por la propia idiosincrasia del pueblo y por las actividades laborales de sus
pobladores, como las fiebres de malta, y otras derivaban de la malnutrición persistente a lo
largo de los años. Dada la precaria situación económica de muchas de las familias de
entonces, la atención recibida era casi exclusivamente la que procedía de la llamada
201
Ibídem.
202
Historia de Granada, Capítulo 45. Periódico “Ideal”, pág. 539.
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