ZEEV STERNHELL - Prisa Revistas
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guaje político israelí “unidad nacional” sigue<br />
siendo siempre el nombre clave que<br />
significa que no se correrá el riesgo de un<br />
enfrentamiento con el núcleo duro de los<br />
colonos que podría llevar al país al borde<br />
de una guerra civil.<br />
Me permitiré citar una vez más uno<br />
de mis artículos en el diario Haaretz. En<br />
la edición del 15 de diciembre de 2000<br />
planteaba la cuestión esencial sobre el<br />
comportamiento de Ehud Barak.<br />
“Si no quería renunciar a la unidad<br />
nacional ¿por qué fue a Camp David? Si<br />
no estaba dispuesto a un compromiso sobre<br />
los Santos Lugares ¿por qué sintió la<br />
necesidad de arrastrar a todo el mundo<br />
hasta las colinas de Maryland? La explicación<br />
más razonable del enigma de Camp<br />
David, y en muchos sentidos de todo el<br />
enigma de Barak, posiblemente resida en<br />
el hecho de que en un determinado momento<br />
el primer ministro había perdido<br />
la confianza en la capacidad de Israel de<br />
retirarse de los territorios conquistados en<br />
junio de 1967” 10 .<br />
En efecto, la solución del enigma residía<br />
en la incapacidad de Barak de romper<br />
con la tradición colonizadora del sionismo.<br />
Además, tras su elección en mayo de<br />
1999, este hombre inteligente, cultivado<br />
y soberbiamente dotado parece haber cometido<br />
todos los errores posibles e imaginables.<br />
Durante el periodo que separa su<br />
elección del principio de las negociaciones,<br />
Barak, o bien había roto sus<br />
promesas a los palestinos, o bien había<br />
rechazado poner en marcha los acuerdos<br />
ya firmados por sus predecesores.<br />
Sin hablar del hecho de que, tras su llegada<br />
al poder, en lugar de ir inmediatamente<br />
a lo esencial, Barak se volvió hacia Siria.<br />
Para los palestinos, que esperaban una<br />
apertura inmediata de parte de un hombre<br />
que debía su éxito al fracaso de Benjamin<br />
Netanyahu, esta manera de hacerles<br />
evidente la escasa importancia que daba a<br />
la rápida solución del conflicto israelí-palestino,<br />
supuso un verdadero choque. A<br />
partir de este momento todos los contactos<br />
entre las dos partes se hicieron en un<br />
clima de gran desconfianza.<br />
Esta desconfianza se alimentaba, además,<br />
con la ambigüedad que prevalece,<br />
tanto en la posición de Barak como en la<br />
de Arafat. Los dos hombres se encontraban<br />
a la cabeza de coaliciones heterogéne-<br />
10 Zeev Sternhell: ‘Los tres noes de Barak’ Haaretz,<br />
15 de diciembre de 2000.<br />
Nº 123 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />
as y debían contar con poderosas oposiciones.<br />
Para llegar a un compromiso debían<br />
superar gigantescas dificultades, y tomar<br />
en cuenta, ambos, la posibilidad de<br />
una guerra civil. Barak ha sido el hombre<br />
político israelí que fue más lejos en el camino<br />
de un acuerdo, el que rompió todos<br />
los tabúes pero también el que a la hora<br />
de la verdad hizo que los palestinos sintieran<br />
que, a fin de cuentas, no era capaz de<br />
dar los últimos pasos, los más difíciles,<br />
pero que eran los que verdaderamente<br />
contaban. Barak no tenía una solución real<br />
y concreta, ni al problema de los asentamientos,<br />
ni al de los intercambios territoriales,<br />
ni a la cuestión de Jerusalén, que<br />
pudiera presentar tanto a los palestinos<br />
como a sus propios conciudadanos. Según<br />
Robert Malley, las propuestas americanas,<br />
presentadas como base de negociación a la<br />
delegación palestina, preveían la soberanía<br />
palestina sobre el 91% de Cisjordania así<br />
como sobre un territorio israelí equivalente<br />
al 1% de la superficie de Cisjordania,<br />
que sería cambiado por el 9% del territorio<br />
palestino anexionado. No se concretaba<br />
dónde se encontraría dicho territorio.<br />
La solución prevista para Jerusalén seguía<br />
estando poco clara, al igual que quedaba<br />
en la bruma el problema crucial de los refugiados<br />
11 .<br />
El sentimiento de<br />
que el primer ministro<br />
israelí no tenía<br />
los medios de<br />
avanzar se<br />
veía refor-<br />
zado<br />
por su<br />
constante<br />
rechazo a<br />
presentar por<br />
escrito un plan<br />
preciso. Todas sus<br />
propuestas estaban<br />
recubiertas de un velo<br />
de incertidumbre y solo tenían<br />
una existencia teórica.<br />
En efecto, Barak se prohibía<br />
comprometerse de una manera<br />
formal por temor a que un plan de-<br />
11 Robert Malley: ‘Camp David: The Tragey of<br />
Errors’, loc. cit. pág. 62.<br />
<strong>ZEEV</strong> <strong>STERNHELL</strong><br />
tallado se convirtiera inmediatamente en<br />
punto de arranque de nuevas exigencias.<br />
Por esta razón rechazó la idea de un encuentro<br />
cara a cara con Arafat en Camp<br />
David: Barak temía que su homólogo palestino<br />
pusiera por escrito las propuestas<br />
que se le hicieran y que las convirtiera en<br />
punto de partida para nuevas negociaciones.<br />
La postura de Yasir Arafat no era muy<br />
diferente. Los palestinos habían llegado<br />
en plan defensivo y se hallaban bajo la<br />
constante presión de una opinión pública<br />
que había perdido la fe en la buena voluntad<br />
de los israelíes. Por otra parte, esta<br />
delegación sufría de un handicap mayor:<br />
sospechosa de mercantilización, notoriamente<br />
corrupta y poco eficaz, la Administración<br />
palestina autónoma carecía de esa<br />
autoridad moral que es necesaria para hacer<br />
aceptar un compromiso doloroso. A<br />
fin de cuentas los palestinos fueron incapaces<br />
de responder a las propuestas americanas<br />
que contaban con el aval oficioso<br />
de Israel, se negaron a someter contrapropuestas<br />
por temor a las reacciones de la<br />
población, no únicamente de los movimientos<br />
islamistas sino también de las<br />
tropas de Fatah, el movimiento de Yasir<br />
Arafat. Es así como rechazaron aceptar,<br />
incluso como base de partida, unas propuestas<br />
que guardaban silencio sobre el<br />
problema de los refugiados, sobre la suerte<br />
del monte del Templo, que es el Haram<br />
al-Sharif de los palestinos, tercer lugar<br />
santo de los musulmanes, y no podían<br />
aceptar un proyecto de intercambios territoriales<br />
sin saber qué territorio era el<br />
que exactamente se les proponía.<br />
El 23 de diciembre de 2000 Estados<br />
Unidos sometió una última serie de propuestas<br />
que iban en el sentido de las exigencias<br />
palestinas: del 95% al 96% del territorio<br />
de la Cisjordania ocupada, del<br />
1% al 3% suplementario en tierras israelíes<br />
de antes de 1967. En lo concerniente<br />
a Jerusalén, Bill Clinton<br />
formulaba el principio que será<br />
sin duda el de todo futuro<br />
acuerdo: lo que es judío<br />
será israelí, lo<br />
que es árabe, palestino.<br />
Las<br />
negociaciones<br />
s e<br />
11