el océano y sus recursos iii. las ciencias del mar
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VII. LA CIRCULACIÓN OCEÁNICA<br />
LAS fuerzas que actúan en <strong>el</strong> seno d<strong>el</strong> <strong>océano</strong> son la gravedad terrestre y la presión: la primera varía con la<br />
latitud y la profundidad, y la segunda depende de la densidad, de la profundidad d<strong>el</strong> agua y de la<br />
ac<strong>el</strong>eración de la gravedad, alcanzando una magnitud de cambio de una atmósfera, es decir, 1.0333<br />
kg/cm³, por cada 10 metros de profundidad. Estas fuerzas hacen que se presente una serie de movimientos<br />
de <strong>las</strong> masas de agua de los <strong>mar</strong>es, que generan y modifican <strong>las</strong> corrientes oceánicas.<br />
Las aguas de los <strong>océano</strong>s d<strong>el</strong> mundo están sometidas a amplios movimientos durante los cuales grandes<br />
cantidades de esta agua; es decir <strong>el</strong> <strong>mar</strong> aparece surcado por corrientes: unas de gran v<strong>el</strong>ocidad, otras muy<br />
lentas; unas periódicas, otras intermitentes. A veces, <strong>las</strong> corrientes se convierten, tanto por su anchura,<br />
extensión y profundidad como por su permanencia, en los agentes principales de transporte d<strong>el</strong> calor<br />
ecuatorial hacia los polos y d<strong>el</strong> frío polar hacia <strong>las</strong> regiones tropicales, es decir, aportan <strong>el</strong> calor y la vida y,<br />
en ocasiones, <strong>el</strong> frío y la desolación.<br />
Mientras unas favorecen la navegación, otras la impiden; tan pronto destruyen <strong>las</strong> rocas salientes de los<br />
cabos, como r<strong>el</strong>lenan de arena <strong>las</strong> bahías, y lo mismo pueden llevar la vida de una isla a otra, que<br />
contribuir a su extinción bajo un régimen de frío polar.<br />
Las corrientes cuyas múltiples consecuencias son de gran importancia, obedecen a leyes físicas; así, su<br />
estudio constituye un campo interesante de la oceanografía física que permite entrever los misterios d<strong>el</strong><br />
sistema circulatorio de la hidrósfera. El conocimiento actual sobre <strong>las</strong> corrientes oceánicas se basa<br />
parcialmente en los registros y mapas de los antiguos navegantes, quienes observaron que <strong>las</strong> grandes<br />
corrientes alteraban <strong>las</strong> rutas que <strong>el</strong>los trazaban para <strong>sus</strong> navíos de v<strong>el</strong>a. El investigador Matthew Fontaine<br />
Maury de la armada de los Estados Unidos, preparó <strong>las</strong> primeras cartas sobre <strong>las</strong> corrientes mundiales,<br />
basándose en esas observaciones.<br />
Si bien todas <strong>las</strong> corrientes son movimientos de partícu<strong>las</strong> fluidas, presentan categorías muy distintas entre<br />
sí, tanto por lo que se refiere a su origen, v<strong>el</strong>ocidad, dirección y límites; como por su importancia y <strong>sus</strong><br />
repercusiones sobre <strong>el</strong> litoral y <strong>el</strong> clima de <strong>las</strong> regiones sobre <strong>las</strong> que tienen influencia. Cuando se observa<br />
<strong>el</strong> golpeteo de <strong>las</strong> o<strong>las</strong> sobre la playa o la dirección de una corriente, no se logra apreciar la cantidad de<br />
energía que contiene <strong>el</strong> proceso; pero si se multiplica por lo que presenta toda una masa de agua se puede<br />
comprender que es muy grande la energía gastada en la circulación oceánica.<br />
La energía que origina a <strong>las</strong> corrientes en los <strong>mar</strong>es procede principalmente d<strong>el</strong> Sol. Cuando en la<br />
atmósfera se generan diferentes temperaturas por <strong>el</strong> calentamiento solar se producen los vientos, y éstos<br />
causan <strong>el</strong> movimiento d<strong>el</strong> agua superficial d<strong>el</strong> <strong>océano</strong>, que se suma a los desplazamientos de <strong>las</strong> masas de<br />
agua producidos por cambios de densidad, dando origen a <strong>las</strong> corrientes.<br />
Sin embargo, éstas no son <strong>las</strong> únicas causas que producen la circulación oceánica: existen otros factores<br />
como <strong>el</strong> campo gravitacional, la rotación de la Tierra, la fricción, la fuerza de <strong>las</strong> <strong>mar</strong>eas y la presión<br />
atmosférica.<br />
En la dirección que siguen <strong>las</strong> corrientes oceánicas interviene <strong>el</strong> llamado efecto de Coriolis, que consiste<br />
en que todas <strong>las</strong> cosas que se mueven sobre la superficie de la Tierra se desvían lateralmente en <strong>sus</strong><br />
trayectorias previstas. Este fenómeno fue descrito por primera vez en 1844 por <strong>el</strong> físico matemático<br />
francés G.C. Coriolis. Dicho efecto se debe a que la rotación es mayor en los polos, donde la Tierra gira<br />
más rápidamente, y disminuye hasta cero en <strong>el</strong> ecuador.<br />
Por <strong>el</strong> efecto de Coriolis se observa que <strong>las</strong> corrientes en <strong>el</strong> hemisferio, norte se mueven hacia la derecha,<br />
mientras que en <strong>el</strong>, hemisferio sur lo hacen hacia la izquierda. En la fuerza y en <strong>el</strong> ángulo de desviación de<br />
<strong>las</strong> corrientes interviene, <strong>el</strong> efecto de Coriolis en combinación con la v<strong>el</strong>ocidad que produce la acción d<strong>el</strong>