ZEEV STERNHELL - Prisa Revistas
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LOS DERECHOS DE LA MUJER EN UN PAÑUELO<br />
entre varones y mujeres.<br />
Esta condición de marginación y subordinación<br />
que sufren algunas mujeres<br />
puede presentarse como una amenaza para<br />
las sociedades occidentales que han logrado<br />
consolidar importantes niveles de igualdad.<br />
Sin embargo, condensar la situación<br />
de las mujeres musulmanas en algunos países<br />
en la figura del pañuelo de una alumna<br />
en una escuela de nuestro entorno es dar<br />
un salto importante. Aceptar a una niña<br />
con velo en una escuela pública no implica<br />
aceptar la ideología de discriminación u<br />
opresión que podamos representarnos detrás<br />
del pañuelo, precisamente porque el<br />
pañuelo en sí no tiene connotaciones discriminatorias;<br />
estas connotaciones las agregamos<br />
cuando, como observadores con<br />
cierta información, ligamos el pañuelo a<br />
actitudes que sí conllevan un trato diferencial<br />
y discriminatorio.<br />
Por otro lado, no se puede dejar de<br />
considerar, al sopesar los valores en juego,<br />
el derecho a la educación. Asumir una postura<br />
intransigente con respecto al pañuelo<br />
podría llevar, en la práctica, a buscar soluciones<br />
alternativas, como permitir la educación<br />
en casa 3 , que pueden resultar inconvenientes<br />
para la educación de las niñas<br />
afectadas, o incluso a negar la posibilidad<br />
de educación. La mejor forma de ofrecerles<br />
la posibilidad de escoger entre distintas<br />
formas de vida es integrarlas en un ámbito<br />
que pueda enseñarles esos principios de libertad,<br />
autonomía e igualdad que creemos<br />
que enriquecen nuestras acciones. La visualización<br />
de éste y otros aspectos de la<br />
religión y su irrupción en el ámbito público<br />
(en lugar de su reclusión al estricto e<br />
impenetrable ámbito privado) ayuda más<br />
que amenaza al debate y la discusión en<br />
torno al alcance de sus aspectos simbólicos.<br />
Podría sostenerse que los padres y las<br />
madres pueden pedir a sus hijas que utilicen<br />
el velo en distintos ámbitos de la vida<br />
privada pero que deben asistir sin él a la<br />
escuela. Esta posición, que responde a la<br />
necesidad de garantizar que el ámbito privado<br />
sea una esfera protegida en la que el<br />
Estado no debe intervenir, no debería impedirnos<br />
ver algunos de los problemas<br />
que la teoría feminista ha puesto de manifiesto<br />
a propósito de la situación de las<br />
mujeres en el ámbito doméstico. Suele ser<br />
en el restringido contexto del hogar en el<br />
que algunas mujeres se ven privadas de<br />
sus derechos. En muchos casos es de<br />
puertas adentro donde se encuentran más<br />
desprotegidas y donde padecen las peores<br />
situaciones de opresión; la violencia doméstica<br />
es el mejor ejemplo de ello. La escuela,<br />
en cambio, como espacio público<br />
especialmente custodiado, es precisamente<br />
el ámbito en el que menos probablemente<br />
el pañuelo pueda transformarse en<br />
un elemento de estigmatización o desprecio.<br />
La escuela pública ofrecerá a las niñas<br />
la oportunidad de conocer cuáles son sus<br />
derechos, mientras que el hogar puede<br />
llegar a ser un escenario de impunidad<br />
3 En Estados Unidos se siguió esta solución en el<br />
caso de los amish. Ver Michael Walzer (págs. 79 y<br />
sigs., 1998).<br />
para la discriminación.<br />
Se podría alegar que si se acepta el pañuelo<br />
o hiyab, luego se tendrá que aceptar<br />
también el chador o quizá el burka, o incluso<br />
se tendrá que llegar a modificar el<br />
contenido de la educación recibida si es<br />
que los padres objetan que sus hijas asistan<br />
a clase de educación física, de natación<br />
o de biología. El argumento del efecto<br />
dominó, sin embargo, suele ser un mal<br />
argumento ya que la coherencia en la utilización<br />
de ciertas soluciones a ciertos casos<br />
indica que no hay por qué aplicar soluciones<br />
idénticas a casos distintos. Precisamente,<br />
la dificultad de la tolerancia está<br />
en saber qué tolerar y qué no. Las diferencias<br />
culturales o el polémico multiculturalismo<br />
pueden variar en un espectro de casos<br />
de intensidad tan diferente que exigen<br />
un análisis más detallado para poder evaluar<br />
sus consecuencias. Generalmente, los<br />
problemas se plantean cuando entran en<br />
conflicto los principios o valores considerados<br />
universales, aquellos que normalmente<br />
llamamos derechos humanos.<br />
Entre los derechos humanos<br />
y la diferencia cultural<br />
Existe entre la defensa de los derechos humanos<br />
y la reivindicación de la diferencia<br />
cultural (o, planteado en otros términos,<br />
entre la defensa de los derechos individuales,<br />
por un lado, y la defensa de supuestos<br />
intereses colectivos, por otro) un<br />
continuo de casos que podríamos someter<br />
a consideración a fin de evaluar los conflictos<br />
que se presentan y las posibles soluciones<br />
en juego. Algunos de estos casos,<br />
que podríamos ubicar en los extremos del<br />
continuo, presentan una solución clara.<br />
Así, por ejemplo, si un colectivo de<br />
mujeres decide preservar una vestimenta<br />
particular que las identifica con su grupo<br />
étnico, usando tejidos y colores que no<br />
sólo las definen como integrantes de ese<br />
grupo sino que las diferencian respecto de<br />
otros grupos, no veríamos en principio<br />
fuentes de conflicto. Una decisión tal no<br />
sólo no estaría vulnerando los derechos<br />
humanos de las mujeres involucradas, sino<br />
que sería expresión de los mismos, expresión<br />
de la autonomía de la voluntad, y<br />
podría ser a su vez una manifestación de<br />
creatividad estética o artística. A este caso<br />
podríamos llamarlo un caso fácil, que no<br />
nos enfrenta con la necesidad de tener<br />
que optar entre la preservación o no de la<br />
conducta en cuestión porque dicha conducta<br />
no interfiere con valores cuya vulneración<br />
suscite conflictos. La preservación<br />
de los distintos hábitos que podemos<br />
llamar culturales surge en la medida en<br />
38 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 123