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M A Y O - Antônio Tallon Y Castilla

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dijo algo importante en “El futuro de una ilusión”. Pero nadie me había hablado “en directo” y<br />

por dentro, como Rafael Belén, de lo que puede llegar a ser una personalidad religiosa.<br />

!Mysterium tremendum, es verdad! Verdaderamente, quedé intrigado con lo numinoso y esa<br />

celebración; al final de la década de los setenta, en Santiago de Chile, buscando un libro<br />

profano en la biblioteca de la Universidad, tropecé y cayó delante de mí al suelo un libro<br />

curioso: “Huxley and God”, de Aldous Huxley, uno de los hombres más inteligentes e<br />

interesantes de este siglo, autor de “Admirable mundo nuevo” y, según me constaba, un<br />

intelectual “oficialmente” agnóstico. Leí aquel libro en una tarde y la autoridad de Huxley, quizá<br />

ya chocheando, me hizo comprender de otra manera las viejas y locas lomas de mi amigo<br />

Rafael Belén.<br />

También en Chile estaban los Cursillos de moda. Se ha dicho que el Golpe militar contra<br />

Salvador Allende estaba amparado por bayonetas y cruces. Pinochet, tan tristemente famoso al<br />

chochear en Londres, había hecho un cursillo. Pablo Neruda sólo resistió una semana. Otro<br />

poeta, vasco-chileno, como veremos en el mes de diciembre, previó en el mar tal desastre. El<br />

Cursillo, a la rastra de la Cité Catholique francesa y quizá inspirado en tal asociación, era más<br />

anticomunista que cristiano y, desde luego, muy poco católico al pretender serlo demasiado,<br />

reducido al culto de una pintoresca imagen de la Segunda Persona de la Trinidad. Pude<br />

observar en la Universidad Católica de Santiago de Chile la penetración política ejercida por la<br />

casta de los cursillistas. Con Pinochet se favoreció al máximo esta clase de devoción,<br />

protectora de los valores eternos, aunque tambien de ciertos valores menos dignos, privilegio<br />

de una clase, favorecidos por el establishment. No me referiré aquí a mis cursos sobre religión<br />

y política, dictados en los años ochenta, gracias a mi contacto y amistad con Rafael Belén. Sólo<br />

indicaré mi interés por el progama: hoy en día, estoy profundamente convencido de que política<br />

y religión, como derecho y moral, física y química, geografía e historia, aritmética y<br />

geometría, aceite, vinagre y sal, se interpenetran dialécticamente y nunca consiguieron<br />

caminar separadas. En Argentina, por ejemplo, puede constatarse cómo en todas las revueltas<br />

y revoluciones políticas nos topamos con los estandartes de la Iglesia, bien sea como camino o<br />

como obstáculo. Religión y revolución ya fue el título de varios libros. Hombres como<br />

Casaldáliga, Camilo Torres, Bonhoffer, Thomas Münster no vinieron a este mundo para<br />

encender una vela, arrodillarse, juntar las manos, torcer la cabeza y poner ojos de carnero

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