09.05.2013 Views

Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo

Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo

Descargar PREVIO - Libros en Casa Eolo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¡Señor, señor! —t<strong>en</strong>ía que gritarle para que me oyese dado<br />

el temporal que se avecinaba y el rugir de las copas de los<br />

árboles—. Me llamo Antonio y me he perdido. Usted debe ser<br />

B<strong>en</strong>jamin Franklin.<br />

No se sorpr<strong>en</strong>dió demasiado.<br />

Mi fama me debe preceder, ¿no? —afirmó sarcásticam<strong>en</strong>te—.<br />

Llega <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to preciso, mozalbete. Sujete esto, yo le<br />

guiaré.<br />

Sin tiempo a la réplica, recogió la cometa del cielo a su<br />

mano, la <strong>en</strong>rolló y me la <strong>en</strong>tregó. Comprobé que el armazón <strong>en</strong> su<br />

reverso t<strong>en</strong>ía el esqueleto de metal con una trem<strong>en</strong>da punta de<br />

hierro, y que estaba atada a una cuerda de cáñamo terminada <strong>en</strong><br />

un hilo de seda que era por donde se asía. En el punto de unión de<br />

la cuerda y el hilo, estaba <strong>en</strong>ganchada una llave también metálica.<br />

Conocía el experim<strong>en</strong>to de haberlo estudiado <strong>en</strong> el colegio. Los<br />

rayos provocarían la electricidad que recogería la cometa y<br />

correría por el cáñamo, que es un bu<strong>en</strong> conductor, hasta la llave<br />

donde se acumularía y anunciaría por chispas su pres<strong>en</strong>cia. El<br />

cordón de seda, al no ser conductor, evitaría que nos electrocutáramos<br />

al sujetar la cometa. Era el primer pararrayos de la<br />

Historia.<br />

Franklin empezó a correr como un poseso hacia el epic<strong>en</strong>tro<br />

de la torm<strong>en</strong>ta haciéndome señas para que le siguiera. Yo no sabía<br />

qué contestarle y le escoltaba como el perro a su amo. Poco a<br />

poco, nos fuimos situando bajo unos nubarrones negros como<br />

boca de lobo que no paraban de rugir y escupir lluvia. Ahí,<br />

compr<strong>en</strong>dí que el experim<strong>en</strong>to podía ser muy peligroso.<br />

¡Ahora! ¡Exti<strong>en</strong>de la cometa, amigo mío! —vociferaba<br />

bajo el chaparrón—. ¡Hazla que vuele hacia las nubes!<br />

118

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!