LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
13<br />
Los dos enemigos<br />
Efectivamente: no llevaban recorrido los elefantes un<br />
kilómetro cuando, de entre las altas cañas, que se hallaban<br />
por doquier en aquellos terrenos pantanosos, se percibió<br />
el agudo son que ocasionan esas grandes trompas de cobre<br />
que los indios denominan ramsingas.<br />
Tremal-Naik sintió un escalofrío y su color bronceado<br />
adquirió un tinte grisáceo.<br />
—¡El maldecido instrumento de los thugs! —barbotó—.<br />
¡Los espías están avisando sobre nuestro avance!<br />
—¿A quién? —inquirió Sandokan con un acento de absoluta<br />
tranquilidad.<br />
—A otros espías que deben encontrarse diseminados por<br />
la jungla. ¿No oyes?<br />
A enorme distancia, en dirección sur, se pudo escuchar<br />
otra nota, que los cazadores percibieron de una forma tan<br />
tenue como si se tratase de una trompeta de niños.<br />
—Los pícaros están comunicándose por medio de las<br />
trompas —comentó Yáñez, frunciendo el ceño—. Anunciarán<br />
nuestra presencia por todos los lugares hasta que alcancemos<br />
los Sunderbunds. La situación es apurada. ¿Qué<br />
opina usted sobre esto, señor De Lussac?<br />
Afirmo que esos malditos sectarios tienen la misma astucia<br />
que las serpientes —respondió el teniente— y también<br />
que nosotros debemos hacer los mismo que ellos.<br />
—¿De qué forma? —inquirió Sandokan.<br />
—Haciéndolos equivocarse respecto a nuestra verdadera<br />
dirección.<br />
—¿Cómo?<br />
—De momento, cambiando de camino, para luego<br />
reanudar la marcha esta noche.<br />
—¿Podrán aguantar los elefantes?