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Premio Nobel <strong>de</strong> literatura 2004 es otorgado<br />
a la austriaca Elfrie<strong>de</strong> Jelinek por<br />
el flujo musical <strong>de</strong> voces y contravoces<br />
en novelas y piezas teatrales, las cuales,<br />
con su singular pasión por el lenguaje,<br />
<strong>de</strong>svelan lo absurdo y el po<strong>de</strong>r forzoso<br />
<strong>de</strong> los clichés sociales”. Por muy acertada<br />
que sea esta alusión a la musicalidad<br />
<strong>de</strong> su lenguaje, la escritora que como fille<br />
terrible comenzó a escribir en la década<br />
<strong>de</strong> 1970, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el espíritu <strong>de</strong> un agresivo<br />
pop art, ha sido mucho tiempo, a <strong>de</strong>cir<br />
verdad hasta su distinción con el Nobel<br />
en diciembre (ceremonia a la que la autora<br />
no compareció por razones <strong>de</strong> salud),<br />
una artista muy controvertida, y ha tenido<br />
que soportar mucha incomprensión,<br />
muchos gestos <strong>de</strong> <strong>de</strong>saprobación y<br />
mucha ignorancia en el transcurso <strong>de</strong> su<br />
incesante carrera.<br />
Nacida el 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1946 en<br />
Murzzuschlag, en la región <strong>de</strong> Estiria,<br />
Elfrie<strong>de</strong> Jelinek creció en Viena junto a<br />
una madre cuya ambición implacable ha<br />
pasado a formar parte <strong>de</strong> su literatura. Y<br />
aun Jelinek vivió con ella bajo un mismo<br />
techo hasta que falleció, jamás ha tenido<br />
pelos en la lengua para <strong>de</strong>scribir esa relación<br />
opresiva madre la “adiestró” como<br />
una niña prodigio. Des<strong>de</strong> temprana<br />
edad la Jelinek comenzó a recibir clases<br />
<strong>de</strong> todo tipo: <strong>de</strong> ballet, <strong>de</strong> órgano y <strong>de</strong><br />
violín. Al terminar el bachillerato en la<br />
escuela <strong>de</strong> un convento, a la que pue<strong>de</strong><br />
atribuirse su aversión hacia los hipócritas<br />
representantes <strong>de</strong> la Iglesia católica,<br />
Jelinek estudió piano y composición en<br />
Conservatorio <strong>de</strong> Viena.<br />
Su novela tal vez más conocida, La<br />
pianista (1983), llevada al cine por Michael<br />
Haneke con Isabelle Huppert en el<br />
papel protagónico atribuía la masoquista<br />
<strong>de</strong>formación sentimental <strong>de</strong> la profesora<br />
<strong>de</strong> piano vienesa Erika Kohut (una mujer<br />
que al final termina automutilándose)<br />
a la agobiante y posesiva energía <strong>de</strong><br />
una madre dominante. Allí, en el estilo<br />
cortante, casi en stacatto, <strong>de</strong> la Jelinek, se<br />
dice: “1a madre lo quiere todo más tar<strong>de</strong>.<br />
Nada quiere <strong>de</strong> inmediato. Pera a la niña<br />
quiere tenerla siempre. Y siempre quiere<br />
saber dón<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> localizarla, en caso <strong>de</strong><br />
emergencia, si a la madre le amenaza un<br />
infarto”.<br />
A menudo se ha dicho que Elfrie<strong>de</strong><br />
Jelinek es una escritora feminista. Nada<br />
118 <strong>Maga</strong> REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA<br />
más ajeno a la verdad. En su obra, no son<br />
solamente hombres los arrastrados por el<br />
torbellino <strong>de</strong> una estética <strong>de</strong> la fealdad,<br />
sino también las mujeres; amantes, madres<br />
e hijas en igual medida. Piénsese, si<br />
no, en las novelas experimentales wir sind<br />
lockvögel, baby! (¡Somos señuelos, nena!),<br />
<strong>de</strong> 1970, o en Las amantes, <strong>de</strong> 1975 escritas<br />
entonces todavía en minúsculas<br />
(algo contrario a la norma <strong>de</strong> la lengua<br />
alemana <strong>de</strong> escribir todos los sustantivos<br />
en mayúsculas), piénsese, también, en<br />
una fulminante novela policíaca juvenil<br />
que emprendía contra la pequeña burguesía<br />
austriaca, Die Ausgespen (Los <strong>de</strong>sahuciados),<br />
<strong>de</strong> 1980, la cual nos remite<br />
permanentemente a la herencia nacionalsocialista;<br />
o en la comiquísima pieza<br />
teatral Krankheit o<strong>de</strong>r mo<strong>de</strong>rne Frauen<br />
(Enfermedad o mujeres mo<strong>de</strong>rnas), <strong>de</strong><br />
1987, en la que un ser humano <strong>de</strong> sexo<br />
femenino da a luz una plancha. En toda<br />
estas obras, las mujeres son seres estúpidos<br />
o malvados sin remedio. Son cómplices<br />
tácitos que ni siquiera se cohíben ante<br />
el asesinato.<br />
La autora, a la que le gusta inmiscuirse<br />
rompiendo las reglas <strong>de</strong>l juego (Disculpe,<br />
el error es mío), jamás se i<strong>de</strong>ntifica, sino<br />
que se muestra fría como el hielo. De hecho,<br />
su tono apremiante -cáustico, ágil-<br />
no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrarse sin las pulsaciones<br />
<strong>de</strong> la música. Jelinek es tan celebrada<strong>de</strong>testada<br />
por su tratamiento lúdico <strong>de</strong>l<br />
lenguaje, su distorsión <strong>de</strong> las palabras y<br />
sus retruécanos como lo es por esa diferencia<br />
<strong>de</strong> géneros notoriamente malinterpretada<br />
y presumiblemente insuperable;<br />
una diferencia <strong>de</strong> géneros que a el/a,<br />
estudiosa <strong>de</strong>l psicoanálisis, le incumbe<br />
más <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista teórico que<br />
moral. En todo caso, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que<br />
cualquier lectura “<strong>de</strong>l contenido” interesada<br />
en buscar una consistencia psicológica<br />
fracasaría <strong>de</strong> manera estrepitosa ante<br />
esta autora. El mejor ejemplo <strong>de</strong> el/o nos<br />
lo ha dado el renombrado crítico literario<br />
Marcel Reich-Ranicki, quien en !uno<br />
<strong>de</strong> sus primeros programas televisivos<br />
<strong>de</strong> “El cuarteto literario” se acaloraba a<br />
causa <strong>de</strong> la novela Placer. Según Ranicki,<br />
en esta obra <strong>de</strong> Jelinek la unión <strong>de</strong><br />
hombre y mujer suena como si “se introdujese<br />
un lápiz en un estuche <strong>de</strong> plumas”.<br />
Ranicki echaba <strong>de</strong> menos en esta<br />
obra los sentimientos, tan importantes a<br />
su parecer para representar el amor, pero<br />
ignoraba, a su vez, que Jelinek, en todo<br />
su quehacer literario y dramático, escribe<br />
precisamente contra todo sentimiento,<br />
lcantra el amor, contra la naturaleza<br />
(que no existe). Uno <strong>de</strong> sus títulos, Oh<br />
Wildnis, oh Schutz vor íhr (Oh, vida<br />
salvaje; oh, protección ante ella), es<br />
un programa en su obra.<br />
El tema <strong>de</strong> Jelinek no es la opresión<br />
<strong>de</strong> la mujer por parte <strong>de</strong>l hombre, sino<br />
el vacío <strong>de</strong> sentimientos, el automatismo<br />
<strong>de</strong> la carne. Es justamente en la representación<br />
<strong>de</strong> la sexualidad don<strong>de</strong> la<br />
Jelinek se revela como una here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l<br />
Marqués <strong>de</strong> Sa<strong>de</strong>. Por otra parte, esta<br />
cultísima autora, que en la vida es capaz<br />
<strong>de</strong> sentir admiración auténtica, ama a<br />
Robert Walser, a Thomas Bernhard y a<br />
Peter Handke. Pero también ha heredado<br />
algo <strong>de</strong> su compatriota ‘ngeborg Bachmann:<br />
la última novela publicada por<br />
Jelinek, Deseo (2000), termina con una<br />
cita tomada <strong>de</strong> la novela Malina, <strong>de</strong> la<br />
Bachmann: “Fue un asesinato”. Son las<br />
enfermeda<strong>de</strong>s mortales (no solamente<br />
femeninas) las que cautivan a E/frie<strong>de</strong><br />
Jelinek. También la libido extenuada <strong>de</strong><br />
la esposa <strong>de</strong> un industrial, que es poseída<br />
alternadamente por su marido y por su<br />
amante, es una enfermedad que conduce<br />
a la muerte. Con ello, Jelinek no sólo ha<br />
sacado <strong>de</strong> quicio a algún que otro lector,<br />
también ha puesto a rabiar a algunos no<br />
lectores.<br />
A pesar <strong>de</strong> su elevado grado <strong>de</strong> abstracción,<br />
el libro se convirtió en un éxito<br />
<strong>de</strong> ventas. Cuando apareció Placer en<br />
1989, poco antes <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong>l Muro<br />
<strong>de</strong> Berlín, mientras predominaba todavía<br />
el antiguo or<strong>de</strong>n mundial, el arte <strong>de</strong><br />
Elfrie<strong>de</strong> Jelinek para salir a escena como<br />
figura pública se encontraba en su punto<br />
culminante. Presentada como una diva,<br />
la autora <strong>de</strong>claró que había pretendido<br />
escribir un “libro pornográfico femenino’:<br />
pero que había “fracasado” en el intento.<br />
Por suerte, las sentencias más bien<br />
moralistas <strong>de</strong> la misantrópica Jelinek no<br />
forman tanto parte <strong>de</strong> su obra literaria<br />
como <strong>de</strong>l lado mediático <strong>de</strong> su existencia.<br />
y es que no cabe duda <strong>de</strong> que esta autora<br />
es un fenómeno mediático. En una<br />
ocasión en que <strong>de</strong>bía participar en un <strong>de</strong>bate<br />
sobre el placer en el club “Docks” <strong>de</strong><br />
Hamburgo, hizo esperar a sus a<strong>de</strong>ptos, a