Fertilización de alfalfa - Revista Agromercado

cultivos (Díaz-Zorita y Fernández Canigia, 1998;
Fontanetto, 2000). Díaz-Zorita y Fernández Canigia
(1998) concluyeron que las aplicaciones de sulfato
de amonio en la implantación de pasturas con
base alfalfa en sistemas de siembra directa en la
región de la pampa arenosa, inducen a una mayor
proliferación de nódulos y mejoran su nutrición
global permitiendo el logro de aumentos significativos
en la producción forrajera.
En suelos con contenidos de N (0 a 20 cm) inferiores
a las 15 ppm en el momento de la siembra, podría
recomendarse la fertilización moderada con N
para mejorar las condiciones de implantación de leguminosas
forrajeras. En la región noroeste bonaerense,
el agregado de hasta 70 kg/ha de N durante
el invierno en pasturas con alfalfa en producción ha
generado incrementos en la producción de pasturas
mixtas de gramíneas y leguminosas. Sin embargo,
esta práctica es de aplicación delicada durante la
implantación de la pastura pues el exceso de N puede
provocar una reducción en el número de plantas
Figura 1: Producción de alfalfa según tratamientos
de semillas en IMyZA INTA Castelar (Perticari, 2000).
1400
1200
1000
800
600
400
200
0
cuadernillo clásico de forrajeras -febrero 2007- N.° 135
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de alfalfa en la consociación, tanto por competencia
de las gramíneas como por la reducción en la nodulación
de la leguminosa. Además, en la aplicación de
fertilizantes en el momento de la siembra de alfalfa
para mejorar su implantación hay considerar los
efectos fitotóxicos de fuentes nitrogenadas. Este
problema se manifiesta fundamentalmente en fertilizaciones
en la misma línea de siembra y en menor
medida en aplicaciones en bandas y al costado o al
voleo e incorporado. El daño fitotóxico se manifiesta
reduciendo la población de plantas implantadas
por lo que la urea o el nitrato de amonio no se deberían
emplear junto con semillas de alfalfa (Vivas,
1995; Fontanetto, 2000).
La aplicación de N induce a una mayor tasa inicial de
producción de la pastura, anticipando la acumulación
y utilización del forraje (Díaz-Zorita y Duarte, 2000 y
Díaz-Zorita y col. 2003) con mayor eficiencia de aprovechamiento
del N en aplicaciones hacia el fin del invierno-inicio
de la primavera (Tabla 1). Este comportamiento
se atribuye al “decaimiento” en la actividad
de fijación biológica y ha sido descripto en varios
ambientes de secano recomendándose la aplicación
de los fertilizantes luego del pastoreo para evitar daños
fitotóxicos al follaje (Raun y col. 1999).
En síntesis, el nitrógeno es el nutriente “motor” de
la productividad en sistemas forrajeros y su estrategia
de manejo se definirá dependiendo de las especies
predominantes y estado de las pasturas. La
presencia de leguminosas en la pastura permite su
aprovechamiento a partir de la fijación biológica del
N atmosférico, requiriéndose un eficiente manejo de
la inoculación y cuidado de la capacidad de producción
de estas especies reduciendo la ocurrencia de
factores que limiten su crecimiento. En cambio, en
pasturas con leguminosas en producción como sin
leguminosas, la fertilización nitrogenada permite
aumentar y anticipar la oferta de forraje, lográndose
una mayor eficiencia en aplicaciones hacia el fin
del invierno e inicio de la primavera
Tabla 1: Eficiencia de uso del N en refertilizaciones de pasturas consociadas según épocas de aplicación
(CREA 9 de Julio, inédito).
Otoño (abril-mayo) Primavera (sgosto-septiembre) Promedio
alfalfa + pasto ovillo + cebadilla + trébol blanco 7.5 20.4 14.0
alfalfa + festuca + trébol blanco 8.0 17.3 12.7
festuca + trébol blanco + trébol rojo 7.0 8.4 7.7
Promedio 7.5 15.4
AGROMERCADO
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