ZEEV STERNHELL - Prisa Revistas
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EMIGRACIÓN E ISLAM<br />
ción, cuando en realidad se trata de un<br />
proceso de adecuación mutua en la que la<br />
mayoría o población autóctona también<br />
tiene que llevar a cabo ciertos cambios<br />
(en términos normativos, institucionales e<br />
ideológicos). Es un proceso dinámico y<br />
bilateral.<br />
Así mismo, la integración tiene dos<br />
vertientes principales, la socioeconómica y<br />
la cultural, y ambas deben complementarse<br />
sin enfatizar el peso de la cultura o confundirlas,<br />
porque “culturizando” a ultranza<br />
todas las situaciones sociales se oculta la incapacidad<br />
o la falta de voluntad del Estado<br />
para resolver de manera satisfactoria la<br />
nueva realidad social, o es, una vez más,<br />
la pantalla tras la que se ocultan los verdaderos<br />
debates que nuestra sociedad no acaba<br />
de afrontar. Por ejemplo, cómo puede<br />
organizarse una movilización social y mediática<br />
tan enorme en torno al uso de un<br />
pañuelo en la cabeza por una niña marroquí<br />
en la escuela 4 , y, sin embargo, no alcancen<br />
ni parecida dimensión de reacción<br />
social los ataques xenófobos ocurridos en<br />
El Ejido en febrero de 2000, o la situación<br />
infrahumana de los emigrantes hacinados<br />
en un hangar del aeropuerto de Lanzarote,<br />
denunciado por prestigiosas organizaciones<br />
internacionales de derechos humanos, como<br />
Human Rights Watch. De la misma<br />
manera, el debate en torno al pañuelo ha<br />
ocultado el verdadero debate: lo que está<br />
ocurriendo en la enseñanza concertada y<br />
su rechazo a acoger niños emigrantes en<br />
esas escuelas, todos los cuales deben ser absorbidos<br />
por la enseñanza pública. Su concentración<br />
en determinados centros en detrimento<br />
de su difusión equilibrada plantea<br />
importantes problemas de tendencia a<br />
la “guetización” y estigmatización de dichos<br />
centros de la red pública. Si bien la<br />
ley exige un reparto equilibrado, la realidad<br />
muestra que se da una enorme concentración<br />
no sólo debida a la elección de<br />
los propios padres de los niños inmigrantes<br />
(saber que en tal colegio les acogen, que<br />
hay primos o amigos de los niños ahí estu-<br />
4 Nos referimos al caso que se desencadenó<br />
cuando se descubrió en Febrero de este año que una<br />
niña marroquí llevaba varios meses sin escolarización<br />
porque el colegio concertado que le correspondía no<br />
le permitía entrar en la escuela usando el hiyab o pañuelo<br />
musulmán que cubre la cabeza, pero no la cara.<br />
El uso de dicho pañuelo fue presentado por una mayoría<br />
social como “una amenaza a nuestros valores<br />
modernos”. Los responsables políticos en materia<br />
educativa consideraron que la cuestión fundamental<br />
era la escolarización obligatoria de la niña e impusieron<br />
a una escuela pública su ingreso usando su pañuelo.<br />
No obstante, la escuela concertada, donde le correspondía<br />
a la niña estudiar, se vio libre de dicha<br />
obligación.<br />
diando ya, proximidad de la vivienda…),<br />
sino también, y mucho, a la negligencia de<br />
los responsables educativos que no exigen<br />
a los centros concertados que asuman sus<br />
obligaciones de aceptación de niños emigrantes<br />
ni han implantado enseñanza compensatoria<br />
en la mayor parte de los centros<br />
educativos 5 .<br />
La integración debe enfocarse desde<br />
un punto de vista global donde lo cultural<br />
sea un ingrediente, pero que no fagocite<br />
toda la dimensión social. Por ello, hay que<br />
tener como referencia reflexiones como la<br />
que propone Carlos Giménez en su trabajo<br />
La integración de los inmigrantes y la interculturalidad.<br />
Bases teóricas de una propuesta<br />
práctica 6 , donde, haciendo uso de la amplia<br />
literatura internacional generada al<br />
respecto, concluye en unas propuestas que<br />
a nuestro juicio son el camino que debe<br />
iluminar las políticas de integración. Es decir,<br />
los principios que deben presidir la<br />
aplicación práctica de la integración han<br />
de ser la igualdad de derechos, condiciones,<br />
obligaciones y oportunidades con la<br />
población autóctona, así como el principio<br />
de la igualdad de culturas y el derecho a la<br />
propia identidad; se deben combinar los<br />
planteamientos socioeconómicos con<br />
los culturales; y se debe trabajar en un<br />
marco de interculturalidad porque significa<br />
interrelación, dinamismo y adecuaciones<br />
mutuas. En este sentido la interculturalidad<br />
aleja los peligros de “guetización”<br />
que se pueden dar en algunas interpretaciones<br />
multiculturalistas (en las que “la<br />
tendencia a alentar la separación étnica y<br />
cultural y el repliegue comunitario de los<br />
individuos, con la excusa de proteger las minorías,<br />
se acompaña de la tendencia a hacer<br />
de la diferencia cultural el problema principal<br />
para la cohesión social, aunque en realidad<br />
los problemas son otros” 7 ), sin tener<br />
que renunciar al derecho a la propia identidad<br />
lingüística, religiosa o cultural. Desde<br />
esta concepción intercultural, no se parte de<br />
la concepción del inmigrante como sujeto<br />
culturalmente diferenciado sin más, sino<br />
desde su categoría de sujeto de derechos,<br />
inscribiendo su derecho a la diversidad en el<br />
marco más amplio de la igualdad general de<br />
derechos. Es decir, “la integración es, en<br />
suma, el proceso mediante el cual nativos<br />
5 Todos estos factores han sido analizados con<br />
detalle en el trabajo realizado por María Cuesta Azofra<br />
sobre ‘La escolarización de los hijos de los inmigrantes<br />
en España’ publicado en Cuadernos de Información<br />
Sindical, Comisiones Obreras, noviembre<br />
2000. 6 Arbor, págs. 119-147, CLIV, 607, julio 1996.<br />
7 M. Martiniello: Sortir des ghettos culturels, pág.<br />
92. Presses de Sciences Po, Paris, 1997, pg. 92.<br />
e inmigrantes reconstruyen la sociedad<br />
para devolverle la dinámica anterior que<br />
definía su unidad” 8 .<br />
Contra la visión esencialista<br />
de lo cultural<br />
En ese modelo intercultural que debemos<br />
tratar de construir es de enorme importancia<br />
resaltar la necesidad de desembarazarse<br />
de las concepciones esencialistas que<br />
ven la cultura como un ente inmutable,<br />
cerrado y monolítico que determina comunitariamente<br />
a toda una colectividad.<br />
Científicamente esa concepción esencialista<br />
está denostada y deslegitimada, pero no<br />
por ello deja de estar muy presente en la<br />
concepción de muchos a la hora de hablar<br />
de diversidad cultural e inmigración, y de<br />
manera particularmente intensa cuando se<br />
trata de los musulmanes.<br />
Lo cierto es que existe una concepción<br />
homogénea de las culturas que no se corresponde<br />
con la realidad, ni con la nuestra<br />
ni con la de los otros, porque ni la sociedad<br />
receptora es homogénea ni tampoco lo<br />
es la cultura de quienes vienen de otras<br />
áreas geográficas, ya sea la Europa del Este,<br />
América Latina o el norte de África.<br />
La integración –es un fenómeno<br />
constatado–, tiende a reforzar la identidad<br />
cultural, pero a su vez impulsa su evolución<br />
hacia cambios socioculturales en la<br />
búsqueda de adecuación entre la cultura de<br />
partida y la de destino. Es un proceso dinámico<br />
y no estático que debe tener como<br />
marco de referencia sustancial los derechos<br />
humanos y el cumplimiento de la ley igual<br />
para todos a fin impedir los relativismos<br />
culturales extremos (la clitoreptomía, por<br />
ejemplo), pero garantizar también el derecho<br />
a la identidad cultural (como el pañuelo,<br />
que no es un velo que cubra la cara,<br />
entre las mujeres musulmanas que deseen<br />
ponérselo) 9 .<br />
Otro ejemplo suscitado recientemente<br />
es la reivindicación por la Unión de Co-<br />
8 Giménez: op. cit, pág. 142.<br />
9 La inadmisible comparación entre el uso del pañuelo<br />
y la clitoreptomía realizada por el ministro de<br />
Trabajo y Asuntos Sociales y otros seguidores, es una<br />
irresponsable manera de confundir a nuestra sociedad,<br />
no sólo, y ya es bastante, porque la clitoreptomía es un<br />
delito y ponerse un signo de identidad en la cabeza no,<br />
sino también porque da a entender que existe una identificación<br />
entre islam y clitoreptomía que es completamente<br />
falsa. La ablación del clítoris es una costumbre<br />
que lleva el patriarcado a sus últimas consecuencias<br />
practicada en la región del África subsahariana. No es<br />
ninguna tradición islámica y es completamente inexistente<br />
en el mundo musulmán a excepción de Egipto<br />
donde, por sus intensas relaciones históricas, comerciales<br />
y sociales con el Sudán, fue adquirida e integrada en<br />
la cultura local. Por tanto, no existe una sola mujer ma-<br />
30 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 123