[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, parte 9 - TransFanfic
[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, parte 9 - TransFanfic
[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, parte 9 - TransFanfic
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>TransFanfic</strong><br />
~*~<br />
Namura-sensei alzó la espada. Era harto rústica, pero bastaba con que<br />
pareciera espada <strong>de</strong> lejos.<br />
—Casi no puedo creer que el taller <strong>de</strong>l colegio tuviera tantos recursos<br />
—le dijo a Sae, que estaba ayudándole. La muchacha se afanaba en otra<br />
máquina, haciendo las empuñaduras—. Cualquiera diría que planeaban<br />
convertir el colegio en <strong>un</strong>a fábrica <strong>de</strong> armas o algo parecido. O <strong>un</strong>a fábrica<br />
<strong>de</strong> autos.<br />
Sae se rió, quitándose el cabello <strong>de</strong> las antiparras protectoras. Normalmente,<br />
la niña tenía <strong>un</strong> peinado p<strong>un</strong>tiagudo, pero luego <strong>de</strong> <strong>un</strong>as horas <strong>de</strong><br />
trabajar el metal, le caía por toda la cara.<br />
—¡Esto es muy divertido! —dijo.<br />
—Lástima que no tengamos tiempo <strong>de</strong> hacer armaduras antes <strong>de</strong>l ensayo<br />
general —dijo Namura—. ¿Tú y tu amiga ya terminaron los pendones?<br />
Sae asintió. —¡Sí! Deben estarlos colgando ahora.<br />
—Y, ¿a qué hora te esperan tus papás en la casa?<br />
Hubo <strong>un</strong>a pausa, y luego Sae dijo:<br />
—No van a estar en toda la semana.<br />
Namura <strong>de</strong>jó la espada y sonrió.<br />
—Perfecto.<br />
~*~<br />
[<strong>NGE</strong>] <strong>Hijos</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>Dios</strong> <strong>Ancestral</strong>, Parte 9<br />
Megumi K<strong>un</strong>zama se paseaba por las calles <strong>de</strong> Tokio-3, con la esperanza<br />
<strong>de</strong> pescar alg<strong>un</strong>a inspiración.<br />
Luego <strong>de</strong> <strong>un</strong> buen inicio en Tokio-3, las cosas se estaban empantanando<br />
a <strong>un</strong> grado doloroso para la ambiciosa periodista.<br />
Los últimos ataques <strong>de</strong> ángel habían sido en el extranjero, y las conferencias<br />
<strong>de</strong> prensa en que se hablaba <strong>de</strong> estos eran, como era típico en las conferencias<br />
<strong>de</strong> Nerv, herméticamente controladas.<br />
Ya últimamente no ocurrían eventos homéricos, como el ataque <strong>de</strong> los<br />
Querubines. Ese le había aportado <strong>un</strong> buen reportaje, con montones <strong>de</strong><br />
citas textuales.<br />
Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, había quedado reducida a fisgonear <strong>de</strong> vez en<br />
cuando en la vida personal <strong>de</strong> los pilotos, cosa por la cual sí se sentía <strong>un</strong><br />
poquito culpable.<br />
Después <strong>de</strong> todo, eran apenas <strong>un</strong>os niños.<br />
Pero por otro lado, ellos eran lo único que había entre la humanidad y la<br />
extinción, <strong>de</strong> modo que eran figuras públicas, y el público tenía <strong>de</strong>recho a<br />
verlas.<br />
No obstante, hasta esa historia parecía rancia. Ella no había <strong>de</strong>tectado<br />
ningún cambio notable <strong>de</strong> comportamiento entre ellos, y la adición <strong>de</strong><br />
Langley al equipo no había parecido cambiar las cosas. Un bonito triángulo<br />
„ Rod M. & John Biles<br />
„ Miguel García (traducción)<br />
Página 33 <strong>de</strong> 63