Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
SEREBRIAKOV. ¿Que quiero yo? ¿La escuchás? Se pone a hablar Iván Petrovich o esa vieja idiota de<br />
Maria Vasilievna y <strong>se</strong> los escucha con atención. Ahora yo abro la boca y todos <strong>se</strong> sienten desgraciados.<br />
Qué pasa?, ¿<strong>se</strong>rá mi voz <strong>que</strong> inspirará asco?<br />
SONIA. Papá...<br />
SEREBRIAKOV. Sonia, <strong>que</strong>rida, escuchá esta locura de tu padre, la otra noche pensaba: ¿Y si admitiera<br />
<strong>se</strong>r as<strong>que</strong>roso, egoísta, déspota? ¿Que pasaría? ¿Ni siquiera en la vejez <strong>se</strong> me permite un mínimo derecho<br />
al egoísmo?... ¿No me lo merezco?<br />
SONIA. ¿Qué decís?<br />
SEREBRIAKOV. Elena ¿Será posible <strong>que</strong> no pueda aspirar a <strong>una</strong> vejez tranquila y a la consideración de<br />
la gente? Haber<strong>se</strong> pasado toda la vida trabajando para las artes escénicas... Yo estaba acostumbrado a un<br />
estudio digno, Elena, a un auditorio, a compañeros de la universidad, a los <strong>que</strong> <strong>se</strong> los extraña.<br />
ELENA ANDREEVNA. Nadie discute tus derechos. (Lo besa)<br />
SONIA. Se levantó mucho viento. Va a empezar a llover... Habrá <strong>que</strong> cerrar la ventana.<br />
ELENA ANDREEVNA. Nadie discute tus derechos.<br />
SEREBRIAKOV. Vos sabés como me gusta el éxito, la celebridad, los estrenos, el ruido. De pronto, sin<br />
mucho protocolo, encontrar<strong>se</strong> en el exilio, en un rancho inmundo, encerrado, recordando constantemente<br />
el pasado.<br />
ELENA ANDREEVNA. Y <strong>que</strong>rés vivir. Ya lo sé.<br />
SEREBRIAKOV. Y claro <strong>que</strong> quiero vivir. Como cualquiera. No puedo. Estoy muy triste. Muy triste. Me<br />
faltan fuerzas. Y encima de todo no <strong>se</strong> me perdona <strong>se</strong>r viejo.<br />
ELENA ANDREEVNA. Esperá un poco... Tené paciencia. Dentro de cinco o <strong>se</strong>is años, yo también voy a<br />
<strong>se</strong>r vieja.<br />
VANIA. (Entrando con Sonia)Me parece <strong>que</strong> vamos a tener tormenta. (A Elena y Sonia) Ustedes dos<br />
váyan<strong>se</strong> a dormir <strong>que</strong> yo me <strong>que</strong>do con él.<br />
SEREBRIAKOV. (Asustado.) ¡No, no!... No me dejen con él... No... Me va a aturdir con esa verborragia<br />
a<strong>se</strong>sina.<br />
VANIA. Esta es la <strong>se</strong>gunda noche <strong>que</strong> en esta casa no <strong>se</strong> duerme por tu culpa.<br />
SEREBRIAKOV. Bueno <strong>que</strong> ellas <strong>se</strong> vayan a dormir pero vos también te vas. Gracias, muchas gracias a<br />
todos. Te suplico, Vania, en nombre de nuestra antigua amistad. (A su <strong>mujer</strong>) Querida, no me dejes con él.<br />
Me va a aturdir.<br />
VANIA. ¿Que antigua amistad? A veces hasta me resultas gracioso.<br />
SONIA. Calláte, tío Vania.<br />
(Entran MARIA y TELEGUIN.)<br />
1<br />
4