Memorias de allá, del frío Roald Amundsen con su vestimenta de abrigo (30 kg de peso) Crónicas de un uruguayo en la Antártida Comandante Byrd Descubrimiento del Polo Sur. Amundsen y su equipo. 24 El buque “Fram” de la expedición de Amundsen Campamento base de la expedición de Amundsen
V EL <strong>DE</strong>SCUBRIMIENTO Y EXPLORACIÓN 25 Dr. Osvaldo González Contrera Después de rezar unas oraciones, sepultamos a nuestros tres compañeros en aquel mismo lugar, sin sacarlos de sus sacos de dormir y cubriéndolos con la lona de la tienda. La labor de nuestros exploradores no habría sido seguramente infructuosa” Cherry-Garrard, biólogo 12 de noviembre de 1912 Es de suponer que los primeros que llegaron a la Antártida lo hicieron luego del descubrimiento de América; seguramente algún galeón español del siglo XVI, extraviado en las terribles tormentas de la zona, tratando de navegar el Estrecho de Magallanes y que sin desearlo, terminaría atravesando los mil kilómetros de ancho que tiene el Estrecho de Drake, para encontrarse con alguno de los archipiélagos antárticos (ciertamente mucho antes que todo esto fuera descubierto, bautizado y en muchas ocasiones, reclamado como territorio colonial de alguna monarquía europea ) Recordemos que en esa época, los territorios desconocidos y más aún, en los extremos del mundo, provocaban terror en los marinos, gente muy supersticiosa con una gran imaginación acerca de lo que podría encontrar en esas aguas heladas y nunca exploradas. El primer registro escrito que existe, es de la época en que Francis Drake, el pirata que dio nombre al Mar entre América y la Antártida, navegó por ahí en 1578. En 1587 el cartógrafo Ortelio presentó un mapa de la Terra Australis. A partir del 1600 la exploración antártica se hizo cosa común El anuncio del descubrimiento de una tierra “que era alta y montañosa como el país de Noruega”, lo hizo el contramaestre holandés del Buena Nueva, (nave que había sido capturada a la Marina holandesa, por la armada española), atribuyendo esta hazaña a la Marina de su propio país. Entre 1773 y 1775 el inglés James Cook circunnavegó la Antártida; en esos dos años, llegó más allá de los 71º de latitud sur, pero sin divisar el continente helado. Por un momento, imagínense un barco a vela, marinos con comida racionada y agua en barricas, frío, vestimentas rudimentarias, las dificultades de la navegación por el congelamiento del mar en invierno y los témpanos en verano, todo eso durante dos años, sin contacto alguno con la civilización– ¡y sin llegar a ver el continente!- La banquisa de hielo que rodea el continente antártico durante el invierno austral, fue la gran barrera que impidió a Cook que pudiera llegar más al sur, aunque tuvo la certeza de que había tierra firme. Su razonamiento se basó en la gran cantidad de témpanos y trozos de hielo que flotaban alrededor de su embarcación, clara señal que en algún lugar no muy lejano tendría que existir esa tierra firme donde se formaran estas masas de hielo. Que James Cook haya podido realizar una expedición de dos años de duración, se debió al rigor con que la preparó: la calidad de las embarcaciones, el entrenamiento de los hombres que viajaban como tripulantes y la preocupación por llevar alimentos variados, como jugos de frutas y verduras abundantes, para evitar el escorbuto, terrible flagelo de los marinos de la época, que enfermaban por carencia de vitamina C en las largas travesías. Aparentemente, en esa extensa expedición circumpolar, el Comandante Cook sólo perdió un marino y por causas naturales. Claro, según la bitácora de a bordo, quien se negara a comer la ración, era castigado. Dotación 1990