Maga pag 1-40.indd - Universidad Tecnológica de Panamá
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vez más por Elías, <strong>de</strong>seando, más bien, que la poseyera<br />
como la noche anterior lo había hecho Raúl.<br />
Quería ahora sentir su semen por encima <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />
Raúl, como la noche anterior había querido sentir<br />
el <strong>de</strong> Raúl por encima <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Elías.(¿Qué buscaba<br />
al seguir ese extraño juego<br />
<strong>de</strong> intercambios?). Quería<br />
sentir el peso <strong>de</strong> su cuerpo<br />
mientras le abría las piernas<br />
y le <strong>de</strong>cía «encanto,<br />
ahora vas a saber lo que<br />
es bueno»; y <strong>de</strong>spués, ya<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella, la alzaba y<br />
recorría la habitación con<br />
ella enredada en la cintura,<br />
mientras la atraía y la<br />
alejaba, hasta que ella le<br />
<strong>de</strong>cía que quería estar <strong>de</strong><br />
nuevo en la cama para<br />
sentirlo sobre ella. Porque<br />
<strong>de</strong>seaba seguir siendo su<br />
víctima. De alguna manera<br />
la actriz <strong>pag</strong>ada, la muñequita prostituida. y cuando<br />
pensó esto ya no pudo más. Cerró los ojos y un par<br />
<strong>de</strong> embestidas más <strong>de</strong> Elías le hicieron tener un orgasmo<br />
maravilloso.<br />
Salió <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> Elías <strong>de</strong>seando un cigarrillo.<br />
Subió a la biblioteca y corrió las puertas <strong>de</strong> vidrio<br />
que separaban la mesa y las estanterías, <strong>de</strong> la terraza.<br />
Se apoyó en la baranda y fumó, observando a la<br />
luna, que esa noche no tenía un aspecto muy bondadoso.<br />
En realidad ¿por qué quejarse si se sentía plena?<br />
Si todas las noches <strong>de</strong> todas las mujeres fueran como<br />
las mías, pensó, se disminuiría en un ochenta por<br />
ciento el consumo <strong>de</strong> somníferos, calmantes y alcohol.<br />
Se quedó mirando el cielo. Luego hizo una<br />
reverencia. – Gracias, Venus, por haberme hecho<br />
mujer- dijo en voz alta.<br />
La estrella relam<strong>pag</strong>uea, <strong>de</strong>spués se escon<strong>de</strong>.<br />
Miranda se peina en el tocador don<strong>de</strong> tiene or<strong>de</strong>-<br />
Jaques Henry Lartigue, Paris, Florette, 1944<br />
nados por tamaño sus perfumes y cremas. Se mira y<br />
no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> cuestionarse. ¿Soy inmadura?, sí,<br />
soy inmadura. Gozo y soy inmadura. ¿Es realmente<br />
impostergable esto <strong>de</strong> la responsabilidad? ¿Qué<br />
dirías tú, mamá?, ¿estoy jugando mal? ¿Puedo quererme<br />
así a pesar <strong>de</strong> todo?,<br />
porque sabes, me quiero,<br />
sí, me quiero mucho (Miranda<br />
se acerca al espejo).<br />
Y disfruto, sí, <strong>de</strong> todo,<br />
pero más <strong>de</strong> mí.<br />
Y si me preguntas si<br />
realmente amo a Elías, te<br />
diré que sí y si luego me<br />
preguntas si amo a Raúl,<br />
también te diré que sí.<br />
Pero soy contradictoria y<br />
a veces no amo a nadie.<br />
Como ahora que soy libre<br />
<strong>de</strong> hacer muecas y estar<br />
sola conmigo y este espacio<br />
en el que sé que amaneceré<br />
sola, estirando mis brazos hasta tocar los bor<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> mi cama, felizmente vacía don<strong>de</strong> por la mañana<br />
me preguntaré: «Buenos días Miranda, ¿tuvo lindos<br />
sueños?».<br />
Le gustaba dormir con la cabeza en el lugar <strong>de</strong><br />
los pies, instintivamente creía que dormir así, con<br />
la cabeza en los pies, la educaría. Sometiéndose a<br />
algún extraño criterio <strong>de</strong> realidad, buscaba la tierra,<br />
sus orígenes. Algo que la hiciera per<strong>de</strong>r aire y ganar<br />
futuro.<br />
Esa noche Miranda soñó con un apartamento<br />
pequeño y oscuro. En un cuarto estaba su madre,<br />
en bata y <strong>de</strong>sarreglada, esperando ansiosa la hora en<br />
que llegaba su amante. El lugar estaba sucio y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado,<br />
la cocina era vieja, con una nevera que<br />
escurría herrumbre. El baño olía a orines y su hermano,<br />
aun bebé, lloraba en la cuna. Miranda también<br />
esperaba la llegada <strong>de</strong>l amante <strong>de</strong> su madre. Era<br />
el único momento <strong>de</strong>l día en que su madre se vestía<br />
<strong>Maga</strong> REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA 67