LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
LOS DOS ENEMIGOS - Liberbooks
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
15<br />
Los dos enemigos<br />
había algunos restos de cabañas, Sandokan ordenó que<br />
se detuviesen.<br />
—En este lugar no nos cogerá desprevenido nadie. Si<br />
alguien se aproxima, en el acto le descubriremos. Por otra<br />
parte, a nuestro lado tenemos a Punthy y a Darma.<br />
—Que tardarán en alcanzarnos unas cuantas horas —<br />
adujo Tremal-Naik—. Deben de haberse rezagado. Pero<br />
el perro no abandonará al tigre y lo conducirá hasta este<br />
lugar.<br />
—Me tenían algo preocupado al no verlos —dijo Yáñez.<br />
—No te inquietes por ellos. Vendrán.<br />
Nada más quitarles los houdahs, los proboscidios se<br />
tendieron en tierra. Los desgraciados animales respiraban<br />
jadeantemente, sudaban de una manera extraordinaria y<br />
se hallaban agotadísimos.<br />
Los conductores de ambos elefantes se dedicaron a<br />
cuidarlos en seguida, haciéndoles colocarse bajo la sombra<br />
de un bar, cuya corteza les agrada en gran manera, y<br />
empezaron a frotar la cabeza, las orejas y las patas de los<br />
animales para que no se les hiciesen ampollas.<br />
Los malayos montaron las tiendas con gran rapidez,<br />
ya que el calor era tan grande, que no había forma de<br />
aguantarlo al aire libre. El ambiente se tornaba más asfixiante<br />
cada instante que pasaba. Sobre la jungla caía una<br />
auténtica lluvia de fuego.<br />
—¡Cualquiera supondría que se va a desencadenar una<br />
tormenta o un huracán! —comentó Yáñez, que se había<br />
introducido inmediatamente bajo una de las tiendas—. Estando<br />
en el exterior, hay el peligro de coger una insolación.<br />
Tú, Tremal-Naik, que te has desarrollado entre esas<br />
cañas, nos puedes informar sobre esto.