M A Y O - Antônio Tallon Y Castilla

Y en er mundo, ?pasaba argo? A la misma horita en que el bueno de Rafael Belén subía las
escaleras de la Iglesia de la Peña, al otro lado del mar, pero bastante más arriba, en el teatro
parisiense de la “Porte-Saint-Martin” se celebraba el éxito escandaloso, por lo sonao, del
espectáculo musical HAIR. Pocos días antes, todavía más p’allá, en la U.R.S.S., el general
Grigorenko, un famoso luchador en favor de los tártaros de Crimea, ingresó en un hospital
psiquiátrico como premio a sus buenos servicios prestados. En la mecha inglesa de Andalucía,
la entrada en vigor de la Constitución de Gibraltar provocaría el pataleo flamenco del Gobierno
español, con el consiguiente papeleo de diplomas y documentos protestantes. Mucha tinta y
ninguna sangre, porque el León sabía que el Toro estaba nervioso pero era manso. Salario
mínimo en España: 102 pesetas por día; algo es algo para pagar las púas de los plazos. El
tergal estaba a la última moda porque, como el acero, era inarrugable y no necesitaba de
plancha. En cambio la piel hispánica, de tanta tela falsa, no conseguía respirar. Rafael Belén,
con un viaje previamente concertado a Córdoba, desistió a última hora por causa del
Cordobazo. Un amigo escritor y él mismo pretendían aproximar a las dos ciudades hermanas;
la andaluza y la argentina. Estamos hablando ahora, claro está, de la República Argentina. Los
Cursillos estaban en auge en la ciudad de Córdoba y Rafael Belén había sido invitado a dirigir
una Ultreya. Sin embargo, el estallido ocurrido en este mes de mayo de ese año de 1969,
impidió el viaje del cordobés. Como consecuencia de los disturbios, murió en Córdoba un
estudiante, Santiago Pampillón; luego se registraría una ola de protestas estudiantiles en
diversas universidades y, al mismo tiempo, se produjo una fuerte agitación sindical. Como se
sabe, Córdoba es el mayor centro industrial del país, donde se concentraban las principales
fábricas de automotores. Activismo estudiantil y obrero se conjugaron el 29 de mayo con todas
las de la ley. La fortísima represión policial generó un violento enfrentamiento; hubo barricadas,
hogueras para combatir los gases lacrimógenos y asalto a establecimientos de negocios.
Intervino el ejército, recuperó el control, pero el barrio universitario de Clínicas resistió
heroicamente. Murieron más de treinta personas y cerca de quinientas resultaron heridas.
Muchos activistas huyeron y se refugiaron en la Capilla del Monte, enclavada a los pies de El
Uritorco. Por una cuestión de pocas horas, Aguilar se perdió “in loco” el famoso Cordobazo. Se
supo que los cursillistas, ajenos por completo a la revuelta, rezaron una misa por cuantos
perecieron en la refriega. En Brasil, para terminar, no iban nada bien las cosas. Estaban