Maga pag 1-40.indd - Universidad Tecnológica de Panamá
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Silvia Fernán<strong>de</strong>z González (México)<br />
Llamadas a larga<br />
distancia<br />
-“ESTÁ USTED HABLANDO A CASA DE LA<br />
familia Rubio, por favor <strong>de</strong>je su recado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
tono…biiip”<br />
– Comadre, ¡me da gusto oír su voz! ¿Cómo está?<br />
Es la tercera vez que llamo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que regresé <strong>de</strong><br />
vacaciones, pero me había contestado el compadre,<br />
que por cierto, figúrese con lo que me salió ese<br />
marido suyo tan callado pero que cuando habla, la<br />
<strong>de</strong>ja a una pensativa. Con sus ojitos tan azules, su<br />
porte tan elegante, tan <strong>de</strong>rechito al caminar…ay<br />
comadre, usted sí que se casó con un buen partido,<br />
hasta parece artista <strong>de</strong> cine, <strong>de</strong> esos como los que<br />
nos gustaban a nosotras, muy varoniles: Clark<br />
Gable, Humphrey Bogart, y ese italiano tan guapo,<br />
Vittorio Gassman…. en aquella oscuridad <strong>de</strong>l cine,<br />
yo sentía que estos hombres me miraban sólo a mí.<br />
¡Qué época! Le he <strong>de</strong> confesar una cosa. Aunque<br />
han pasado tantos años, cuando miro al compadre,<br />
como que vuelvo a sentir esas cosquillitas que me<br />
provocaban los galanes <strong>de</strong> cine, no me lo tome a mal,<br />
ya sabe que ese señor suyo no tiene ojos para nadie<br />
más que para usted, y siempre tan <strong>de</strong>cente; en cambio<br />
el mío…ay comadre, si usted ya sabe la historia, al<br />
parir a mi quinto hijo, que dicho sea <strong>de</strong> paso, ya<br />
está por entrar en la universidad, el <strong>de</strong>sgraciado <strong>de</strong><br />
mi esposo se fue <strong>de</strong> la casa, y sin <strong>de</strong>jarnos ni un<br />
recado siquiera. ¿Lo recuerda? Cómo lo va a olvidar,<br />
si en cuanto me dieron <strong>de</strong> alta, usted me ayudó<br />
cuidándome a los hijos mientras el compadre me<br />
acompañaba <strong>de</strong> hospital en hospital buscándolo,<br />
y hasta la estación <strong>de</strong> policía y la cárcel visitamos<br />
para ver si lo encontrábamos. ¡Cómo le lloré! Usted<br />
siempre apoyándome, escuchando mis lamentos tal<br />
como ahora lo hace. Recuerdo muy bien que fue el<br />
compadre quien un día, sin <strong>de</strong>cir muchas palabras,<br />
me ubicó en mi realidad: “Ya estuvo bueno <strong>de</strong> llanto.<br />
Mi compadre no va a regresar con usted. Se fue. Mi<br />
esposa y yo le ayudaremos en lo que podamos”.<br />
Ay, tan buenas personas uste<strong>de</strong>s, siempre juntos, se<br />
querían tanto…por eso no puedo creer lo que me ha<br />
dicho el compadre, que usted lo <strong>de</strong>jó, que se le fue<br />
¿Por qué ha hecho eso? Bueno comadre, ya mañana<br />
me cuenta los <strong>de</strong>talles, porque ahora mi nieta acaba<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar y ya le toca la leche-.<br />
* * * * * *<br />
El silencio <strong>de</strong>ambula por la casa, sus pisadas<br />
pesan y su aroma comprime el corazón. Las palabras<br />
se han ido en busca <strong>de</strong> un recuerdo. El padre y la<br />
hija llevan horas callados alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una pequeña<br />
urna <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace una semana ocupa<br />
el centro <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong>l comedor. La madre vuelta<br />
cenizas – extraña naturaleza muerta-. Suena el<br />
teléfono. Ninguno <strong>de</strong> los dos tiene ánimo <strong>de</strong><br />
levantar el auricular. Se activa la contestadora con<br />
un mensaje que grabó la ausente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mismo día<br />
que la compraron: “Está usted hablando a casa <strong>de</strong> la<br />
familia Rubio, por favor, <strong>de</strong>je su recado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
tono…biiip”<br />
- ¿Comadre? Soy yo <strong>de</strong> nuevo, qué gusto oírla.<br />
Fíjese que ayer cuando llamé contestó su hija mayor<br />
e insistió en convencerme <strong>de</strong> que usted se fue para<br />
siempre, pero <strong>de</strong> pronto se le quebró la voz y colgó.<br />
Ya ve cómo son los hijos…y yo pensé, no pue<strong>de</strong> ser<br />
que se haya ido si su voz se oye tan clarita cuando<br />
contesta el teléfono ¿Cómo voy a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hablar<br />
con usted? Más <strong>de</strong> treinta años <strong>de</strong> llamarnos casi<br />
a diario, <strong>de</strong> compartir nuestras alegrías, nuestras<br />
penas, nuestras dudas. Ellos no entien<strong>de</strong>n. Pero no<br />
se preocupe, mientras me conteste su voz, yo voy a<br />
seguir telefoneándola. Si está en el cielo, pues <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
allá me escuchará y <strong>de</strong>jaré el recado grabado por si<br />
quiere volver a oírlo, total, ahora tiene todo el tiempo<br />
<strong>de</strong>l mundo. ¿No es así comadre?<br />
<strong>Maga</strong> REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA 105