M A Y O - Antônio Tallon Y Castilla

ebaños precisan de pastores con el poder de apacentar. Y los pastores unicamente pueden
surgir de la reunión de animales. Además, con el fin de librarnos de cualquier tipo de dudas,
escuchemos lo que nos dice el Señor: Donde dos o más se encuentren reunidos en mi
nombre, allí estaré Yo en medio de ellos. Así se lee en la hoja que sirve de guía a la reunión
de grupo de los cursillistas. Pero, con toda mi experiencia, nunca me había dado cuenta del
alcance de esta frase.
Rafael descubrió una nueva dimensión en esta reunión. Claro, no voy a entrar otra vez en
ese nido de maribondos o avispones de los Cursillos. !El grupo, la reunión es lo de veras
importante! Ocurría, sin embargo, una contradicción: Rafael Belén era un tremendo
individualista; animal de un sólo arnés, a lo Einstein. Dificilmente abría la caja de sus interiores
a otro hombre; cuando inquirido por sus conocidos, no se desviaba de lo convencional y si en
el diálogo arriesgaba algo de sus alforjas, no pasaba del aperitivo accidental, reservándose la
honda problemática de su entrañable intimidad. Porque tal vez no haya conseguido nunca
expresar con palabras lo verdaderamente sentido y padecido por su alma en el curso de la
vida. Aunque sentir y padecer, dígase al paso, son dos verbos muy irregulares en la
cordialidad del cordobés. Como hemos dicho, se le metió en la sopera esta idea de los grupos
y se puso a formalizar situaciones de tal complejidad que al destapar la olla se escapaban los
grillos a todo vapor. Pensaba en las mil y una chorradas posibles en el ejercicio de la dinámica.
Hasta conseguir llegar a las viñas de Platón: La doxa es opinión individual; sólo con el
encuentro dialógico se alcanza la episteme, la ciencia. Luego volvía a la teoría y puntualizaba:
Lo que transformen dependerá siempre de lo que adoren. Rafael Belén se iba entusiasmando
y, poco a poco, se enredaba con sus encajes arabescos: Si doce hombres rudos incendiaron el
mundo occidental con fe, ?qué no podremos hacer ahora con ciencia? Después de la euforia
maniática, la inevitable depresión. Aguilar recapacitaba y comprendía mejor sus quimeras; al fin
y al cabo sus ideales no podrían explotar en el aire. Esto es verdad; si no encontramos cauces
adecuados, la gestación no es más que un aborto. El cordobés recogía todos los slogans del
Cursillo y los conectaba: Con la cabeza llena de ideas y el corazón de fuego... Viviendo en
gracia, de forma consciente, creciente y participada... Amando a Dios y a los hermanos, las
dos dimensiones de la cruz... Envolviéndose en el trípode de la piedad, el estudio y la acción...
El apóstol es una locomotora viva cuya función es arrastrar a los vagones aparcados en las