Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo
Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo
Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Pero aún suponi<strong>en</strong>do que hubiera cogido su taxi alguna<br />
vez, ¿qué clase de suceso o afirmación que yo hubiera podido<br />
decir habría despertado su interés de esa manera? Te aseguro que<br />
mi vida cotidiana es de lo más vulgar…, exceptuando mis sueños,<br />
claro.<br />
Una chispa volvió a activar el cerebro del inspector, como si<br />
de rep<strong>en</strong>te se hubiera des<strong>en</strong>grasado el mecanismo de una complicada<br />
máquina que ahora empezaba a funcionar, y poni<strong>en</strong>do la<br />
palma de la mano <strong>en</strong> el pecho del muchacho, le indicó:<br />
Bu<strong>en</strong>o, eso es justo lo que debemos averiguar, Toño —<br />
por primera vez <strong>en</strong> muchas semanas, t<strong>en</strong>ía una bu<strong>en</strong>a pista y,<br />
ciertam<strong>en</strong>te, el chico le había ayudado <strong>en</strong> ello—. Creo que<br />
hacemos un bu<strong>en</strong> tándem —remarcó—. Y p<strong>en</strong>sándolo bi<strong>en</strong>, puede<br />
que no haya sido tan mala idea lo de la foto. ¡Déjamela, te la<br />
devuelvo esta tarde!<br />
Aquella demostración de aprecio, ll<strong>en</strong>ó de gozo al jov<strong>en</strong>,<br />
que se la ofreció sin vacilar.<br />
Sin perder un instante, el inspector Lázaro llevó de vuelta a<br />
Antonio Aritm<strong>en</strong>di a su casa, lo cual <strong>en</strong>tristeció <strong>en</strong> parte al<br />
muchacho que esperaba algo más de acción ahora que parecían<br />
haber <strong>en</strong>contrado un rastro que seguir. También el policía t<strong>en</strong>ía<br />
p<strong>en</strong>sado inicialm<strong>en</strong>te pasar el resto de la mañana con el chico<br />
pero tras la viol<strong>en</strong>ta irrupción de aquella novedosa conjetura que<br />
había brotado <strong>en</strong> su cabeza de una manera tan arrolladora, debía<br />
redirigir sus pasos <strong>en</strong> otro s<strong>en</strong>tido. ¡Y era algo que debía hacer<br />
solo!<br />
A cada volantazo que daba, una nueva pregunta le asaltaba:<br />
«¿Y si <strong>en</strong> realidad, el taxista había ido la mañana de su muerte a<br />
“El Corte Inglés” de manera premeditada porque algui<strong>en</strong> le había<br />
citado allí?... ¿Y si a esa persona no le interesaba <strong>en</strong> absoluto que<br />
103